Hay fuego en el agua. San Juan vio el nacimiento del navegante Rex Calderón, que desde sus 8 años ilumina las olas con su paso de llamas. “Es agresivo, y cuando compite, todas las personas se emocionan”, relatan sus amigos.
Ayer perdió la oportunidad de continuar en la lucha, las olas no le ayudaron, el mar lo desconoció. Rex está triste hoy, pero sus antecedentes lo convierten en el más destacado surfista del país.
Siempre que ha habido este deporte a nivel mundial, las esperanzas de una nación joven recaen en las habilidades de Rex. Él es la continuidad de una generación de peces en el agua, iniciada por sus tíos y transmitida cuando infante.
Calderón tuvo la suerte de competir en Hawaii, donde el surf es el Super Bowl de ese país y las personas lo viven como la Copa Mundial de Futbol. No ganó, pero fue finalista, un logro que no olvida a sus 23 años de edad.
“Aquí hay mucho talento. Hoy (ayer) no fue mi día y sé que a todo el equipo nos afectó la experiencia de los rivales, pero seguiremos adelante”, indicó Calderón.
Ahora su vida depende de este deporte, que no tiene mucho auge en Nicaragua, pero con estos últimos torneos se ha establecido el cimiento del futuro. Lo irónico es que con playas aptas para el surf, el país posee un equipo lleno de inocencia.
A Calderón le gustaría conocer Indonesia y Sumatra, admira a Kelly Slater, considerado para el nica como el mejor del mundo y además, Rex no cesa su lucha por llegar a la cumbre y mantenerse, como fue cuando consiguió el título centroamericano.
La playa Popoyo no fue suya, la marea se llevó su suerte, pero ahí está a su joven edad con capacidad natural para el progreso.