El cardenal Leopoldo José Brenes dejó claro este domingo que en Managua los daños ocasionados por las lluvias no son un asunto de la naturaleza sino una consecuencia de la negligencia humana, que se evidencia en la tala indiscriminada de árboles y en la mala costumbre de botar basura en las calles y en los cauces.
“A veces el Señor es exagerado: nosotros le pedimos lluvia y nos manda aluviones. Pero también depende mucho de nosotros; creo que el despale que se ha hecho sobre los alrededores de la ciudad de Managua está trayendo sus consecuencias; también el descuido que tenemos de tirar la basura en los cauces. Yo miraba las palas mecánicas sacando lodo, sacando basura y de repente otra vez el cauce está lleno, entonces esto también es una cuestión de cultura”, dijo el cardenal.
Y es que este es un asunto que se extiende desde las principales arterias de la capital hasta los barrios más olvidados. “Hay mucha gente cochina que pasa el camión y no saca la basura, o si llueve echan el poco de basural que se va en las corrientes”, afirma Martha Velásquez, habitante del barrio Quinta Nina, un sector con una letanía de inundaciones agravadas por su cercanía al Lago Xolotlán.
Allí con pala en mano Velásquez recoge los desperdicios que aparecen en la esquina frente a su casa. Unos que dejan otras personas y que son regados por los animales o espulgados por aquellos que buscan botellas para rescatarlas de la basura.
“En los barrios si realmente nosotros el pedacito que concierne al frente de nuestros hogares lo limpiáramos, no existiera el lodazal, el basurero”, señala Walter Espinoza, concejal de la Alcaldía de Managua.
Según Espinoza, ante la poca presencia de las cuadrillas de limpieza de la comuna capitalina en ciertos barrios, recae en la población la responsabilidad de recoger los desperdicios de las cunetas para evitar que los mismos sean arrastrados por las corrientes, se atasquen en las alcantarillas o se queden en el fondo de los cauces.
LLAMADO A LA ALCALDÍA Y A LA FELIGRESÍA
El cardenal Leopoldo José Brenes también aprovechó la misa para señalar el daño que sufrieron algunas obras que la Alcaldía de Managua ejecutaba en el invierno. “Viene la lluvia y desbarata el trabajo, todo lo invertido allí se acaba, entonces hay que hacer todos esos trabajos en verano y en el invierno tomar otras medidas”, dijo el cardenal Brenes.
Horas antes, el rector de la Catedral Metropolitana de Managua, Julio de los Santos Dávila, llamó a la feligresía a solidarizarse con los afectados por los aguaceros. “Es un llamado a aquellos que pueden con sus recursos ayudar a estas familias para que ellos vivan dignamente en un lugar adecuado o (puedan) recuperar lo que han perdido a consecuencia de las inundaciones”, demandó el sacerdote, quien señaló que Managua “siempre es vulnerable a las corrientes”.
En el 2013 el Concejo Municipal aprobó la Ordenanza Municipal de Daños y multas ambientales en el municipio de Managua, que tenía por objeto “normar, controlar y sancionar todas aquellas conductas de las personas que generen cualquier tipo de contaminación ambiental, causando deterioro al ornato, la higiene y salud de la población en el municipio de Managua”.
A dos años de su entrada en vigencia se desconoce a ciencia cierta cuál ha sido el impacto de esta normativa y de las multas que serían aplicadas a quienes contaminaran de distintas formas la capital. La ordenanza surgió como instrumento y complemento de la campaña “Vivir Bonito” que se lanzó en febrero de ese mismo año.
(Con colaboración de Elizabeth Romero).
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