La corrupción electoral está a la orden del día desde hace más de 18 años, como que se tratase de los muy comunes accidentes de tránsito en el país, tan habitual que es parte del pan de cada cinco años que los nicaragüenses deben tragarse a la fuerza en cada una de las elecciones presidenciales, y no vayan a olvidarse de las municipales también.
Sí, tragarse a la fuerza, porque a los poderosos de este país les conviene tener a un arlequín como presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), para beneficios personales. El juego es simple, el señor Rivas concuerda dentro de los planes de corrupción, es una pieza clave en ese lodazal al que los políticos, igual de corruptos que él, llaman transparencia.
No cabe duda que el perfil de Rivas encaja con la farsa de elecciones justas, ya que es un monigote manejable a cambio de unos millones de dólares, obtenidos con dudosa procedencia del Estado de Nicaragua, es decir, de todos los nicaragüenses.
Si todavía hay duda de que Rivas Reyes carece de credibilidad acerca de la procedencia de sus bienes, existe una serie de investigaciones que el periodista Luis Galeano realizó junto a otro corresponsal que para ese entonces trabajaban en El Nuevo Diario, esa investigación está compilada en el libro del IV Certamen a la Excelencia del Periodismo María José Bravo.
Ese dato es una referencia de la corrupción dentro del CSE, así mismo leer esa investigación sirve para recordar que Nicaragua, a pesar de las denuncias serias que se han hecho, aún está siendo dirigida por abusadores del poder.
Paradójica la misión del CSE publicada en su página web y cito textualmente para que no hayan malos entendidos y tampoco me acusen de tergiversar algo de lo que el mismo Roberto Rivas ha tomado por burla.
Misión: Organizar, dirigir y supervisar las elecciones, plebiscitos y referendos de acuerdo con la Constitución Política de la República de Nicaragua, la Ley Electoral y Resoluciones dictadas por el Pleno del Consejo Supremo Electoral, garantizando transparente y eficientemente el ejercicio del derecho al voto de manera justa y competitiva.
Estoy segura que Rivas en el fondo se mofa de tal transparencia que es solo una palabra adornando visiblemente la “democracia” en Nicaragua. Con la misma intensidad con la que él quizás se divierte con esa broma privada, a mí me repugna que siga siendo parte del Poder Electoral.
Finalmente, se preguntarán y ¿qué hago yo para no quedarme de brazos cruzados? Estoy tomando conciencia de la importancia de mi juventud, de que puedo ser generadora de cambios en mi entorno, a través de un escrito, de un debate abierto en donde haya respeto, manifestándome libremente en contra de lo que no es justo a mi parecer.
Porque si ustedes reciben un mal servicio en un lugar en el que están pagando, ¿no se van a quejar? De igual forma pasa con el CSE, a través de nuestros impuestos pagamos el salario de Roberto Rivas Reyes y de los funcionarios que laboran ahí, por lo tanto es nuestro derecho y deber protestar, rechazar los malos servicios que se nos da a los nicaragüenses.
Si hay corrupción es porque no hemos tenido el ímpetu de levantarnos juntos como una sola nación en contra de lo que está mal en este país.
¿Cuánto tiempo ha estado Rivas Reyes en el CSE? ¿Cuánto tiempo seguirá ahí si ni ustedes ni yo hacemos algo?
La autora es miembro del Movimiento Democrático Nicaragüense y estudiante de III año de comunicación social de la Universidad Centroamericana (UCA).
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A