El establecimiento de sistemas de alerta temprana que permita a los agricultores —con días o semanas de antelación— conocer cómo se comportará el clima para poder ejecutar acciones concretas, es una de las opciones que tiene el sector productivo para adaptar su actividad a las nuevas condiciones climáticas.
“Esto es imprescindible… Tenemos que ser capaces de llevar esta información al productor para que él pueda desarrollar acciones concretas de adaptación (de sus cultivos)… Obviamente para poder llevar esa información al productor el Gobierno también tiene que estar involucrado”, explica Jaime Ribalaygua Batalla, de la Fundación para la Investigación del Clima (FIC).
La FIC, con sede en España, plantea que los sistemas de alerta temprana deben incluir: análisis de necesidades por comunidad, sistemas de gestión y programas informáticos para pronosticar las condiciones meteorológicas, traducción de la información meteorológica a las necesidades de cada cultivo, integrar todo en un Sistema de Información Geográfica (SIG) y fortalecimiento de capacidades de los productores.
“Este es un proyecto que tenemos planteado en algunos países de la región, incluido Nicaragua… hablamos de un presupuesto de medio millón de euros para desarrollar el sistema y dejarlo funcionando en un primer país”, dice Ribalaygua.
El uso de este sistema junto a la implementación de buenas prácticas y el acceso a la asistencia técnica, además de adaptación, garantizan también el incremento de la productividad. Lo que ocurre es que esto requiere inversión y muchos productores, especialmente los pequeños y medianos, carecen de ellos, dice Salvador Castillo, presidente de la Federación de Asociación Ganadera de Nicaragua (Faganic).
Ribalaygua junto con representantes de organizaciones de Estados Unidos, Costa Rica, Francia y Nicaragua intercambiaron experiencias, tecnologías validadas e información sobre la adaptación de la agricultura y la ganadería al cambio climático, durante el Foro Nacional del Cambio Climático, financiado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Unión Europea.
Existen
Para el representante del IICA, Mario Aldana, en el país ya se aplica un sinfín de medidas de adaptación de los cultivos, de buenas prácticas agrícolas y de protección de los recursos (agua y tierra) y lo que se necesita es masificar su aplicación.
“El tema es cómo entrarles, cómo adaptarlas y cómo divulgarlas”, para que su uso se generalice, agrega.
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