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De los amores, muerte y poder

Considerado como uno de los escritores más representativos de los años setenta, José Anastasio Salvador Lovo Téllez ha contribuido con su poesía y crítica literaria a enriquecer significativamente la literatura nicaragüense del siglo XX.

Considerado como uno de los escritores más representativos de los años setenta, José Anastasio Salvador Lovo Téllez ha contribuido con su poesía y crítica literaria a enriquecer significativamente la literatura nicaragüense del siglo XX.

Mitopoiesis y Sonatas del Poder, dos de sus obras claves son celebradas por los escritores Erwin Silva y Álvaro Gutiérrez como su “aporte experimental de su literatura que se distanció del exteriorismo de Ernesto Cardenal”.

Durante su estancia en Chile, Lovo estudió literatura hispanoamericana y se relacionó con poetas mayores y jóvenes, experiencias que lo encaminaron hacia una “experimentación lingüística culta, de neologismos y otros ritmos no rubendarianos, cardenalianos o carlosmartineanos”, valoró Silva.

Luego agregó: “Conocí a Lovo cuando ganó un premio internacional en España por Mitopoiesis; y cuando junto a otros poetas jóvenes fundaron la revista literaria etcétera”.

“Escuela mitopoyética”

En unos de sus escritos valorativos, Lovo dice que sus experiencias literarias junto a Silva fueron base para fundar la “escuela mitopoyética”: una suerte de neobarroco que les permitió liberarse de las primeras influencias y les hizo sentirse “hijos de Darío, y nietos de Luis de Góngora”.

Lovo también se enorgullece de haber sido seleccionado como el único escritor extranjero entre más de trescientos para un taller literario que impartió el chileno Enrique Linh; y de ser compañero de Raúl Zurita, Hernán Castellanos, Pablo Longone, entre otros.

Así de contar con maestros en literatura como Antonio Skármeta, Ariel Dorfman, Luis Waisman y Nicanor Parra, con este último participó en un seminario sobre Rubén Darío y lo menos que se habló fue de Darío porque Parra se dedicó a hablar de la antipoesía.

También se relacionó con jóvenes de la Sociedad de Escritores de Chile, donde se desarrollaron conversaciones y debates críticos sobre lingüística estructural y semiótica.

Este ambiente cultural y político de Chile fue motivador para Lovo, porque le abrió nuevas visiones sobre la poesía, ensayo y el poder.

Su resultado: años posteriores, publica Sonata del poder, el cual viene a ser un hito por su “manejo increíble del discurso poético sobre las redes del poder político y su lenguaje novedoso”, dice Silva.

Otro trabajo, pero de poesía y crítica, es Soles de eternos días: paradigmas textuales de la poesía nicaragüense del siglo XX, trabajado con Silva; en él se analiza la versificación de Carlos Martínez Rivas, Ernesto Mejía Sánchez y Ana Ilse Gómez, entre otros.

Novela

Sobre la única novela La mujer que olvidó el amor, Lovo sostiene que es otra visión crítica sobre el poder. “No es ningún manifiesto, pero sí una lectura radiográfica del poder, sus manías, sus pulsiones y sus crímenes”, expresa el escritor.

Para el poeta de su generación Álvaro Gutiérrez, esta novela viene a constituir una “novedad y curiosidad literaria en la que Lovo los incluyó como personajes.

Los protagonistas de esta historia de amor en tiempos de guerra son un poeta y una agente de la seguridad del Estado.

 

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