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Los pobres son un rico mercado

Margarita Córdoba tiene 39 años y es madre de ocho. Reside en Bluefields, Región Autónoma del Caribe Sur. Ahí creció reciclando junto con su padre en un basurero a cielo abierto, lo que le permitía a la familia un ingreso diario de un dólar.

Margarita Córdoba tiene 39 años y es madre de ocho. Reside en Bluefields, Región Autónoma del Caribe Sur. Ahí creció reciclando junto con su padre en un basurero a cielo abierto, lo que le permitía a la familia un ingreso diario de un dólar. Tras varios años dedicándose a ese trabajo, en 2012 decidió junto con otras veinte mujeres conformar la cooperativa de reciclaje Luz de Futuro, que hoy preside. El plástico, metal y papel que reciclan lo venden a distintas compañías en Managua, y además ella junto con sus hijos pican piedras para elevar sus ingresos.

Eso le ha permitido a Margarita aumentar sus ingresos de un dólar a cinco dólares diarios y por eso todos los niños van a la escuela. Su hija mayor pronto se graduará de la secundaria, quiere ir a la universidad. Además Margarita y sus socias planean expandir los puntos de recolección de reciclaje y realizar artesanías utilizando los productos reciclados.

Este es uno de los relatos que recoge el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su estudio Un mercado creciente de 750,000 millones de dólares, para demostrar que la base de la pirámide —integrada por las personas que viven con igual o menos de diez dólares al día— de América Latina y el Caribe ha mejorado su posición económica en un lapso de diez años, lo que representa una oportunidad para los emprendedores y empresarios.

“Hoy en día este segmento de la población de América Latina y el Caribe es más urbano, está más conectado y cuenta con más educación. La mayoría de las personas de este segmento ha notado un aumento en su poder adquisitivo y está más cerca que nunca de unirse a la clase media”, resalta el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, en el prólogo del estudio.

Esa realidad, según Moreno, “presenta una oportunidad inmensa para los negocios interesados en atender a dichos consumidores, para los gobiernos que reconocen su potencial para estimular el crecimiento económico, para los inversores visionarios, para los emprendedores que buscan abordar problemas económicos y sociales urgentes…”.

Los números hablan por sí solos. Son 405 millones de latinoamericanos los que conforman la Base de la Pirámide (BDP), compuesta por dos segmentos: el pobre, que son los que sobreviven con hasta cuatro dólares al día y los vulnerables que viven con entre cuatro y diez dólares diarios, medido en paridad de poder adquisitivo (PPA) de 2005.

ANALFABETISMO

Entre el 2000 y 2010, según el estudio que recoge información de encuestas nacionales de ingreso y gasto del hogar de 19 países que integran el 98 por ciento de la población en la región, el ingreso anual per cápita de los 405 millones de latinoamericanos aumentó dos por ciento por año y “se espera que esta tendencia de crecimiento en la región continúe en el mediano plazo, aun cuando cada vez más hogares de la BDP están pasando a la clase media”.

Y si bien se prevé que para el 2020 la población de bajos ingresos en la región se reduzca seis por ciento, se proyecta que en promedio los ingresos anuales de los que se queden en la BDP crezcan un diez por ciento, pasando de 1,873 a 2,057 dólares.

En el 2000, los latinoamericanos que se encontraban en la Base de la Pirámide movían 623,000 millones de dólares en bienes y servicios, cuyo saldo se elevó 22 por ciento al final de 2010, principalmente por una mejora en los ingresos de los que viven con entre cuatro y diez dólares. Esa mejora se vio influenciada por la emigración de personas pobres al segundo eslabón de la pirámide.

UN MERCADO DE OPORTUNIDAD

Pero, ¿cómo ha incidido esa mejora en los negocios de las empresas? El informe señala que la gran mayoría de estos hogares cuenta con acceso a electricidad (noventa por ciento) y agua corriente (87 por ciento), entonces “el creciente acceso a servicios públicos básicos se tradujo en un aumento en compras de electrodomésticos entre los años 2000 y 2010, tales como televisores (17 por ciento) y refrigeradores (18 por ciento)”.

Eso refleja que ese segmento poblacional “constituye un nicho único para el impacto social, nuevos clientes e innovación”, resalta el estudio, y añade: “Las empresas pueden generar retornos y al mismo tiempo marcar una diferencia en la vida de las personas al ofrecerles bienes y servicios tradicionalmente inaccesibles”.

Además las empresas y nuevos negocios pueden “formular soluciones de negocios que satisfagan las necesidades básicas de los clientes de la BDP (como lo son la comida, el agua potable, el saneamiento, la electricidad y la atención de la salud), así como que mejoren su productividad y calidad de vida a través de servicios financieros, tecnologías de la información y la comunicación y educación”.

El BID señala que “las empresas que logren fidelizar a los clientes del segmento, se beneficiarán de la mejora de su desarrollo económico”. Otra de las razones de por qué las empresas y emprendedoras deben apostar por la BDP es porque sus patrones de consumo cada vez se parecen a los de la clase media y mejor aún, porque el nivel de formación educativa ha mejorado respecto a principio del siglo. “El promedio de años escolares de los jefes de hogares de la BDP de la región aumentó de 5.8 años en 2000 a siete años en 2010, o sea, un aumento de más de un año de educación en tan solo una década”, precisa.

Ahora gastan en tecnología

Si bien los 405 millones de latinoamericanos gastan una buena parte de sus ingresos en comida (27.5 por ciento), el resto lo están usando para satisfacer necesidades que van desde la vivienda y el transporte hasta el entretenimiento y la educación.

Muestra de ello, según el BID, entre 2000 y 2010 se incrementaron todas las categorías de gasto de este segmento poblacional. “Si se analizan las categorías de gasto por separado, se ve que en el año 2010 la BDP de América Latina y el Caribe gastó relativamente menos en productos de primera necesidad y servicios básicos y más en bienes y servicios discrecionales que en la década anterior, incluidos tecnologías de la información y la comunicación y servicios alimentarios”, resalta.

De hecho el estudio señala que “a medida que aumentan los ingresos de las personas, los sectores discrecionales (entretenimiento, tecnología y otros) muestran un aumento proporcionalmente mayor en términos de gastos totales que otros sectores”.

Esa tendencia es una oportunidad para que las empresas puedan producir productos de marca reconocidos a precios más asequibles, y si estos ya están en el mercado “se les puede dar un valor agregado al añadir funcionalidades que cumplan con las necesidades de la población”.

Y para los emprendedores, el BID señala que si la región está dispuesta a probar nuevas marcas y productos que ofrecen una mejor propuesta de valor, “las empresas pueden penetrar el mercado mediante la creación de nuevos productos que satisfagan las necesidades de la BDP, pero sean fieles a la importancia que el consumidor de la BDP asigna al valor del producto”.

OPORTUNIDAD PARA EL MERCADO FINANCIERO

También el sector financiero tiene la oportunidad de obtener rédito de la población que integra la Base de la Pirámide de América Latina y el Caribe. Según el estudio del organismo, este segmento poblacional gasta 1.5 por ciento de sus ingresos en servicios financieros.

El mercado informal está compuesto por prestamistas, asociaciones de crédito y de ahorro, casas de empeño, tiendas y pequeñas redes de familias y amigos.

“Los consumidores de la BDP de la región se muestran reacios a acudir a bancos o instituciones financieras para pedir préstamos o abrir cajas de ahorro. Creen que pueden llegar a ser estafados o se sienten vulnerables, ya que muchos de ellos tienen dificultades para comprender los términos legales”, precisa el BID.

En Nicaragua un bajo porcentaje de la población  pobre tiene acceso a los servicios financieros, principalmente bancarios. LA PRENSA/ ARCHIVO
En Nicaragua un bajo porcentaje de la población pobre tiene acceso a los servicios financieros, principalmente bancarios.
LA PRENSA/ ARCHIVO

Es por esa razón que los consumidores de la región no tienen historial crediticio, no cuentan con una fuente de ingresos formal o estable, no tienen títulos de propiedad u otros activos y en algunos casos no poseen documentos que demuestren su identidad. De ahí, la oportunidad para que se desarrollen nuevos canales de distribución de servicios financieros para llegar a la base de la pirámide, puntualiza.

El mercado nica

Según el estudio del BID, en Nicaragua las empresas y emprendedores tienen la oportunidad de hacer negocios en una Base de la Pirámide que en 2010 se ubicó en 4.6 millones de personas, tras reducirse 15 por ciento desde 2000.

En su conjunto, la población nicaragüense que pertenece a ese segmento mueve anualmente 7,600 millones de dólares, 27 por ciento más que a principio de la década.

Los pobres, es decir los que viven con menos de cuatro dólares al día, pasaron de ser una economía de 2,600 millones de dólares en 2000 a 3,100 millones de dólares anuales. En tanto, los que viven con entre cuatro y diez dólares pasaron de 3,400 millones de dólares a 4,500 millones de dólares en el periodo de referencia.

Al igual que el resto de América Latina y el Caribe, la BDP de Nicaragua ha sufrido cambios en su patrón de consumo.

Boletin Economía mercado pobres archivo

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COMENTARIOS

  1. Camilo Fernandez Gurdian
    Hace 9 años

    Primera vez que recibo este correo, me párese muy bueno.
    estoy horrorizado de la actuación de la policía Nacional.
    Sera Nacional…?

  2. orlan
    Hace 9 años

    Claro, que los pobres somo blanco de los buitres, no tenemos a donde ir, por todos ladas nos sangran, por eso cada dia somos mas y mejores pobres. Albalagartos nos esta deborando.

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