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Don Alfredo es una vieja gloria del deporte nacional. En sus mejores tiempos fue conocido con el sobrenombre de “Relampaguito” por su veloces jugadas en el equipo Diriangén. LA PRENSA/M.GARCÍA

El cacique mayor del Diriangén

A sus 97 años, don Alfredo José Mendieta Gutiérrez ya habla bajito, camina lento y tiene problemas en uno de sus oídos, pero su memoria es envidiable. Recuerda cada detalle y tiene una lucidez impresionante al conversar. Rememora como si fuera ayer que entre 1941 y 1945, junto con los demás colegas de su equipo, logró llevar al Diriangén a coronarse como pentacampeón de la liga.

A sus 97 años, don Alfredo José Mendieta Gutiérrez ya habla bajito, camina lento y tiene problemas en uno de sus oídos, pero su memoria es envidiable. Recuerda cada detalle y tiene una lucidez impresionante al conversar. Rememora como si fuera ayer que entre 1941 y 1945, junto con los demás colegas de su equipo, logró llevar al Diriangén a coronarse como pentacampeón de la liga.

Recientemente la directiva de los Caciques del Diriangén decidió rendirle homenaje y el pasado 24 de mayo en la semifinal del torneo de clausura ante el Walter Ferretti, le entregó un emotivo reconocimiento ante toda la afición. El alcalde sandinista de Diriamba, Fernando Baltodano, junto con el diputado del Partido Liberal Independiente (PLI), Wilber López, fueron los encargados de hacer la entrega de una placa por su destacada labor como futbolista. La gente aplaudió y se puso de pie.

“Yo me sentí muy contento, porque desde que dejé de ser futbolista era la primera vez que me tomaban en cuenta”, dijo don Alfredo.

Para Hubert López, exjugador y miembro de la directiva del equipo, la decisión de hacer un reconocimiento a don Alfredo se debió a que “fue un gran futbolista, coincidía con el 98 aniversario del equipo y porque se trata del único sobreviviente que militó en los años antes mencionados con los Caciques”.

RELAMPAGUITO

Don Alfredo confiesa que desde niño era un fanático del futbol, sus primeros juegos fueron en el colegio San Ignacio, el que existió un momento en casa de Juan Ignacio Baltodano, cerca de la Basílica menor de San Sebastián. Ocho alumnos y dos profesores pagados por las propias familias, conformaban la escuela de primaria.

Para su secundaria viajó hasta León, donde funda un equipo con el nombre de general Mola (en honor del militar español Emilio Mola Vidal).

Residiendo ahí, los Metropolitanos, otro equipo de primera división, ven su calidad en el juego y en una ocasión lo invitan a un partido contra el Managua de aquella época. Era 1936 y ganaron. En ese mismo año, ya cuando se había bachillerado, regresa nuevamente al municipio que lo vio nacer y a los 17 años logra ser parte de Los Caciques del Diriangén.

“Antes de empezar la liga comencé a entrenar con el equipo, ahí los encargados vieron que yo era un buen jugador, activo y con fama de corredor con la pelota en los pies, a tal punto que un compañero de nombre Bayardo Rojas me puso el sobrenombre de ‘Relampaguito’”, dice don Alfredo.

Manuel González alias “Catarrito”, Panchito Gutiérrez, Ramón García, Pedro Robleto y don Alfredo, eran la línea delantera. “Por mis goles ganábamos partidos y fue así que quedamos cinco veces campeones, pasándose a llamar el equipo en un momento, Diriangén Glorioso”, explica don Alfredo.

Mario Ramón Mendieta Lacayo, cronista deportivo de antaño, considera que el reconocimiento a don Alfredo “es algo muy merecido, porque es un referente del futbol diriambino, es el que jugó en el mejor Diriangén de todos los tiempos, cinco años para unos, seis para otros, siendo campeón el equipo a nivel nacional de manera consecutiva”.

El cronista también menciona a otros grandes del futbol diriambino como Lalo Abúd, los hermanos Robleto, José León Sánchez y Manuel González.

Aunque para ese tiempo no se llevaban estadísticas de goles, según Mario, conocedor del Futbol diriambino, don Alfredo fue un hombre muy respetado dentro de la cancha.

DE ATLETA A POLÍTICO

Toda su familia era de ascendencia política conservadora y don Alfredo continúo los mismos pasos.

Antes en 1940 con un grupo de personas reunidas de la época, junto con Alejandro Alemán, inició la pavimentación de las calles en Diriamba. “La propuesta era no hacer calles muy estrechas como las de Jinotepe”, explica.

En 1942 fundó la exdesaparecida fábrica de Sacos Centroamericanos (Sacsa) y con el Club de Leones, llega a ser el primer gobernador de toda Centroamérica y consejero internacional de ese organismo.

Cerca de 1962 en Jinotepe, funda y preside la fábrica de Muranos, empresa que se dedicaba a la creación y distribución de vidrios soplados de objetos ornamentales.

Entre 1974 y 1979 fue diputado por el Partido Conservador, gracias a Pedro Joaquín Chamorro, fundador del Diario LA PRENSA y Uriel Mendieta Gutiérrez, magistrado de la Corte Suprema en Masaya y en Centroamérica.

Como diputado gestionó para que se construyera el colegio René Schick, el que aún se ubica casi a la entrada de la comunidad San Gregorio, sobre la carretera La Boquita-Casares.

Don Cristóbal Napoleón Molina Idiáquez, también un exjugador del Diriangén, siendo joven vio jugar a don Alfredo y asegura que siempre fue un futbolista disciplinado,  entregado al terreno de juego.

Los Grifos de Managua y los Somoza eran los equipos que estaban siempre en los primeros lugares y fue hasta en 1941 que Diriangén logró imponerse. Don Alfredo Mendieta contrajo nupcias con doña Olga Artola y procrearon cinco hijos: Alfredo, Jimmy, Lisbeth, Ilce e Ivania, siendo abuelo de 14 nietos. En el 2005 falleció su esposa de una grave enfermedad. Actualmente vive en Diriamba, depende económicamente de su pensión y de la ayuda que le brindan sus hijos.

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