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¿A quién creen que engañan?

Querida Nicaragua: ¿A quién creerá que engaña la Policía Nacional (PN) cuando nos cuenta un cuento después de cada “error” que comete, o sea después de cada asesinato o masacre contra gente inocente?

Querida Nicaragua: ¿A quién creerá que engaña la Policía Nacional (PN) cuando nos cuenta un cuento después de cada “error” que comete, o sea después de cada asesinato o masacre contra gente inocente? A nadie engaña cuando captura al hermanísimo del intocable Chocolatito, campeón de boxeo orteguista con una dotación de cocaína y con los implementos del caso para mercadearla, lo detiene durante unas horas, pero cuando se da cuenta de que es hermano de quien es, la PN cambia la versión y rectifica diciendo que hubo un “error” en la captura, que la sustancia que el individuo llevaba no era cocaína sino que era talco. Y nosotros, que según ellos somos unos perfectos idiotas o tarados mentales, hemos de creer en sus versiones y nos quedamos tan tranquilos. Eso tiene que pensar uno cuando después de cualquiera de estos actos delictivos que cometen, simplemente se callan como en el caso de Ocupa INSS, o emiten un comunicado tergiversando la verdad como en el dramático caso de Las Jagüitas.

En el otro espeluznante crimen cometido en noviembre de 2011 en El Carrizo, departamento de Madriz, cuando policías y militantes del orteguismo, borrachos, asesinaron la noche de las elecciones al marido y a los dos hijos de doña Irenea Mejía, la PN guardó un silencio cómplice. Ahí no había ningún cuento que inventar ya que todo estuvo a la vista del humilde vecindario comarcano que, atemorizado, miró el horrendo crimen cometido. Igual que ahora con los asesinos de Las Jagüitas, hubo una especie de lectura de sentencia, ilegal e ilegítima, con el objeto de buscar la pena mínima para los asesinos. La Fiscalía, en lugar de defender a las víctimas, como es su obligación, dio la impresión de estar defendiendo a los agresores. En fin, ha sido tan evidente la barbarie de este criminal episodio que ha provocado y sigue provocando marchas de protesta pidiendo justicia a unos jueces totalmente inoperantes.

La Nicaragua linda, promovida como el país más seguro de Centroamérica se ha convertido en el país más peligroso donde la vida y los derechos humanos están constantemente amenazados e indefensos.

En realidad no podemos esperar actitudes de respeto a la vida, a los derechos humanos y a las leyes en general, cuando todos hemos sido testigos de que hace algunos años, un jefe de la Policía de apellido Cordero, ante una pregunta de los periodistas, declaró a la prensa nacional que en algunas ocasiones las informaciones obtenidas por la Policía habían sido pagadas con drogas.

A confesión de parte relevo de pruebas. No hay necesidad de probar que la Policía debe tener muchas drogas de las incautados a los narcotraficantes, porque además, curiosamente no suelen incinerarlas, y si alguna vez lo hicieron como para justificarse, no llamaron ni a la prensa nacional, ni a ningún laboratorio especializado que pudiera comprobar que la supuesta droga que iban a incinerar era eso, droga y no talco o cualquier otra sustancia inocua. Tan solo el secretismo de incautar grandes cargamentos de drogas y silenciar el destino de las mismas, da motivos para que el pueblo sospeche y proteste con pleno derecho, ya que somos todos quienes con nuestros impuestos mantenemos la institución policíaca.

Los policías son ciudadanos nicaragüenses como nosotros. Es preciso que vuelvan por sus fueros y que se comporten como lo hacían en los años en que brilló la democracia desde 1990 hasta el 2006. Aquella era una Policía que estaba logrando prestigio, cada vez más profesionalizada, respetuosa de la ley, amiga del ciudadano, en lo general incapaz de sobornar a nadie por una falta de tránsito. Los ciudadanos comunes y corrientes como nosotros no somos enemigos de la Policía, ni siquiera adversarios, somos hermanos nicaragüenses. Somos gente que paga sus impuestos y que merece ser protegida por la Policía y no enfrentada permanentemente a ella. Ustedes y nosotros somos el pueblo.

El autor es gerente de Radio Corporación. Excandidato a la presidencia de la República en 2011.

Columna del día Cartas de Amor a Nicaragua archivo

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COMENTARIOS

  1. Pancho Madrigal
    Hace 9 años

    A los unicos que engañan es asi mismos y a los zombies ortis rats de la Juventud Orteguista. Hasta ahi pare de contar. Vean la respuesta del ortirat Fernando para que me entiendan.

  2. Fernando
    Hace 9 años

    Bla bla bla…

  3. roberto
    Hace 9 años

    Don Fabio, cuando se vive en un estado policiaco, el cual es manejado por un senor feudal, el mantiene ilegalmente a una Senora la cual airea los trapos sucios del ejercito y la policia de tal foram que no tiene la menor verguenza de llegar a llevarse con promesas de no pago y Buena atencion medica a los heridos mas recientes por las fuerzas policicas, hacia un Hospital controlado por el gobierno, y al mismo sin saber que otras promesas les hizo, les sello la boca atodos los parientes de los

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