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Mujeres sostienen carga más pesada

Las mujeres en Nicaragua, graduadas de la educación superior o sin preparación académica, del campo o la ciudad, experimentan una constante que vulnera todo el entorno y desempeño de ellas como seres humanos: la informalidad.

Las mujeres en Nicaragua, graduadas de la educación superior o sin preparación académica, del campo o la ciudad, experimentan una constante que vulnera todo el entorno y desempeño de ellas como seres humanos: la informalidad.

Estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), basadas en la Encuesta Continua de Hogares de entre 2009 y 2012, muestran que el 73.2 por ciento de la población femenina en Nicaragua trabaja en la informalidad y de ese porcentaje el 99.4 por ciento se emplea por cuenta propia.

Los datos expuestos en el informe El Mercado Laboral de Nicaragua desde un Enfoque de Género, del PNUD, recopila la vulnerabilidad de las mujeres en su inserción al campo laboral y la desventaja que por años han vivido.

No obstante, reconocen que en ese período (2009 y 2012) la tasa de participación laboral de las mujeres nicaragüenses mayores de 13 años aumentó más que la de los hombres, al pasar de 48.1 a 62 por ciento, mientras que la de los hombres pasó del 81.57 al 86.6 por ciento.

Pero para Silvia Rucks, representante residente del PNUD en Nicaragua, si bien es un avance, también aumentó la brecha salarial entre hombres y mujeres, lo que deja en evidencia las necesidades del país y donde se deben de concentrar para temas de desarrollo humano.

“Es un logro que haya más mujeres en el campo laboral, pero el reto es reducir la diferencia de salarios que ellas están percibiendo y darles mejores condiciones que las actuales y eso es lo que indica el estudio, los espacios dónde hay que concentrarse para mejorar las condiciones de vida”, explicó la residente del PNUD en el país la semana pasada durante la presentación del informe.

PortadaActivos07Ago

ESTUDIARON VIVENCIAS

Esta situación también ha llevado a otros organismos a estudiar la situación económica que viven las mujeres y la desigualdad de ambientes y oportunidades en que se desarrollan actualmente hombres y mujeres.

Un análisis cualitativo con 45 mujeres del área rural y urbana entre no asalariadas, asalariadas formales e informales detalla que si bien la inserción laboral muestra avances en cantidad, los empleos están siendo precarios, debido a que ellas buscan la flexibilidad de tiempo para cumplir con el rol en las familias y de trabajadoras.

El estudio Avances y Desafíos del Empoderamiento Económico de las Mujeres en Nicaragua, realizado por la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg), retoma las vivencias de las consultadas para instar a los legisladores del país que impulsen políticas públicas enfocadas en la esencia del empoderamiento femenino, que va desde el desarrollo de la confianza en sí mismas como la sanidad en su autoestima, expresó la investigadora Gloria Carrión Fonseca.

“No se trata solo de llevarlas al éxito empresarial y económico sino que cuenten con un desarrollo pleno como mujeres y demás roles que juegan en una familia y sociedad, por eso es necesario fortalecer de raíz el autoestima de ellas y que confíen en su potencial que las caracteriza”, manifestó Carrión.

Otro de los aspectos que el estudio encontró y que se ha convertido en una limitante para las mujeres, es la doble carga o jornada que realizan dentro y fuera de sus casas, donde además de encargarse de los quehaceres y atender a hijos o esposos, deben ir a su centro de trabajo y sus energías podrían estar agotadas y ello reduce la capacidad de proyectarse.

De acuerdo con Rucks, del PNUD, las mujeres en sus centros de trabajo tienen cuatro horas de carga laboral adicional a la de los hombres en una semana.

¿CÓMO LO RESUELVEN?

Según la investigadora de la Fideg, Ana Lucía Álvarez, una de las acciones que las mujeres realizan para poder seguir con sus asignaciones es la creación de redes familiares, sociales y comunitarias, sin distinción del nivel educativo de estas ni el tipo de trabajo en que se desempeñan.

Datos del PNUD muestran que de acuerdo con grupos de ocupación, el 79.63 por ciento de mujeres en 2012 se concentraba en “trabajadoras de servicios y vendedoras”, lo que expone las largas jornadas de trabajo a las que ellas estaban expuestas en solo un día y las condiciones poco seguras.

EMPRESARIOS NECESITAN MÁS CONCIENCIA

Para la representante residente del PNUD en Nicaragua, Silvia Rucks, los avances integrales podrían darse cuando todos los sectores influyentes de la sociedad —empresarios, emprendedores, academia y Gobierno— pongan de su parte para crear redes de apoyo.

“Incluso habría que cambiar la percepción que la mujer es un gasto en las empresas por el hecho que la maternidad requiere de meses de subsidio, o bien las emergencias que se presentan y son ellas quienes velan por los hijos y por ende piden permisos de última hora. Al dejar a un lado todo eso, es importante que consideren la inversión en esta fuerza laboral capaz de desarrollar cualquier tarea”, dijo Rucks.

Lucy Valenti, de la comisión de género del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), afirma que promueven una política de equidad en ese sector, de tal forma que los empresarios tomen conciencia del rol significativo que las mujeres juegan en una empresa.

“Es importante que se pase del dicho al hecho y analizar con detenimiento cómo estamos en las empresas para avanzar significativamente. Creo que se requiere mucho de trabajo de sensibilización y renovar la cultura del país que llevaría su tiempo”, expresó Valenti.

La investigadora del Fideg, Ana Lucía Álvarez, concluye que es necesario contar con un sistema de cuido eficaz que a corto plazo “aligere” la carga que recae sobre las mujeres y que junto a los hombres las deja en una posición de desventaja.
Asimismo considera la necesidad de promover un sentido de responsabilidad compartida en las asignaciones con los hombres, de forma que tengan un rol más activo en dicho tema.

EN CIFRAS

9.6 puntos porcentuales más tenían las mujeres urbanas en participación laboral frente a la fuerza laboral femenina en el campo, indican estimaciones del PNUD.

89.9 % de las mujeres entre 2009 y 2012 informaron estar ocupadas en el área rural y eran madres; de ese total el 65 por ciento tenía dos hijos o más.

30 % es la brecha bruta salarial entre hombres y mujeres en el 2012, tanto en el área urbana como rural.

5.0 años más de educación tenían las mujeres que laboraban en el sector formal entre 2009 y 2012, frente a las del sector informal.

EL ROL DE LA ACADEMIA

El presidente del Consejo Nacional de Universidades (CNU), Telémaco Talavera, sostiene que es vital que en este país se analice la equidad entre hombres y mujeres y la empleabilidad de mujeres en el campo y la ciudad. “Lógicamente desde el punto de vista educativo hay enormes retos. Hay que cambiar las percepciones y eso parte de la educación. Hay que crear capacidades en todos los niveles educativos de las mujeres y promover políticas que garanticen trabajos iguales y salarios iguales, algo que no ha sido así muchas veces”, reconoció Talavera

Boletin Economía informalidad mujeres trabajo archivo

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