El exdiplomático norteamericano Charles Shapiro fue embajador de Venezuela desde el año 2002 hasta el 2004; en el Departamento de Estado fue secretario adjunto principal para el Hemisferio Occidental, además de haber trabajado para su país en Chile, El Salvador, Trinidad y Tobago y haber tenido asignaciones como coordinador de Asuntos Cubanos. Conoce muy bien la política en Latinoamérica y el pasado 3 de septiembre estuvo en el país para brindar una conferencia sobre la democracia.
Tomando como ejemplo lo que él vio de la oposición en Venezuela, en esta entrevista Shapiro hace una radiografía de cómo debe comportarse la oposición nicaragüense. El exdiplomático cree que hay situaciones comunes que se reproducen en este sector político y que forman parte de sus debilidades.
Shapiro destaca puntos como la importancia del relevo generacional, las soluciones propias en el país a los problemas políticos sin incluir la intervención o participación extranjera y en el tipo de votantes en que se debe enfocar: los que no votan.
Usted habla del proceso de la unidad
de los opositores venezolanos, la
cual llevó muchos años…
Yo volví a los Estados Unidos en 2004, en ese entonces la oposición venezolana era la más desunificada de todo el mundo, o sea, fraccionada, peleando entre sí, cada uno se creía el líder más importante de la oposición. Ellos iban aprendiendo con el transcurso del tiempo. En las elecciones parlamentarias de 2005 (no participaron y) dejaron el camino abierto al oficialismo porque el resultado fue una asamblea unánime a favor del presidente (Hugo Chávez), fue la gran lección. Ellos tenían un montón de quejas sobre el Consejo Nacional Electoral de parcialidad, de hacer trampas, como el “ratón loco”, la frase que ustedes usan, igual. (Los opositores venezolanos) aprendieron que sí era necesario a pesar de todo participar en las elecciones y llegar a una Mesa de Unidad Democrática, y eso no fue fácil. No fue fácil para ellos y no es fácil en los Estados Unidos.
Algunos miembros de la oposición
nicaragüense, en la conferencia que usted brindó, lo consultaban como
oráculo sobre la receta exacta para
la democracia…
No hay receta que solucione los problemas. O sea, uno tiene que ir conquistando la unidad. Pero una cosa que me llamó la atención fue que el lunes sostuve una reunión con un montón de líderes jóvenes de partidos distintos y ellos tenían las mismas quejas contra sus propios partidos, como los líderes viejos tienen en contra del oficialismo, que hay una falta de democracia dentro de los partidos, que no hay un relevo generacional dentro de los partidos y que no les escuchan dentro de los partidos políticos.
¿Qué tan perjudicial puede ser que
no exista un relevo generacional?
Todos los peloteros tienen que saber cuándo es la hora de retirarse, es igual en la política (ríe). O sea, yo ahora soy de la tercera edad, entonces ahora yo me creo brillante, que no es mi tiempo de jubilarme ni nada de ese estilo, pero obviamente lo es y el relevo de todos los partidos, incluyendo en el partido oficialista, igual como las universidades, igual como las embajadas, tienen que renovarse constantemente. Los jóvenes son brillantes, tienen ideas nuevas, no tienen temor.
La realidad venezolana, cuando
usted la conoció, se parece a lo
que se vive ahora en Nicaragua.
¿A qué se debe esta historia repetitiva en América Latina?
No es cosa solo de América Latina, sino de todo el mundo. Las democracias tienen los mismos problemas, incluyendo a mi país, para mí eso es muy importante y quiero subrayar, hacer un hincapié, los problemas con la democracia son problemas en todas las democracias, incluyendo a Estados Unidos. Tenemos problemas de corrupción, nepotismo, fraccionamiento de las oposiciones, desigualdad, brutalidad policiaca. Hay que perfeccionar la democracia y ampliar el concepto de democracia todos los días y esa es una lucha perpetua que todos nosotros como ciudadanos tenemos que hacer. Y en una democracia no es suficiente ser periodista o contador, médico o empresario, hay que ser empresario, médico y un ciudadano bien enterado a la vez. No podemos dejar la política a los demás y esa para mí es la lección, que la democracia es de nosotros, el pueblo, esa es la esencia de la democracia.
La oposición dice que somos gobernados por una minoría porque han disminuido los niveles de participación en las últimas elecciones…
(Interrumpe) ¿Y quién tiene culpa de eso?
¿Será la propia oposición?
¿Y los medios? ¿Y los ciudadanos? No soy politólogo nicaragüense, no tengo la receta perfecta, pero George W. Bush ganó las elecciones de 2000 no en convencer a los demócratas, tampoco en convencer a los indecisos, sino en convencer a los que se abstuvieron en las elecciones anteriores a que votaran. Hay que hacer mercadeo, no es solo dar un discurso y hablar con los periodistas, hay que ir de puerta en puerta, hay que hablar con la gente y usar los medios sociales y hacer un contacto con los ciudadanos para hacerlos que voten por mi partido o por mi propuesta o por mí como líder alternativo. No es cosa fácil, pero uno tiene que acordarse que rara vez los militantes de un partido pasan a otro partido, entonces, ¿dónde puedo yo ganar más votos? En los que no participan. Pero tengo que darles una razón por la cual ellos deban participar.
Algunos sectores de los más ortodoxos o conservadores de la oposición nicaragüense quisieran que Estados Unidos fuera más fuerte y se cortara
la ayuda, que hubiese bloqueo
nuevamente como presión para
lograr las garantías electorales.
Eso no va a pasar, el Gobierno de los Estados Unidos no va a solucionar los problemas de Nicaragua, son los nicaragüenses los que lo tienen que solucionar, igual como los peruanos son aquellos que van a solucionar los problemas del Perú. Los norteamericanos, ojalá que tengamos buen sentido común para solucionar los problemas de mi país.
¿Y qué se le puede decir a una
oposición que ante cualquier crisis
acude a demandar ante las embajadas?
¿Qué esperan? En serio, ¿qué esperan?, ¿que nosotros emitamos una declaración de apoyo o de no apoyo? Hum hum (hace gesto de negación). Eso, en mi opinión es una pérdida de tiempo. Ir a Washington, ir a la embajada, ir a la Organización de Estados Americanos o ir a la ONU (Organización de Naciones Unidas) en Nueva York o ir a La Haya a la Corte Internacional. Los nicaragüenses, los franceses, los brasileros, son aquellos que van a solucionar los problemas de su país. Por eso es que digo yo que hay que perfeccionar la democracia, hay que ampliar la definición de la democracia, día por día. Hay que conquistar el espacio político, hay que ir convenciendo a los votantes.
Cuando habla de cambiar la definición de democracia, ¿a qué se refiere?
Democracia es un proceso, no es un sistema fijo, la definición de la democracia en todos los países ha cambiado con el transcurso de los años, para incluir a las mujeres, para incluir —en mi país— a los afroamericanos, incluir a los discapacitados, para incluir a los gais. Ahora nosotros tenemos problemas en mi país por el uso de la fuerza por parte de la Policía contra, o no solamente contra, los afroamericanos y se necesita contrastar la delincuencia común, pero no en violar los derechos de los ciudadanos. Entonces, nosotros tenemos que encontrar una manera de solucionar esos problemas en mi país, eso es deber de nosotros como norteamericanos, debemos ampliar la definición de democracia, tenemos que perfeccionar la democracia nuestra.
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