Magdaleno Veluz pasa todos los días por varios cerros para poder llegar a sus siembros. Lleva a cuestas dos recipientes de agua para el riego y es la esperanza de toda su familia, la cual espera que este año salga un poco de producción.
“Cuando la lluvia es buena todos estos cerros están cargados de frijoles y maíz”, explicó Veluz, mientras señalaba los páramos secos que desde hace dos años no producen nada.
En Cusirisna, municipio de Teustepe, viven aproximadamente 150 familias, que se dedican a la siembra de granos, pero en vista de que los últimos dos años han tenido pérdidas muchos han decidido migrar hacia Costa Rica.
Veluz emprende su camino hacia los huertos, acompañado por cinco productores más, cada quien carga recipientes con agua, los cuales llenan en una pequeña quebrada al pie del cerro.
Luego de una hora de camino los productores muestran los estragos que la sequía ha ocasionado en sus cosechas de maíz, mientras el frijol nace y se seca.
En los cerros aledaños algunos productores de La Joya, una comarca vecina, se ven como hormigas en busca de alguna mazorca sobreviviente del verano. “Hace dos años que estamos en esta situación, hemos perdido las inversiones y aquí estamos sin trabajo”, dijo Juan Vásquez.
Las pérdidas por manzana
En esta zona cada productor siembra entre una y tres manzanas de tierra y las pérdidas de cada uno ascienden a 12,000 córdobas.
Algunos de estos productores deben alquilar las tierras para la siembra de frijol y el costo por cada manzana es de 1,500 córdobas, aproximadamente.
“Hace poco hicimos una reunión con los de la Alcaldía y les pedimos que nos apoyaran con las semillas de maíz, porque este año se sembró semilla mala, pero seguimos a la espera y la esperanza ahorita es este maíz pequeño, pero tendría que llover todo el mes para que pegue el grano”, dijo Magdaleno Veluz.
Agregó: “El problema con el maíz y el frijol es que tienen su fecha, ya si se pasa de esa fecha ni que le caiga un diluvio da el grano”.
Nosotros hacemos el esfuerzo con esta agua que cargamos, pero seguimos a la voluntad de Dios, porque si no llueve no hay nada”.
Magdaleno Veluz, de la comunidad de Cusirisna.
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