Querida Nicaragua: En el clásico de la literatura universal, la novela Los Miserables de Víctor Hugo, el protagonista Jean Valjean es detenido y condenado a cinco años de prisión por haber robado un pedazo de pan para su sobrino que casi moría de hambre. Intentos de fuga en la cárcel hicieron que los años de reclusión llegaran a diecinueve. La novela retrata como ninguna otra el estado de miseria en que vivía el pueblo de Francia en aquella época, siglo XVIII, poco antes de la Revolución Francesa.
La miseria de los pueblos ha sido permanente durante siglos, y hoy en el siglo XXI, cuando se supone que el mundo debería haber superado aquellos tiempos miserables, la pobreza sigue siendo el azote de nuestros pueblos, al menos en nuestra América Latina.
Es altamente revelador un informe de Oxfam publicado recientemente en LA PRENSA. Oxfam es una confederación internacional con sede en Oxford, Reino Unido, formada por diecisiete organizaciones no gubernamentales nacionales, que realizan labores humanitarias en noventa países. Su lema es “trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento”.
Los números relativos a Centroamérica dan escalofríos. Particularmente Nicaragua, no solo es la segunda nación más pobre en América latina sino que es el tercer país de Centroamérica con el mayor número de personas consideradas multimillonarias, las que tienen como mínimo treinta millones de dólares o más. Estos son datos de 2014.
Nicaragua tiene 210 multimillonarios que tienen treinta mil millones de dólares o más, o sea el 267 por ciento del Producto Interno Bruto del año 2013.
Yo tenía la idea de que en nuestro país los multimillonarios no pasaban de media docena, y millonarios de millones no de miles de millones, pero veo que estoy totalmente equivocado de acuerdo con el estudio de Oxfam. Tal es la desigualdad, dice el informe, que la suma de los treinta mil millones de dólares en manos de cada uno de estos 210 afortunados representan 76 veces lo que se destina para el gasto público en educación, la proporción más elevada en la América Latina y el Caribe.
Después de conocer este informe no puedo dejar de pensar en un reportaje recientemente publicado en el programa semanal de Carlos Fernando Chamorro, en el Canal 12, donde aparecen escenas de miseria extrema en el poblado de Macuelizo y otros municipios aledaños, así como en Ciudad Antigua, municipio de Nueva Segovia, donde los habitantes no tienen qué comer. Sus siembras de maíz se perdieron con la sequía y aparecen cortando las matas secas convertidas en guate para alimento de los animales. En esta misma situación desesperada se encuentran municipios de Madriz como El Carrizo, San José de Cusmapa, Totogalpa y otros.
La culpable es la sequía, me dijo alguien, el Gobierno no tiene ninguna culpa de lo que le está pasando a esa gente. Este individuo no sabe que los gobiernos tienen la obligación de resolver los problemas sociales de toda la población. En los tiempos del abominable Somoza se bombardeaban las nubes y así se conseguía propiciar las lluvias durante las sequías. ¿Por qué no lo hacen ahora?
Esa parte humilde de nuestro pueblo muere de hambre y hay que hacer algo por ella. Es bonito enseñar una Managua bella, llena de árboles de lata luminosos, con anchas avenidas y hermosos parques y semáforos inteligentes, todo eso es bueno, pero hay que irse al fondo de nuestro pueblo humilde, donde vive el hombre verdaderamente pobre que siembra su milpa y su frijolar para el sustento de todo el año y hoy no lo tiene.
En ciertos lugares del campo estamos viviendo los tiempos de la novela Los Miserables, de un Jean Valjean desesperado y capaz de cualquier cosa, ya no por un mendrugo de pan sino que por una tortilla con sal. Pobre pueblo nuestro con 210 multimillonarios y miles de hombres y mujeres pobres carcomidos por la miseria.
El autor es gerente de Radio Corporación. Excandidato a la presidencia de la República en 2011.
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