Nuevas dudas han surgido sobre la capacidad de Wang Jing de poder levantar el capital necesario para construir el Canal por Nicaragua, desde que se conoció que con la caída de los mercados de capitales chinos su fortuna se vio reducida estrepitosamente en un 85 por ciento desde junio, cuando ascendía a 10.2 billones de dólares, a 1.1 billones que está valorada en octubre, de acuerdo con el prestigioso “Índice de Billonarios de Bloomberg”, que da seguimiento mes a mes, a la fortuna de los doscientos hombres más ricos del planeta.
El prestigioso diario británico The Guardian , en una nota informativa publicada el pasado 2 de octubre en la sección de negocios, cita a analistas que afirman que la estrepitosa caída de las acciones de Wang Jing, le ha valido el título por parte de Bloomberg del “el billonario con la peor ejecutoria del 2015” y ello claramente podría afectar la habilidad de su compañía HKND de levantar los cincuenta mil millones de dólares que se estima que costaría el Canal.
Daniel Wagner, presidente de la firma norteamericana de consultoría “Soluciones de Riesgo-País” dijo a Bloomberg “el cambio de la fortuna de Wang tendrá un impacto directo en cómo y sí en efecto, el Canal podría ser construido. Yo esperaría que dadas las fluctuaciones de los mercados financieros de China, el propio gobierno chino se debe estar ahora haciéndose la pregunta si el Canal es un proyecto viable”.
Otro aspecto que vino a empeorar la suerte de Wang Jing es que el 10 de septiembre se produjo la liberación del 51 por ciento de las acciones de Xinwei, lo que provocó una caída del 57 por ciento del valor de las acciones en el mercado.
Aunque Wang Jing era un empresario exitoso en China, su suerte comenzó a dar pasos que ningún otro empresario chino podría haber imaginado, cuando el 14 de junio del 2013 se publicó en La Gaceta la Ley 840 aprobada apresuradamente por la aplanadora sandinista y considerada como la ley más oprobiosa de la de historia de Nicaragua, tanto así que posee el récord histórico de 32 recursos por inconstitucionalidad.
Todo parecía ir sobre rieles con la onerosa concesión, aprobada a matacaballo a su imagen y semejanza por el gobierno orteguista, pero las cosas comenzaron a cambiar, cuando miles de nicaragüenses que no estaban supuestos a protestar, sino a aplaudir confiscación de sus tierras a valor catastral, quizás a como lo hubieran hecho disciplinadamente en China, comenzaron a protestar a lo largo de la ruta del Canal.
Con la última de Bluefields, ya han sido cincuenta protestas a lo largo y ancho de la ruta canalera y los organizadores anuncian una nueva marcha a nivel nacional el 27 de octubre. La protesta de los campesinos fue potenciada por la protesta de los ecologistas, de aquellos que veían venir las consecuencias y afectaciones de un proyecto de semejante envergadura sobre la prodigiosa naturaleza de nuestro país, cada vez más asediada por la ambición a cualquier costo.
La suerte de Wang Jing comenzó a cambiar cuando no logró convencer a nadie (de que sepamos hasta el momento), que apostara sus millones a una idea que no tenía tan siquiera una justificación económica, ya no digamos ambiental o social.
Ahora los que se montaron en el gran caballo del multimillonario empresario Chino con el cuento del Gran Canal, no deben encontrar la excusa para bajarse de la escalera sin estribo del caballo.
Lo único que pueden hacer, es callar, ha como lo han hecho los más astutos, o quizás, ahora que Wang Jing ha demostrado no ser un buen administrador de sus propios recursos, ya no digamos de los ajenos, y no ha cumplido ni con un cinco por ciento de lo reflejado en los espejitos chinos, deberían derogar la onerosa Ley 840.
En los espejitos chinos, el “Gran Canal” por Nicaragua se ve cada día más lejano y más pequeño, pero en todo momento para los patriotas nicaragüenses fue mejor verlo así, que como una zanja gigantesca, cortando en dos nuestra nación y convirtiendo a nuestro Gran Lago Cocibolca en un lodazal sin vida, a como lo ha vaticinado el doctor Jaime Incer Barquero, eminente científico y asesor presidencial para asuntos medioambientales.
El autor es diputado de la Bancada Alianza PLI y presidente de la Comisión de Turismo.
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