Pese a que el campo, a través de la actividad agropecuaria, es el que más aporta a la formación del Producto Interno Bruto (PIB), cinco de cada diez habitantes en la zona rural son pobres, mientras que en la ciudad ese flagelo solo afecta a una de cada diez, revela la Encuesta Nacional de Medición del Nivel de Vida 2014, publicada esta semana por el Gobierno.
Según cifras del Banco Central de Nicaragua (BCN), en 2014 las actividades agropecuarias (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca) aportaron 18.5 puntos en la formación del Producto Interno Bruto, que el año pasado se situó en 11,805.6 millones de dólares.
La encuesta, con una muestra de 7,570 viviendas a nivel nacional, arrojó que la pobreza extrema en la zona rural es siete veces mayor que en la zona urbana (2.4 por ciento), al afectar al 16.3 por ciento de la población.
Según el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), que elaboró la encuesta con acompañamiento del Banco Mundial, se considera pobre al nicaragüense que sobrevive con menos de 42.5 córdobas (1.81 dólares) por día, con el que no puede cubrir el consumo mínimo diario promedio de 2,282 calorías, más un monto adicional para el consumo de servicios y bienes no alimenticios, como vivienda, transporte, educación, salud, vestuario y los de uso cotidiano en el hogar. En el caso de la pobreza extrema, una persona tiene un consumo mínimo diario por 29.23 córdobas (1.11 dólares).
La pobreza en la zona rural pasó de 63.3 por ciento en 2009 a 50.1 por ciento en 2014 y en la ciudad fue de 26.6 por ciento a 14.8 por ciento, según el Inide.
REDUCCIÓN CASI IGUAL EN EL CAMPO Y CIUDAD
Si bien entre 2009 y 2014 la pobreza en el campo retrocedió 13 puntos porcentuales, esta proporción fue casi similar al alivio de este flagelo en la ciudad, donde cayó 11.8 puntos. Entre las razones por las cuales, según el Gobierno, la pobreza retrocedió en el país figuran una merma en el número de personas que integran un hogar, el incremento de las remesas y en cierta medida el impacto de dos programas sociales (merienda escolar y mochila escolar), así como posibles aumentos en los ingresos laborales.
Más allá de eso, lo cierto es que entre el 2000 y 2012 el mercado de las materias primas vivió a nivel internacional una expansión sin precedentes, lo que favoreció a países exportadores de productos agropecuarios, como Nicaragua, lo que debió impactar en el campo.
De ahí ¿cuánto realmente de esa bonanza llegó a las familias pobres que sobreviven de la actividad agropecuaria? El Inide en los resultados de su encuesta de pobreza no lo precisa, pero el secretario general de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), Edgardo García, lo plantea así: “Alguien lo tiene, lo tiene en la bolsa, no necesariamente los trabajadores. Generalmente son los exportadores los que se llevan las oportunidades de precio, porque los productores en sí mismo no tienen la oportunidad de agarrar los precios internacionales”, que se traducirían en mejores salarios.
García asegura que al campo han llegado programas sociales que han facilitado la vida a las familias, aunque admitió que la “realidad económica (en la zona rural) es bastante cruel, como este año, por los daños de la sequía, así como los hemos tenido en otros años”.
DESIGUALDAD PERSISTE
Para el diputado de la Bancada Alianza Partido Liberal Independiente (Bapli), Enrique Sáenz, el hecho de que la mitad de los nicaragüenses en la zona rural viva en pobreza es un reflejo de que la desigualdad en la distribución de los ingresos persiste.
Según la encuesta del Inide, la pobreza afecta principalmente a la zona central y el Caribe de Nicaragua, mientras que en Managua 88.4 por ciento es considerado no pobre, basado en la metodología de consumo aplicada por el Gobierno. Hasta 2014, según cifras del Banco Central de Nicaragua, de los 6.2 millones de nicaragüenses, el 58.3 por ciento es población urbana, es decir, 3.61 millones de personas. El resto es rural.
En cifras oficiales absolutas, eso significa que de las 2.6 millones de personas en la zona rural, 1.3 millones sobrevivía hasta el año pasado con menos de 1.81 dólares al día.
BAJA PRODUCTIVIDAD AFECTA
El sociólogo Cirilo Otero plantea que la situación empeora en la zona rural debido a que hay graves retrasos en la estructura productiva y por la baja calificación de la mano de obra, eso impidió que todos los productores agropecuarios tuvieran acceso directo a los mercados internacionales para beneficiarse de la bonanza que hubo en años pasados.
En otras palabras, Otero afirma que la bonanza de las materias primas llegó principalmente a sectores más tecnificados, relacionados con la agroexportación y no necesariamente a campesinos que cultivan con sistemas productivos arcaicos.
El economista Adolfo Acevedo, sin embargo, cree que posiblemente la bonanza de las materias primas incidió en la reducción de la pobreza en el campo, “porque seguramente aumentó un poquito el consumo de las personas”.
ES UN DESAFÍO
El director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico Social (Funides), Juan Sebastián Chamorro, afirma que el boom de las materias primas sí ayudó a reducir pobreza en el campo, aunque no necesariamente la “resolvió en su totalidad”.
Para Chamarro, una reducción de 13 puntos en la tasa de pobreza entre 2009 y 2014 es “bastante”, aunque el nivel del mal “todavía queda muy alta” y ese es un gran desafío para el país.