Querida Nicaragua: Nada bueno augura un proyecto de ley enviado por don Daniel al llamado Congreso Nacional. Se supone que son proyectos de ley para mejorar otras leyes ya existentes. Hay una ley de Seguridad Ciudadana y se quiere sustituir por otra que sea Ley de Seguridad Soberana. Este proyecto de ley pretende defender la soberanía nacional y está siendo auspiciada precisamente por el mandatario que mediante la Ley 840 entregó esa soberanía.
Nuestra carta magna en su artículo primero expresa: “La independencia, la soberanía y la autodeterminación nacional son derechos irrenunciables del pueblo y fundamentos de la nación nicaragüense…”
La soberanía reside en el pueblo, dice la misma Constitución nacional, de modo que no se puede dar por decreto, y darla como ley de la república es en buen nicaragüense poner albarda sobre aparejo, es decretar algo que está histórica y largamente decretado.
Desconocemos cuales sean las intenciones o alcances del mencionado proyecto. El mandatario no es precisamente amigo de contestar preguntas, de modo que no es posible esperar una explicación al respecto. Conociendo su estilo no es difícil suponer que el tal proyecto haya sido concebido como una forma más autoritaria y con visos de legalidad para tratar de evitar tantas protestas populares como estamos viendo: Rancho Grande, Waspam, Mina el Limón, Chichigalpa y sobre todo la persistente oposición al proyecto canalero que anuncia una marcha nacional para finales de este mes.
Es significativo que no solo sean los partidos políticos los que estén tomando calles y caminos para hacer patente su inconformidad con las decisiones gubernamentales. También hay en gran cantidad ciudadanos sin partido que están temiendo ser perjudicados en sus pertenencias y desalojados de sus lugares de origen.
El Gobierno ya ha dado una muestra de lo que pretende adelantando acciones antes de aprobar el mentado proyecto de ley. Sin decreto alguno se vivió un virtual estado de sitio en el poblado de Mina el Limón, inmensa cantidad de soldados rodearon el pueblo, apartaron los obstáculos que los pobladores habían colocado para impedir el tránsito y entraron a sangre y fuego lanzando bombas lacrimógenas en contra de la población, sin respetar a mujeres, ancianos y niños. Impidieron la llegada de periodistas y de personeros de los derechos humanos e inclusive se informa que regaron gasolina para quemar alguna vivienda, los soldados penetraron al templo católico en un acto sacrílego persiguiendo a supuestos sindicalistas. Hasta el momento de redactar esta carta (domingo 18 por la tarde) el poblado estaba careciendo de alimentos, muchos hombres huían por los alrededores y mujeres y niños lloraban angustiados.
Los pueblos suelen permanecer tranquilos mientras se respeten sus derechos, a nadie le gusta la anarquía ni los enfrentamientos con las autoridades que muchas veces dejan saldos trágicos. Todos queremos la paz, inclusive todos soportamos o hemos soportado gobiernos injustos, represivos y dictatoriales, mientras no llega el momento en que sus abusos son tales que los pueblos tienen que recurrir a situaciones violentas que dejan tristes saldos de dolor y resentimientos. El sistema democrático donde varios partidos políticos luchan por el poder ha sido gravemente disminuido en Nicaragua, ya que el partido oficialista es el que lleva todas las ventajas en materia electoral y a los opositores se les niegan casi todos sus derechos.
Con este proyecto de ley el Ejecutivo seguramente quiere amarrar más las manos de sus opositores políticos y del pueblo que protesta airadamente al ver que, entre otras cosas, se entrega la soberanía de la nación. Y no se crea que hay un solo responsable de estos daños. La alegre aplanadora de diputados orteguistas es igualmente responsable, también los funcionarios pusilánimes. Desde 1939 hasta nuestros días hemos padecido 61 años de dictaduras, (Somozas y Ortegas). Únicamente hemos tenido 15 años de democracia con doña Violeta, don Arnoldo y don Enrique. Tenemos razón de luchar cívicamente por la democracia perdida. El autor es gerente de Radio Corporación y Excandidato a la presidencia de la República en 2011.