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Jodorowsky, un “bonsái liberado” en su antología La vida es un cuento. LA PRENSA/ DAVE J HOGAN/GETTY IMAGES

Vidas en relatos

El artista Alejandro Jodorowsky se descubre como un “bonsái liberado”, un ser que decidió crecer libre y feliz al no encorsetarse en un género ni dejarse coartar por las normas, en

El artista Alejandro Jodorowsky se descubre como un “bonsái liberado”, un ser que decidió crecer libre y feliz al no encorsetarse en un género ni dejarse coartar por las normas, en La vida es un cuento , una antología de estos relatos, algunos publicados, otros inéditos.

“Denle mucha importancia a mis palabras, porque les habla un anciano (…). En tres años más tendré 90”, pidió antes de cuestionar los sistemas sociales, culturales y familiares; los idiomas, las fronteras, los prejuicios, los intereses económicos, la política, las definiciones morales, las religiones y todo aquello que mantiene “prisionero” al ser humano.

Para esta colección de cuentos breves y brevísimos editada por Nuevos Tiempos del sello Siruela, el artista chileno se inspiró en su teléfono móvil y en un bonsái. Le regalaron uno de estos pequeños árboles japoneses, con la instrucción de podarlo, hasta que empezó a darle “pena” y decidió dejarlo crecer “y llegó hasta el techo, feliz de crecer, liberado”, igual que podría hacerlo el ser humano.

Por ello La vida es un cuento empieza con un relato sobre la eternidad y termina con otro pornográfico, pero también recoge “autobiografía, cosas iniciáticas, eróticas, cómicas, de terror, policíaco, todo… Un bonsái liberado”, insistió quien asegura que “tener un solo estilo es como volver al teléfono antiguo en vez del móvil”.

Lo dice quien soñaba con “ser famoso, tener un nombre” hasta que un hijo suyo murió a los 24 años por sobredosis. “Fue un golpe, me desperté. Pensé: nunca más seré un artista ególatra, narcisista. Yo quiero dar para despertar la belleza en el otro, no que me admiren (…) La labor del arte es abrir nuevas fronteras y posibilidades”. Y en esa senda de liberación está La vida es un cuento .

MIENTRAS TANTO

Mientras tanto, a Jodorowky, quien encontró a la mujer de su vida a los 74 años y con la que comenzó un proyecto de pintura que han convertido en su “hijo”, no le preocupan la muerte ni lo que haya después, pero sí las guerras, las ciudades monstruosas, el machismo, los políticos corruptos y un sistema educativo que no tiene en cuenta que “el ser humano no es solo cerebro, es corazón, sexo y cuerpo y todo eso se tiene que manifestar”.

Cultura Alejandro Jodorowsky literatura archivo

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