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Álvaro Urtecho en el aniversario de su natalicio

España le marcó, dejándole gratos recuerdo de su cultura, gastronomía, y sobre todo sus amistades de buenas gentes. La vida en España, decía, es tan rica y en Europa en general la cultura es tan extraordinaria que está en la calle.

Álvaro Urtecho nació en Rivas en 1951, estudió bachillerato en el Instituto Rosendo López y Humanidades en la Universidad Centro Americana, buen momento para nuestro poeta porque había profesores laureados, como Pablo Antonio Cuadra, Eduardo Zepeda Henríquez, Lombardo García, el padre Bertrán y Juan Bautista Arríen.

De 1971 a 1974 realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Barcelona, España.

No fue un estudiante modelo que digamos, nunca creyó que un poeta se hace en las universidades, pero él quería estudiar filosofía pura. Le gustó España no solo como país cosmopolita y moderno; España era la contrarreforma, la España barroca, renacentista, medieval, romana y griega, y además existía la tradición entre los poetas hispanoamericanos de seguir la ruta de Rubén Darío, de aproximarse a España a la cultura europea.

España le marcó, dejándole gratos recuerdo de su cultura, gastronomía, y sobre todo sus amistades de buenas gentes. La vida en España, decía, es tan rica y en Europa en general la cultura es tan extraordinaria que está en la calle. Estaba por allá Carlos Martínez Rivas, se hicieron grandes amigos. Pudo ver la gran admiración que había por parte de los poetas españoles hacia Carlos Martínez. Entre ellos dos había muchas similitudes.

Martínez Rivas tuvo una gran influencia en nuestro vate rivense universal, porque en su búsqueda poética era la purificación de la palabra y el lenguaje culto, pero siempre reconciliada con sus raíces hispánicas.

En casa de su padre, el doctor Rafael Urtecho Sáenz, tenía una gran biblioteca y se puede decir que su afán enciclopédico de saber nació en el seno familiar, no solo le interesó la poesía, sino la pintura, la música, la historia, y eso vino de un origen familiar. Y toda esa inquietud la desarrolló enormemente en España.

A comienzos de los noventa fue catedrático de Literatura Española y Nicaragüense en la Universidad Centroamericana (UCA) y publicó Antología, Darío-Vallejos . Autor de Cantata Estupefacta 1986, Esplendor de Caín 1994, Cuadernos de provincia 1995, Tumba y residencia 2000, Tierra sin tiempo 2007. Aparte de su poesía publicó numerosos artículos y ensayos sobre literatura, arte, política, filosofía, reseñas y crónicas culturales. Su poesía culta tuvo muchas críticas, algunas personas envidiosas le llamaron “preciosista”, así como le decían a Darío porque utilizaba un lenguaje muy culto. En la madre patria España cultivó el rivense universal el amor de la poesía.

Para olvidar el fardo del tiempo y su rutina, como decía el poeta francés Charles Baudelaire, “hay que estar embriagado de vino, de poesía o de virtud, como gustéis”.

Embriagado. Para Álvaro Urtecho en el centenario de su 64 natalicio. Siempre lo recordaremos como el rivense universal.

¡Ese es Álvaro Urtecho! En su paso a la inmortalidad, el altísimo de seguro enaltece sus palabras, depurándolas en deleite de ser palabras, formando vibrantes coros líricos, en lengua de querubines, para embriagarnos con el milagro de su poesía.

Cristiano y amoroso caballero, como el hidalgo manchego de España, quien inspiró en su corazón gran admiración, amaba la lectura, dialogaba con los libros pero no tenía cultura libresca, sino una inspiración romántica portavoz de su vivencia súbita, para embriagarnos con el milagro de su poesía.

Su lírica helénica de sonoridad profunda y los sonidos en su educado tímpano, hilvanaron sus palabras los versos rítmicos. Como una pleamar de incomprendidas sensaciones artísticas se tornaron en Cantata Estupefacta , gravitando en la noche con levitación hímnica, para embriagarnos con el milagro de su poesía.

Sus poemas tienen la nostalgia de un pensamiento filosófico, una imagen mística de un espíritu reflexivo ante el misterio de la muerte. Fue su habitáculo una invención de su alma para extraer de ella las más secretas esencias, para embriagarnos con la maravilla de su poesía.

Su poesía es como el azar, que surge con el don del alma y con el don de la palabra, caló en este húmedo temporal franciscano. En nuestros corazones provincianos se elevan nuestras copas de vino, para brindar por el poeta rivense universal y embriagarnos con el milagro de su poesía.

El autor es poeta rivense.

Columna del día Alvaro Urtecho aniversario Natalicio archivo

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