La acumulación de pérdidas de cosechas de los dos últimos ciclos junto con condiciones más adversas para la producción agrícola —que derivarán en incremento de precios y escasez— es el panorama que enfrentarán en 2016 muchos países, entre ellos Nicaragua, como consecuencia de la intensificación de la sequía provocada por El Niño que se pronostica para las próximas semanas y meses.
“Según proyecciones del clima establecidos por la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna (FEWS NET por sus siglas en inglés), desde mediados de octubre del 2015 y hasta mediados de 2016 se seguirán dando efectos fuertes en el clima por el fenómeno de El Niño, especialmente la sequía, ya que tanto el nivel del mar como la temperatura de las aguas en el océano Pacífico se incrementarán”, dijo a LA PRENSA Marcos Vega Solano, profesor y jefe técnico de la Unidad de Finanzas y Mercadeo de las Empresas Universitarias de Zamorano.
PRONÓSTICOS PARA 2016
En tanto, los pronósticos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) mantienen que “hay una probabilidad aproximada de 95 por ciento para que El Niño continúe durante el invierno del hemisferio norte 2015-2016 y se debilite gradualmente durante la primavera de 2016”.
Estas condiciones climáticas seguirán provocando pérdidas en la producción agrícola. “Lo que eventualmente generaría un desabastecimiento en la región y un incremento de precios en granos básicos”, advierte Vega.
El más reciente informe emitido por la FEWS NET advierte que estas condiciones provocarán que al menos “dos millones de personas en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua estarán en crisis (Fase 3, CIF) lo que significa que enfrentarán brechas en su consumo de alimentos o reducirán drásticamente sus activos esenciales con el fin de obtener suficientes alimentos”. Se espera que en Centroamérica estas condiciones se prolonguen hasta agosto del 2016.
EXPORTABLES A LA BAJA
En el caso de los commodities y otros productos agro exportables que durante el 2015 además de las afectaciones provocadas por el déficit de lluvia registraron una caída en sus precios —provocada principalmente porque la desaceleración que experimentan grandes economías, como la china ha mermado el consumo—, es posible que los precios mantengan la tendencia de reducción.
Sin embargo, la situación para los consumidores de la región centroamericana es totalmente opuesta. “Productos como el maíz, la cebolla, el tomate y la lechuga han experimentado incrementos en el precio provocados por el desabastecimiento. Y aunque se puedan importar algunos granos de otras regiones a precios más cómodos, está también el efecto de la especulación, vinculada al hecho de la baja en el abastecimiento local”, explica Vega.
El incremento en los precios que provocará el desabastecimiento puede transformarse en una gran oportunidad para los agricultores que utilicen herramientas innovadoras que les permitan sacar ventaja de las condiciones climáticas. No obstante, según Vega, “la mayoría de los agricultores con este perfil son de gran tamaño, lo que hace prever que los pequeños y medianos productores enfrentarán serias pérdidas”.
DIFICULTADES
Estas pérdidas provocarán que países como Nicaragua y Honduras, que tienen una estructura productiva respaldada en gran medida en la agricultura enfrenten dificultadas para alcanzar las metas de crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB). “A menos que estos problemas sean compensados por el crecimiento de otros sectores industriales, especialmente el de los servicios”, advierte Vega.
Lo más grave es que este panorama nada alentador puede volverse cada vez más frecuente en la región, por lo que el sector agropecuario requiere el apoyo de la academia y de los gobiernos para lograr cambios sustanciales en los esquemas de producción, que a través de la innovación permitan combatir los efectos del cambio climático.
LA SOLUCIÓN ES ADAPTARSE
“Cito a Alejandro Hernández, de CropLife Latin America, quien acertadamente afirma que la única forma de enfrentar la crisis de producción de alimentos que el cambio climático acarrea es siendo creativos e innovadores, experimentando con nuevas variedades genéticamente modificadas que requieran menos agua, con controladores biológicos que reduzcan los gastos en insumos agrícolas, haciendo uso más eficiente del recurso agua a través de novedosos métodos de riego y aplicando otras técnicas que ayudarán en el mediano y largo plazo”, manifiesta Vega.
Y añade que en el corto plazo los planes de contingencia parecen ser más asistenciales que de otro tipo, “pues esta es la única forma de evitar que el sector agropecuario desaparezca y aguarde así por acciones inteligentes (que) hagan la diferencia”.
CULTIVOS TENDRÁN QUE MIGRAR
Por su parte, Peter Läderach, investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) reitera que para seguir produciendo algunos alimentos en el mediano plazo su cultivo tendrá que migrar hacia tierras más aptas y acordes a sus necesidades. Las tierras que abandonen deben adaptarse a nuevos productos.
“Si solo se cambia de maíz a frijol no será tan complicado, pero si cambias de un sistema agroforestal a un cultivo anual eso ya tiene más implicaciones y si no se actúa pronto en el largo plazo algunos productos pueden ser muy afectados y hasta desaparecer”, dijo Läderach durante el taller internacional de periodismo científico, realizado recientemente en Tegucigalpa, Honduras.
Para evitar estas afectaciones, según el investigador es necesario hacer estudios y comenzar a cruzar variedades para obtener semillas más resistentes a sequía y temperaturas más altas. “Por eso son importantes los bancos de germoplasma y la posibilidad de intercambiar semillas entre los países”.
Además, el investigador del CIAT aconseja aprovechar las ventajas que le concede al país tener grandes fuentes de agua para desarrollar sistemas de riego y cosecha de agua, que le permitan al sector agrícola enfrentar de mejor manera los cada vez más frecuentes episodios de sequía.
FAO REITERA ADVERTENCIA
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ( FAO por sus siglas en inglés) advirtió el pasado viernes que como consecuencia de los efectos de El Niño, que en las próximas semanas y meses intensificará sus efectos, en 14 países la seguridad alimentaria de sus habitantes estará en riesgo.
Estos países son El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Somalia, Etiopía, Kenia, Zimbabue, Malaui, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Indonesia, Mongolia y en general las Islas del Pacífico.
En una reunión realizada en Roma, Italia, con organizaciones socias, el responsable de la División de Emergencias y Rehabilitación de la FAO, Dominique Burgeon, remarcó que “el episodio actual de El Niño puede ser uno de los más fuertes que se hayan registrado” y tendrá un “significativo impacto” en la agricultura.
EL MÁS SEVERO
Basado en predicciones climáticas la FAO mantiene que el actual fenómeno de El Niño puede convertirse en el más fuerte jamás registrado, por lo que desarrolla planes de intervención temprana para atender a los afectados. “En el Corredor Seco de América Central (región compartida por Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador) se ha perdido el ochenta por ciento de los cultivos” y en algunos países el precio de los granos básicos comenzó a subir, dice un reciente informe de la organización.
Hasta ahora Nicaragua es el único país de la región que no ha cuantificado los daños provocados por la sequía.
