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Los estudiantes no están dispuestos a consumir frutas ni refrescos naturales, por el contrario, los estudiantes prefieren alimentos “ultraprocesados” ricos en sales y azúcares. LA PRENSA/ ARCHIVO

Chivería viva y coleando en escuelas

Lo que menos hay en los bares de cuatro grandes colegios públicos de la capital es la opción a una merienda saludable. Se vende muy poca fruta y refrescos naturales. Y cuando las hay, están en una mínima proporción en comparación con la cantidad de bebidas embotelladas y con las bolsas de frituras, snacks ricos en sal y azúcares que de acuerdo con recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) deberían restringirse en la dieta de los niños.

Lo que menos hay en los bares de cuatro grandes colegios públicos de la capital es la opción a una merienda saludable. Se vende muy poca fruta y refrescos naturales. Y cuando las hay, están en una mínima proporción en comparación con la cantidad de bebidas embotelladas y con las bolsas de frituras, snacks ricos en sal y azúcares que de acuerdo con recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) deberían restringirse en la dieta de los niños.

Y cuando hay frutas, poco las consumen los estudiantes, dicen las vendedoras de los bares.

“Tal vez traigo una docena de bananos y solo se venden dos. El resto se arruina”, dice Martha Reyes, del bar principal del colegio Miguel de Cervantes.

“La compran un día, pero no diario. Pienso que es asunto de educación, eso comienza en el hogar, hay que reeducar”, dice Yolanda Membreño, encargada del bar principal del colegio Experimental México desde hace 11 años.

De hecho, en ninguno de los bares principales de los cuatros colegios (México, Cervantes, Goyena y Rigoberto López) se ofertan frutas en los mostradores. Con el argumento de que no se venden, las encargadas de los bares invierten poco en ellas.

En casi todos los mostradores de los bares escolares hay vitrinas con caramelos de diversos sabores: menta, frutas, chocolates, bombones, chicles, pero también bandejas, tapadas con plástico, que exhiben maletas de harina y mortadela, pizzas rectangulares listas para calentar o letreros que ofrecen enchiladas, tacos, tajadas con queso. No faltan las botellas de vinagre para aderezar una que otra “chivería”, las grosellas verdes o el mango celeque son de las pocas frutas que buscan los alumnos.

En algunos colegios como el instituto Miguel Ramírez Goyena no se venden las gaseosas tradicionales, pero todavía hay una marca que se vende y con esa desayuna, casi a diario, Kathleen Calderón, de 16 años, estudiante de quinto año.

“En el recreo me tomo una gaseosa con unas tajadas con queso”, dice Kathleen, originaria de Mateare, quien explica que debido a la distancia le toca salir muy temprano de su casa, antes de las seis de la mañana, y a esa hora no le da hambre, entonces se viene sin desayunar, y come por primera vez a la hora del recreo. Diario, en ese desayuno invierte 25 córdobas, con lo que se podría comprar una piña y una docena de bananos en el mercado.

“¿Comprás fruta?”, se le pregunta.

“Casi no”, dice Kathleen y se ríe. En su casa tampoco consume frutas, aunque dice que otros sí las comen.

“Aquí ofrecemos refresco natural de zanahoria con naranja, naranja con granadilla, limón con tamarindo”, describe Flor de María Suárez, sin embargo, según la vendedora, los estudiantes demandan más gaseosa o bebidas de cajas y botellas mientras que quienes se inclinan más por el refresco natural son los maestros.

En el bar del México cuelgan ristras de yucas, plátanos y otras frituras saladas y procesadas, sin embargo, Membreño dice que no son “chiverías” y que lo prohibido por el Ministerio de Educación (Mined) hace como dos años, explica, son“las gaseosas y todo lo que es tortillita, meneítos, todo lo sintético”, aclara Membreño, quien no obstante, vende sopas instantáneas, pero dice que solo a los estudiantes del sabatino.

GASEOSAS SÍ Y NO

En tres de los cuatro colegios recorridos se venden gaseosas pero “solo a los docentes”, dice Martha Reyes, del colegio Miguel de Cervantes. Lo mismo dijo Teresa Ramírez, del colegio Rigoberto López Pérez. Allí las gaseosas no están exhibidas en las refrigeradoras como los otros jugos y bebidas de cajas, se ven en un rincón del congelador de puertas de vidrio.

En el Goyena, la gaseosa que se vende abiertamente tiene más demanda entre los estudiantes que cualquier refresco natural o jugo de caja.

La “comida chatarra” también reina en los colegios privados, sin embargo, algunas instituciones privadas ya están orientados a los padres a que les preparen una merienda saludable a sus hijos. Se conoce un par de casos que han tomado la radical medida de dejar de venderles merienda a sus alumnos, para obligar a los padres a que les preparen el alimento.

La Organización Mundial de la Salud  (OMS)  establece una relación directa entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el aumento de peso.  LA PRENSA/ ARCHIVO
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece una relación directa entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el aumento de peso.
LA PRENSA/ ARCHIVO
ALIMENTOS ULTRAPROCESADOS DAÑINOS

Aunque se hayan eliminado algunas gaseosas y algunas frituras “sintéticas”, como les dice Membreño, gran parte de la oferta en los bares de los cuatros colegios recorridos por LA PRENSA —el pasado jueves— están dentro de la clasificación de alimentos ultraprocesados que se consideran “dañinos” para la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Lea la primera parte de esta serie de reportajes: Como, engordo y enfermo

El informe “Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas” que divulgó este año la OMS.
“Los productos ultraprocesados tienen un alto contenido calórico y bajo valor nutricional.

Son característicamente grasosos, salados o azucarados, y bajos en fibra alimentaria, proteínas, diversos micronutrientes. A menudo tienen un alto contenido de grasas saturadas o grasas trans, y alto nivel de azúcar.

Su verdadera naturaleza suele disimularse mediante un sofisticado uso de aditivos. Si bien algunos de estos aditivos son inocuos (que no hacen daño), la seguridad de otros, solos o combinados con diversas sustancias alimentarias, se desconoce o está en entredicho”, describe el informe de la OMS y añade que están hechos para “saciar antojos” y para “ser casi adictivos” ya que contienen ciertos “sabores y propiedades que pueden distorsionar los mecanismos del aparato digestivo y del cerebro que envían la señal de saciedad y controlan el apetito, lo que lleva a un consumo excesivo.

Como resultado, el consumo de tales productos puede interferir con la capacidad de controlar los hábitos alimentarios”, explica el informe que siguió el consumo progresivo de estos productos en varios países del continente a lo largo de una década.

¿DÓNDE SE COMPRAN?

Estos alimentos que la industria produce a granel, y que en gran medida son importados pero que también está estimulando la producción local, no solo se consiguen en los bares de las escuelas, sino prácticamente en todas las pulperías y en cualquier negocio de comida rápida que se encuentra en las calles o en cualquier centro comercial del país.

El estudio de la OMS que recogió información de 13 ciudades de América Latina, estableció que en el aumento del consumo de estos alimentos han contribuido los procesos de urbanización y los estilos de vida que imponen: distancias, largas jornadas laborales, entre otros factores.

“Para apoyar y fomentar patrones de alimentación saludable es necesario frenar el rápido aumento de las ventas de productos ultraprocesados en todo el continente, mediante regulaciones legales y el desarrollo de oportunidades en el mercado a fin de proteger y fortalecer los sistemas locales y nacionales de alimentos saludables”, dice el documento que muchos de estos alimentos como los principales causantes del aumento de peso y de las enfermedades crónicas en las personas.

“El mayor consumo de productos ultraprocesados se asocia con dislipidemia (alteración del metabolismo) en los niños y, por lo tanto, con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, de síndrome metabólico en los adolescentes y de obesidad en los adultos en Brasil”.

Mientras que en Estados Unidos, el alto consumo de alimentos ultraprocesados como galletas, pan blanco, caramelos y postres, bebidas azucaradas, carnes procesadas y papas fritas, “se asocia con el aumento de peso en los adultos”, agrega el documento.

Al diputado Wilfredo Navarro, hasta hace poco miembro del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) está consultando dos propuestas de ley al respecto. Una, que promueva la alimentación saludable para la infancia y otra orientada a la prevención y tratamiento para la obesidad en la población.

Navarro apunta que la “publicidad de la comida chatarra y la actitud tolerante de las autoridades ante este tipo de cosas y la presión que ejercen las empresas privadas”, no solo impiden avanzar estos proyectos de ley en el parlamento, sino que son el principal obstáculo en la regulación de la “comida chatarra” en los colegios.

En los colegios de Managua se siguen vendiendo papas, platanitos fritos y alimentos poco nutritivos, según un sondeo que hizo LA PRENSA.  LA PRENSA/ ARCHIVO.
En los colegios de Managua se siguen vendiendo papas, platanitos fritos y alimentos poco nutritivos, según un sondeo que hizo LA PRENSA.
LA PRENSA/ ARCHIVO.
OJO CON LA CARNE PROCESADA

Hace una semana, un panel de expertos de la OMS advirtió que la carne procesada es “cancerígena”, aunque de inmediato el dictamen de la OMS tuvo muchos detractores, se abrió un debate sobre las carnes procesadas entre las que caben todos los embutidos, así como las carnes que se usan para salchichas y hamburguesas, productos que muchas madres incluyen en las dietas escolares de sus hijos. La carne procesada es considerada tan tóxica como el humo del tabaco, el plutonio, el aire contaminado, según las conclusiones del panel. Aunque en la gran mayoría de colegios privados y públicos abundan las comidas rápidas, en algunos colegios se está instando a que los padres les preparen alimentos a sus hijos y les alisten frutas y refrescos naturales, preparados en la casa, como merienda. Sin embargo, es común que muchas madres envíen en las mañanas a sus hijos a las pulperías para adquirir jugos de cajas y galletas u otras “chanchadas”, como llama el diputado Wilfredo Navarro a este tipo de alimentos no nutritivos.

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COMENTARIOS

  1. Joax
    Hace 8 años

    Jajaja, ve lo que le preocupa de la nota de prensa. Mas bien no sera que aparte de costumbre o tradicion, la comida saludable esta muy cara, hacer un refresco natural es mas caro que hacer 20 sobres de jugo en polvo por ejemplo, por ahi va la cosa. Aparte es mas practico para los vendedores, no se matan mucho.

  2. Investigador
    Hace 8 años

    Como todo, claro si dejara dinero la medida como la deja trancito de la policia, yo le aseguro que esto estubiera regulado. Se ha preguntdado cuantos impuestos pagamos los ciudanos, sino aqui les va: trancito nacional,dgi,dga,migracion,catastro fisico,catastro fiscal,registro publico de la propiedad,rodamiento,ibis,ect.hasta cuando, hermano presidente daniel,

  3. Alejo Garmendia M.
    Hace 8 años

    Busqué la palabra “chivería” en el RAE, y luego recorrí la red buscando significados y no me sale nada relacionado asi que es un trabajo para doña Ines Izquierdo, de hablarnos de esa palabra. Se que en el Pacifico se le llama a los meneitos, tortillitas y ese tipo de cosas empacadas lo que interesante es saber porque le llaman CHIVERÍA, palabra de uso comun en esta parte del país.

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