Cientos de cubanos que emigran de modo ilegal desde su país hacia Estados Unidos, llevan varios días varados en San José y en Paso Canoas, la frontera de Costa Rica con Panamá, exigiendo a este país un salvoconducto que les permita viajar a Nicaragua y continuar su travesía por Centroamérica.
Noticieros nacionales de televisión hablan de entre 400 y 1,200 los que estarían en esta condición en Paso Canoas, y 200 más en San José; aunque todos serían deportados.
Los que se encuentran en Paso Canoas deberán ser deportados a Panamá, mientras que los de San José, serán devueltos a Nicaragua, de donde habrían sido regresados días anteriores; según Migración y Extranjería.
Unos 4 días durará Migración deportando a los 200 cubanos a Nicaragua, según Kathya Rodríguez, directora de Migración; saliendo un primer grupo de 30 personas este 12 de noviembre rumbo a la frontera de Peñas Blancas.
Costa Rica restringió más el ingreso a cubanos exigiendo visa, dos días después de desarticular una banda local que era parte de organizaciones internacionales que se dedican al tráfico de cubanos (también asiáticos y africanos), a quienes cobraban entre 7 y 15 mil dólares para trasladarlos a Estados Unidos.
Según imágenes de la televisión local desde Paso Canoas; niños, mujeres embarazadas y adultos mayores forman parte de grupo que se lamenta estar atrapado en esa frontera, luego del peligroso itinerario desde Ecuador por sitios montañosos y altamar para evadir los controles de las autoridades en su itinerario a Norteamérica.
“Solo queremos seguir”, decían algunas pancartas con la que los migrantes cubanos piden ayuda para continuar su itinerario.
“Pedimos justicia, libertad de expresión porque en nuestro país tenemos una dictadura comunista”, gritaba otro isleño a las cámaras de televisión.
En las oficinas centrales de la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica, en San José, hay otro grupo de unos 120 cubanos que decidieron entregarse por cuenta propia a las autoridades. También piden salvoconducto para continuar su viaje hacia Nicaragua.
“Para nosotros es muy duro hacer pasar por estas dificultades a nuestros hijos, pero es mejor hacerlo que quedarse en nuestro país”, declaró Rosalis Taboada. “Venimos aguantando frío en lanchas y lugares peligrosos”, añadió.
Las autoridades ticas no se han pronunciado al respecto. No obstante, la Policía Profesional de Migración ha iniciado un proceso para deportar del país a los dos grupos. Este cuerpo policial amplió su presencia en Paso Canoas y en Peñas Blancas, frontera con Nicaragua, donde el martes se capturó a la líder de la banda de coyotaje.
Los cubanos lamentan pasar en la intemperie mientras esperan por algún documento, aducen que el dinero se les termina por los gastos de alimentación, transporte y algunos hasta en hospedaje. Algunos aseguran haber gastado hasta 300 dólares en sus gastos durante los 4 días que llevan retenidos.
En Paso Canoas, el grupo pernocta hacinados en pequeños cuartos de hotel donde la noche por persona cuesta unos 15 dólares. “Aquí en Costa Rica todo es caro y no podemos estar gastando más dinero. Ya en Colombia perdimos mucho dinero”, dijo un cubano molesto.
LA BANDA DESARTICULADA
La banda tica fue desarticulada con la captura de 12 personas mediante ocho allanamientos dirigidos por la Fiscalía Adjunta contra la Trata y el Tráfico Ilícito de Migrantes, en Guanacaste, norte de Costa Rica; San José y Cartago; centro del país.
Quien sería la líder de esta banda, una mujer de apellido Rodríguez Torres, fue detenida cerca de la frontera con Nicaragua. Ella era la responsables de hacer las coordinaciones internacionales, establecer los precios y maneja la “bodega de migrantes ilegales”, coordinar su traslado, ocultamiento y encubrimiento de los migrantes ilegales; según el Ministerio Público.
De acuerdo con la investigación, esas personas inician la travesía por tierra desde Sudamérica hasta Casta Rica, con el objetivo de seguir su camino hasta Estados Unidos, evadiendo los controles migratorios.
En Costa Rica, las personas migrantes ingresaban por Panamá y eran recibidas por miembros de la organización en la frontera de Paso Canoas, quienes se encargan de ocultarlas y encubrirlas, tanto en hoteles de la zona como mediante la utilización de vehículos particulares o de servicio público, como buses o taxi.
Así los trasladan hacia San José, donde los alojaban en hoteles capitalinos durante horas o por una noche, para luego ser trasladados hasta la zona de La Cruz, frontera con Nicaragua.
En ocasiones, el viaje va directo hasta esta zona limítrofe con Nicaragua, donde se encuentra la base de operaciones de esta organización criminal.