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Los Fabulosos Cadillacs a finales de 2001, optaron por darse un receso que duró seis años. LA PRENSA/ AGENCIAS

Son una familia

Sergio Rotman se considera un tipo afortunado. El saxofonista argentino encontró en su banda, Los Fabulosos Cadillacs, una especie de familia disfuncional que goza de un lugar privilegiado en la escena latina del rock.

Sergio Rotman se considera un tipo afortunado. El saxofonista argentino encontró en su banda, Los Fabulosos Cadillacs, una especie de familia disfuncional que goza de un lugar privilegiado en la escena latina del rock.

A treinta años de la creación del grupo, el músico también puede presumir de tener entre sus filas a dos de los compositores más importantes de la música latina contemporánea: el cantante Gabriel Fernández “Vicentico” y el bajista Flavio Cianciarulo, y de haber vivido en carne propia la etapa más subterránea de la escena musical en la región, cuando él y sus compañeros actuaban en foros casi vacíos.

SUS INICIOS

Pero la historia de la agrupación originaria de Buenos Aires ha cambiado radicalmente desde sus primeros años, cuando tocaba en el garaje de la casa de Cianciarulo: Los Fabulosos Cadillacs celebraron el pasado jueves tres décadas de trayectoria con un concierto en el Foro Sol de la Ciudad de México, al tiempo que ha comenzado la preproducción de lo que será su nuevo álbum previsto para 2016.

“¡Los Cadillacs me han dejado una familia! ¡Somos mucho más que amigos! Hemos desarrollado una relación entre nosotros y nos ha pasado prácticamente de todo”, dijo Rotman a The Associated Press en una entrevista telefónica reciente.

“Nos conocemos desde que éramos chicos y vivíamos con la familia. Empezamos a tocar como una banda ‘underground’ en los ochenta, con el gobierno militar todavía presente, no en actividad, pero sí con una fuerte presencia. Fuimos parte de la presión política que sufría Argentina en esos años, así que llegar hasta aquí y vivir todo esto es mucho más de lo que uno pudiera soñar”.

“¡Los Cadillacs somos más una familia disfuncional que una banda de rock!”, agregó en tono bromista.

El grupo, también integrado por el trompetista Daniel Lozano, el tecladista Mario Siperman y el baterista Fernando Ricciardi, llegó por primera vez a México en la década de 1990 y desde entonces entabló una relación amorosa muy fuerte con el país, donde ha protagonizado conciertos memorables y donde Cianciarulo conoció a su esposa y la madre de sus hijos.

ÉXITO REAL

“El regalo más grande que me ha dado México fue llegar aquí no como un producto de la compañía discográfica, ni como los grandes hacedores de éxitos, sino como una banda del movimiento ‘underground’. Haber partido de ese rincón mugriento, y muchas veces odiado que es el ‘underground’, eso es para mí el mayor regalo porque sabes que tu éxito es real y tangible”, apuntó el saxofonista, quien además es líder del grupo Cienfuegos.

Espectáculo espectáculos FAMA farandula archivo

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