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El Canto Errante de Rubén Darío

En octubre de 1907, y cuando aún resonaban las críticas elogiosas que suscitó su obra cumbre Cantos de Vida y Esperanza (1905), Rubén Darío publicó en Madrid su libro El canto errante (M. Pérez Villavicencio, Editor).

En octubre de 1907, y cuando aún resonaban las críticas elogiosas que suscitó su obra cumbre Cantos de Vida y Esperanza (1905), Rubén Darío publicó en Madrid su libro El canto errante (M. Pérez Villavicencio, Editor). Si bien El canto errante no alcanza la altura y trascendencia de Cantos de vida y esperanza , la crítica dariana coincide en considerarlo como uno de los últimos grandes libros de Rubén, que no desdice del prestigio alcanzado por el Padre del Modernismo.

El libro incluye varios de los poemas más famosos de Darío, escritos y publicados en diferentes fechas, y se caracteriza por la variedad de metros y por las innovaciones poéticas que introduce. Quizás sea uno de los libros de Darío que más novedades poéticas contemporáneas contiene. Al mismo pertenecen, por ejemplo, sus poesías: A Colón (1882), Momotombo, Salutación al Águila, A Francia, Tutecotzimi, La bailarina de los pies desnudos, La canción de los pinos, Nocturno, Epístola a la señora de Leopoldo Lugones y otros poemas .

En este artículo no vamos a referirnos a la parte poemática del libro que es estupenda, sino al célebre ensayo Dilucidaciones que Rubén utilizó como prólogo de El canto errante , por cuanto se trata de uno de los pocos trabajos en que Darío nos da a conocer sus ideas estéticas. Otro de ellos es Los colores del estandarte , en respuesta al comentario de Paul Groussac sobre sus libros Los Raros y Prosas profanas .

El texto de este proemio o prólogo es el mismo del artículo que Rubén escribió para Los Lunes de El Imparcial, de Madrid, en respuesta a la invitación que se le hiciera para exponer sus ideas en relación con el arte y la literatura. Este texto se intituló primero Dilucidaciones, pasando luego a constituir el proemio de El canto errante .

Edelberto Torres califica este prólogo como el “credo poético” de Rubén Darío, “la definición de su actitud y de su misión”. “Estas dilucidaciones, agrega don Edelberto, son la exposición más completa que (Darío) ha hecho de sus ideas sobre los asuntos que más le atañen, incluso, por tanto, la forma poética”.

Si bien es cierto que la aportación teórica de Rubén Darío, en cuanto a la formulación de una nueva estética, no es muy abundante, porque él mismo se negó a hacerlo, con todo, de sus escritos es posible extraer conceptos claros al respecto, aunque es obvio que el magisterio estético de Rubén está en su propia obra más que en los prólogos de sus libros que, en el mejor de los casos, como nos advierte Guillermo de Torre, constituyen “una explicación marginal de su propia obra, sin adentrarse a fondo en la mutación de la lírica española e hispanoamericana experimentada durante su tiempo y, en buena parte, por su influjo”.

En el proemio de El canto errante Darío comienza por responder a la proposición, surgida en las discusiones del Ateneo de Madrid con motivo del auge del versolibrismo, acerca de “si la forma poética está llamada a desaparecer”, si se identifica la poesía únicamente con la forma poética métrica: “La forma poética, es decir, la de la rosada rosa, la de la cola de pavo real, la de los lindos ojos y frescos labios de las sabrosas mozas, no desaparece bajo la gracia del sol”… “No. La forma poética no está llamada a desaparecer, antes bien, a extenderse, a modificarse, a seguir su desenvolvimiento en el eterno ritmo de los siglos. Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía, dijo uno de los puros. Siempre habrá poesía, y siempre habrá poetas. Lo que siempre faltará será la abundancia de los comprendedores”… Más adelante agrega: …“No gusto de moldes nuevos ni viejos… Mi verso ha nacido siempre con su cuerpo y alma, y no le he aplicado ninguna clase de ortopedia. He, sí, cantado aires antiguos; y he querido ir hacia el porvenir, siempre bajo el divino imperio de la música —música de las ideas, música del verbo—”… …“Resumo, escribe Darío, la poesía existirá mientras exista el problema de la vida y de la muerte”… “El verdadero artista comprende todas las maneras y halla la belleza bajo todas las formas. Toda la gloria y toda la eternidad están en nuestra conciencia”.

El autor es jurista y escritor.

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COMENTARIOS

  1. Hace 8 años

    Siga adelante, Rectorcito, con sus escritos de Dario. Ud, es uno de los mas acuciosos
    Darianos en todo el mundo. Nos complace verlo a menudo en La Prensa…

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