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Liberalismo y socialismo del siglo XXI

El concepto del “socialismo del siglo XXI”, si bien fue inventado por Hanz Dieterich Steffan, adquirió difusión mundial durante el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela

La marea política está cambiando en América y en varios países del hemisferio han retomado las riendas gobiernos liberales y en otros, están a punto de desplazar a los llamados gobiernos socialistas del siglo XXI, que no son otra cosa que una reedición del populismo del siglo XIX.

El concepto del “socialismo del siglo XXI”, si bien fue inventado por Hanz Dieterich Steffan, adquirió difusión mundial durante el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela que lo adoptó como propio, pero el modelo fue un fracaso que ha tenido cuatro grandes reveses: primero, la muerte de Hugo Chávez quien era un líder inteligente y carismático; segundo, el reemplazo de Hugo Chávez por Nicolás Maduro, quien no cuenta con ninguno de los dos atributos; tercero, el recurrente fracaso de las políticas económicas de la economía centralizada en ambos gobiernos, y por último, la estrepitosa caía de los precios internacionales del petróleo que es el sustento de la economía venezolana.

Como resultado, Venezuela vive una profunda crisis económica como nunca en su historia, caracterizada por una altísima tasa inflacionaria y una escasez de los productos más esenciales.

Para agravar las cosas, Maduro ha recurrido a las viejas fórmulas dictatoriales: el autoritarismo y el militarismo encarcelando y condenando a los líderes opositores como Leopoldo López, quien fue condenado a 13 años y 9 meses en un proceso viciado que el mismo fiscal Franklin Nieves ha denunciado como una farsa y ha tenido que pedir asilo en los Estados Unidos.

Más recientemente, la DEA capturó en Haití a Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, sobrinos del presidente Nicolás Maduro y su esposa, Cilia Flores, ambos portando pasaporte diplomático mientras conspiraban para introducir una cantidad importante de cocaína a los Estados Unidos donde están siendo enjuiciados y enfrentan la posibilidad de cadena perpetua.

En consecuencia, por primera vez en 16 años, la oposición venezolana aventaja en las encuestas a los oficialistas hasta con un margen de 20 por ciento para los comicios legislativos del próximo 6 de diciembre. No hemos llegado a la primera mitad del siglo XXI, cuando ya estamos viendo su ocaso en algunos países. Perdiendo el parlamento, Maduro quedará atado de manos, solo a la espera de que se termine su mandato y retorne la democracia a Venezuela y quizás antes, porque podría haber un referendo revocatorio que seguramente perdería.

En Argentina también parece que oficialismo kirchnerista podría ser derrotado en las elecciones del próximo domingo 22 de noviembre en segunda vuelta. Según las encuestas, el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, del partido PRO de tendencia liberal, encabeza las encuestas publicadas por el prestigioso diario El Clarín de Buenos aires con un 51.8 por ciento contra el 43.6 ciento que favorecen al oficialista Daniel Scioli. Otra encuesta reciente vaticina que ganará Macri con un 46.3 por ciento contra 40.2 ciento de Scioli.

Mientras tanto, al otro extremo del hemisferio, en Canadá, Justin Pierre Trudeau, de 42 años, fue juramentado como 23 primer ministro de ese país, encabezando el Partido Liberal, que arrasó con los comicios del pasado 19 de octubre y saltó de 36 asientos en el Parlamento a 184 asientos, el mayor incremento numérico de un partido en la historia de Canadá.

No ha transcurrido el primer cuarto del siglo XXI y el socialismo sucumbe, veremos cómo “da vuelta la tortilla” y los gobiernos liberales se asientan en el continente americano. El desgaste de los gobiernos de Ecuador, Bolivia y Nicaragua es notorio como resultado de la falta de cohesión ideológica ante la desaparición de los patrocinadores de esa ideología populista.

No me cabe la menor duda, que antes de que este siglo llegue a su primer cuarto, veremos cambios fundamentales en Cuba, cuyo socialismo desfasado y obsoleto, aparte de fracasado, no resistirá la apertura de los mercados y el relevo generacional que está por venir.

Igual ocurrirá en Nicaragua, más temprano que tarde. No servirán las leyes represivas como la llamada Ley de Seguridad Soberana, que augura un “estado de sitio” permanente. Inexorablemente, Nicaragua seguirá el camino libertario de Venezuela y otros países: la marea está cambiando en América.

El autor es diputado de la Bancada Alianza PLI y Presidente de la Comisión de Turismo

Columna del día Liberalismo siglo XXI Socialismo archivo

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