14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

El reino de Dios sí es para este mundo

“Mi reino no es de este mundo”, significaría entonces para algunos: Que Dios nada tiene que ver con esta tierra. Que Dios no se mete en nuestras cosas, ni en nuestros problemas políticos

La respuesta de Jesús a Pilato, “mi reino no es de este mundo” (Jn. 18,36), ha dado pie a muchas y falsas interpretaciones: Con frecuencia la palabra “reino de Dios” se ha identificado: con cielo, con algo que llegará en la otra vida o con dominio o poder de Dios al estilo de los poderosos de este mundo… Asimismo, la palabra “mundo” se ha interpretado como: el lugar geográfico en el que vivimos, con la tierra que pisamos.

“Mi reino no es de este mundo”, significaría entonces para algunos: Que Dios nada tiene que ver con esta tierra. Que Dios no se mete en nuestras cosas, ni en nuestros problemas políticos, sociales, familiares, económicos… Que Dios se lava las manos como Pilato ante este mundo nuestro y su problemática.

En cambio para San Juan el mundo, todo, es un “símbolo”. El mundo es el símbolo de toda esa serie de pseudovalores en los que se basa esta sociedad nuestra: El dios-poder, el dios-dinero que han traído consigo: la mentira y la opresión, la injusticia y la explotación, el afán de tener, capaz de comprar y vender la misma dignidad humana y crear esas enormes diferencias existentes, la corrupción y la violencia, es decir, la “cultura de la muerte”.

El reino de Dios para Jesús se hace realidad cuando los hombres vivimos como hijos de Dios y hermanos los unos de los otros. Vivir así conlleva: un cambio de mentalidad y de actitud ante la vida. A esto es lo que se llama “conversión”, como el mismo Jesús nos dijo: “Se ha cumplido el plazo; ya llega el reinado de Dios; convertíos y creed en el Evangelio” (Mc. 1,15).

Vivir la fraternidad, la igualdad entre todos. Crear estructuras por las que se haga posible compartir mejor y hacer una vida más humana y digna para todos. Luchar a favor de la vida y no de la implantación de la violencia y la muerte.

Este es el proyecto de Dios: una alternativa a esta sociedad nuestra que no nos deja vivir ni convivir en paz, como nos dice el papa Francisco: “La causa a la que Jesús dedica su tiempo, sus fuerzas y su vida entera es lo que él llama el “reino de Dios”. Es, sin duda, el núcleo central de su predicación”.

El reino de Dios, pues, no es de este mundo en el sentido de que sus esquemas y planteamientos son muy distintos a los nuestros; pero el reino de Dios sí es de este mundo y para este mundo: Porque es en esta tierra nuestra donde Dios quiere que vivamos como hijos suyos y hermanos, los unos de los otros, con todas las consecuencias que eso lleva consigo en la vida de cada uno y de la misma sociedad. Porque es en esta tierra nuestra donde Jesús empezó a realizar ese proyecto y a luchar para que se llevase a cabo.

Porque es en esta tierra nuestra donde la Iglesia, la comunidad cristiana tiene que decirle a la gente que sí es posible vivir como hijos de Dios y como hermanos, sobre todo con el ejemplo.

El reino de Dios no es de este mundo, pero sí es para este mundo.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí