La actriz celebró hace una semana sus 33 años dedicándoles un emotivo mensaje a sus seguidores. ¿El motivo? La reconciliación con esa fama que le costó titulares duros y tener un grupo de cibernautas enemigos que la atacaban en las redes sociales. La fama le costó ser descrita como “insoportable” y “poco natural” por la prensa internacional.
Desde El diario de la princesa, con un personaje creado por el mundo Disney, la actriz pasó de ser la niña mimada del reino para aceptar papeles secundarios en otros géneros, como El secreto de la montaña, hasta la taquillera El diablo se viste a la moda, como coprotagonista de Meryl Streep.
Tras alcanzar el Óscar por Los miserables (2013), su discurso fue acusado de inconexo y la crítica la vapuleó. Incluso algunos usuarios de las redes sociales le crearon un “movimiento” de odio: “hathahaters” o “hateaway”, para referirse a una actriz que, según ellos, pretendía ser políticamente correcta.
Hathaway mantuvo el perfil bajo; no tenía Twitter ni Facebook. “Realmente no sabía qué esperar al abrirme a los medios sociales, pero, ciertamente, no estaba preparada para la efusión de amor y apoyo que he tenido la suerte de recibir de todos ustedes (bueno, la mayoría de ustedes). Ustedes llenaron mi año número 32 con tanta luz, alegría y positividad y quería hacerles saber lo mucho que les agradezco”, publicó en Instagram.