Sin quererlo, la migración nicaragüense se ha vuelto a colar en el debate de los conflictos entre Nicaragua y Costa Rica, esta vez en la crisis humanitaria con cubanos; al servir de ejemplo sobre cómo el gobierno sandinista defiende la salida de centroamericanos hacia Estados Unidos; pero en cambio, se olvida de sus conciudadanos en este país.
El canciller Manuel González usó este ejemplo por segunda vez en el conflicto de los cubanos varados en la zona de Peñas Blancas, para desnudar la ironía del gobierno sandinista que acusa a Costa Rica de crear y manipular este problema “que pretende desconocer e ignorar las causas y la responsabilidad de los Estados Unidos en el aliento de una migración insegura, indigna, desordenada e ilegal, que afecta a Cuba y que está afectando ya a la región centroamericana”.
En la reunión de cancilleres del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) con homólogos de Ecuador, Colombia y México; Nicaragua abogó por los migrantes centroamericanos que buscan a Estados Unidos como destino.
Según González, “es un poco irónico que aquí ellos vengan a defender la migración centroamericana hacia el norte, que es un problema muy serio con el que tampoco se debe de jugar a la ligera; y que nunca se hayan preocupado por su propia migración hacia el sur, cuando Costa Rica les ha recibido con los brazos abiertos”.
A juicio del ministro, el gobierno sandinista “trató de mezclar una cosa con la otra, la migración centroamericana con la migración de cubanos, siempre hemos sido solidarios como costarricenses con todo tipo de migración, especialmente con la de nicaragüenses hacia el sur, durante varias décadas con cientos de miles de personas”.
La noche del 15 de noviembre, horas después de que Nicaragua con uso de la Policía Nacional y del Ejército devolviera de su territorio tico a casi 2 mil cubanos, González también ejemplificó con la migración nicaragüense.
Ese día usó el viejo refrán de que “ahora las pavas le tiran a las escopetas”, y luego respondió al reclamo nicaragüense por la flexibilidad migratoria de Costa Rica que en este contexto humanitario, concede visas de tránsito extraordinarias a los cubanos.
“Reaccionan con un montón de exabruptos y palabras acusatorias a Costa Rica, reclamándole su flexibilidad y política migratoria, política migratoria que dicho sea de paso durante 40 años los ha beneficiados también a ellos, pero lo hemos hecho cumpliendo al pie de la letra regulaciones internacionales a las que estamos sometidos como país”, dijo el canciller.
LA MIGRACIÓN NICARAGÜENSE EN COSTA RICA
Costa Rica se convirtió en refugio político para perseguidos durante la dictadura de Somoza y la revolución sandinista de los años 80. A lo largo de esos regímenes y hasta el momento, miles de nicaragüenses han emigrado a este país en busca de empleo, el mismo que no encuentran en Nicaragua.
Según el censo de hace 4 años del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Inec), en Costa Rica viven 287,766 nicaragüenses y representan el 74,6 por ciento del total de inmigrantes residentes, calculado en 385,899 extranjeros; aunque cifras extraoficiales consideran que la cifra puede ser mayor.
La mayoría de esos 287 mil nicaragüenses son residentes legales que regularizaron su condición migratoria en dos amnistías otorgadas por dos gobiernos distintos en la década de los años 90, la segunda de ellas después del huracán mitch que devastó parte de Nicaragua y Centroamérica en 1998.
Los nicaragüenses en Costa Rica siguen recibiendo apertura migratoria, aunque parte de estas disposiciones de regulación implementadas por el gobierno tico, sean para mejorar su recaudación y ordenar una mano de obra que es indispensable en áreas de servicio doméstico, agrícola y construcción.
LLAMAN A EVITAR XENOFOBIA
En un pronunciamiento a favor de una salida humanitaria a la crisis con cubanos, un colectivo de diez organizaciones migrantes en Costa Rica pidió hace dos semanas “que se evite la politización de la crisis humanitaria que se vive en este momento, pues ello sólo lleva a que se exacerbe el odio y la xenofobia entre países hermanos como lo son Costa Rica y Nicaragua”.
Para el investigador del Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica (CICDE-UNED), Gustavo Gatica, “pareciera que el gobierno nicaragüense no tendría autoridad moral para demandar a otros Estados, en esta caso al costarricense, sobre la denuncia de violación a la soberanía nacional y el respeto a las fronteras, cuando hace muy poco por evitar que sus nacionales tengan que ir a buscar empleo a Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador o Panamá”.