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Fernando Centeno Chiong

La anestesia de las encuestas

Leí con mucho interés el artículo de una periodista paraguaya en el diario El País de España donde analiza porqué su nación en las últimas encuestas de Gallup aparece como uno de los países más felices del mundo, siendo uno de los más corruptos, empobrecido y con una clase política indolente.

En la medida que disfrutaba la lectura, de repente perdí la perspectiva a qué nación se refería y extraigo algunos datos de Paraguay: Tiene una población de 6.6 millones de habitantes. Sufrió una dictadura militar de casi treinta años. Una cuarta parte de su población vive en pobreza y un diez por ciento en extrema pobreza. El crecimiento económico es del cuatro por ciento, pero solo favorece a las clases privilegiadas (el 10 por ciento de los ricos controla el cuarenta por ciento de los ingresos).

Afirma la escritora que aunque sean pobres, un paraguayo “no es una persona amargada ni derrotista”. Antes bien, es de una resistencia a toda prueba y tiene una capacidad de lucha y de sobrevivencia admirable. Por lo tanto, concluye que hay mucha gente feliz, pero eso no quiere decir que sean los más felices.

Uno de los analistas entrevistados afirmó que “en general, el paraguayo no se preocupa mucho por el futuro, o por temas como el ahorro, la jubilación, la salud en la tercera edad, etc. Tiene un talante amigable y solidario, y vive el presente. Aunque le ocurra algo malo, lo toma como natural y si le preguntas al respecto, responde con un bien o que nadie muere en la víspera…”

Aunque la gente normalmente no viste bien, es amigable con el extranjero y este termina fascinado con el ciudadano promedio de tal manera “que lloran cuando llegan porque creen que es la jungla… y lloran de tristeza cuando se van”.

La agencia de encuestas vía telefónica entrevistó a mas de mil personas y les preguntó que si en las pasadas 24 horas tuvieron emociones positivas, como reírse, se sentían bien, descansó, o si fue tratado con respeto….

Las respuestas obviamente fueron positivas. En países como los nuestros donde no hay trabajo permanente, la población descansa a la fuerza. Emociones positivas sobran porque abundan las fiestas, las tertulias y los amigos que siempre invitan aunque terminen sin un centavo en el bolsillo y si son tratados con respeto…. Tal vez en eso no coincidimos.

Lo más grave de esta analogía, según la joven política; es que este tipo de sondeos o encuestas tienen como objeto anestesiar y mantener en silencio a una sociedad porque la verdadera felicidad es cuando tus derechos están satisfechos y no basta con llenar el estómago con comida chatarra o engullir los líquidos espirituosos en barras libres o promociones.

Después de 35 años de dictadura militar cuando a un paraguayo le preguntan ¿cómo está…? siempre responde que ¡bien!

¿No es esta una respuesta común entre los nicas…? ¿Cómo estás…? ¡Bien… pijudo… contento!

Quizás esto tenga que ver con los rasgos culturales que describían Pablo Antonio Cuadra y el doctor Emilio Álvarez Montalván… somos amigables, solidarios y aunque nos ocurra algo malo lo tomamos con resignación o simplemente… que se haga la voluntad de Dios.

Como afirma el artículo, hay ciertas encuestas que solo sirven para anestesiar a la población y mientras más se realicen termina creyendo que es verdad. El análisis concluye con el relato que parece describir un poco a los nicas, cuando un periodista le preguntó a unos huelguistas del transporte que expresaban su protesta amarrados en una cruz: ¿Cómo se sienten? Bien, le dijeron, ¡estamos bien!

El autor es periodista y abogado.

Opinión encuestas España archivo
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