El triunfo electoral de Macri en Argentina arroja, a mi manera de ver, los siguientes resultados:
En primer lugar quedó probado que el sistema electoral argentino funcionó, lo cual habla muy positivo de las instituciones de ese gran país. Demuestra que cuando se cuenta con jueces imparciales y las instituciones del sufragio electoral no han sido corrompidas la voluntad de los pueblos se respeta y la salida democrática se hace realidad.
La victoria de Macri repercute directamente en la elección venezolana a realizarse el próximo 6 de diciembre. Ha sido un impulso muy sustancial a la oposición venezolana en momentos que ellos tanto lo necesitan. Debe de tomarse en cuenta las declaraciones de Macri en cuanto al caso de Venezuela y por otro lado, la Argentina es miembro muy importante de Unasur, el único organismo internacional al que se le ha permitido tener una presencia en las elecciones que se avecinan.
Segundo: la victoria de Macri centra toda la atención hoy por hoy en lo que vaya a suceder en Venezuela. El efecto dominó se puede dar. Ya cayó el primer bastión de los países del ALBA, lo derrotó el pueblo con su voto. ¿Qué va a pasar el próximo 6 de diciembre en Venezuela? Hay un dicho popular nicaragüense que traigo a colación: “Por las vísperas se sabe cómo serán las fiestas”. Todo apunta a que a pesar de que las encuestas señalan un amplio margen en favor de la oposición, Maduro y su gente, se robarán las elecciones. Además de usar todo el aparato estatal, monopolizar todos los canales de TV y poner en movimiento a miles de para militares más los miles de cubanos que se encuentran en Venezuela. Maduro no está dispuesto a respetar el veredicto de su pueblo.
Si esto es así: dos consecuencias inmediatas a nivel internacional se abren, independiente de lo que pueda suceder internamente en Venezuela a mediano plazo. Si lo que ocurra en Venezuela es un fraude descomunal, como se mira venir, esto tendría consecuencias directas en las conversaciones de paz que lleva el presidente Juan Manuel Santos con la guerrilla colombiana. Una actuación de Maduro como la que preveo haría muy difícil vender al pueblo colombiano el acuerdo de paz y todo lo andado hasta la fecha se vendría abajo.
La misma situación va a repercutir en el diálogo abierto y la apertura de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos. El presidente Obama se vería atacado fuertemente por los halcones del Congreso y por los republicanos, ya que estaría demostrado que los cubanos, quienes tienen mucho que ver en lo que ocurra en Venezuela, no tienen la menor intención de respetar los principios democráticos y la actitud de apertura de Obama no tendría fundamento.
Mauricio Macri ha prometido activar la cláusula democrática de Mercosur que establece: “La plena vigencia de las instituciones democráticas es condición esencial” para la pertenencia en el Mercosur y que “toda ruptura del orden democrático en uno de los estados partes” debe llevar a su suspensión.
Tal situación viene a respaldar la posición ya conocida del nuevo secretario de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, quien en carta que resumí y que fue publicada por este diario, puso los puntos sobre la mesa a la presidente del Consejo Electoral Venezolano.
Una OEA liderada por tales demócratas podría ensamblar un fuerte bloque democrático encabezado por Argentina, Chile, México, Costa Rica, Guatemala, República Dominicana, Colombia, Perú, Canadá y los Estados Unidos, para activar la cláusula democrática. Una OEA que defienda sin subterfugios los principios democráticos sería un viento nuevo en el continente. El viento del cambio flota y esta vez todo parece prever que propicia la democracia. Los países muestran su cansancio ante tanto chantaje y corrupción. Chávez primero y Maduro después, lo que han hecho de Venezuela es un Estado botín, donde se ha instalado una dictadura que menosprecia todo principio democrático. Macri es la esperanza de que el argentino sol, como dijera Darío, se levanta, brilla, alzándose. Y que la América nuestra sueñe, ame y vibre y sea la hija del Sol.
El autor es abogado.9
