Querida Nicaragua: en nuestra América latina se producen cada tantos años cambios políticos significativos. Desde la Argentina hasta México ninguno de nuestros países ha estado ausente en esos terremotos políticos que estremecen “las vértebras enormes” de los Andes y como un juego de dominó van conmocionando país por país.
En el siglo XIX, aún después de la independencia de nuestros países en las primeras décadas del siglo, el común denominador de los gobiernos era un sistema casi feudal con una clase social bien marcada, los conquistadores, y otra igualmente bien definida, la plebe. Inclusive había mano de obra esclava. A lo largo de ese siglo fueron surgiendo movimientos independentistas que corrieron como pólvora por todos los países latinoamericanos produciendo sucesivos levantamientos de los pueblos. Fue cuando surgieron los héroes como Bolívar, San Martín, O Higgins y tantos otros, unos con la espada y otros con la pluma forjando poco a poco la independencia de todas nuestras naciones.
A finales del siglo XIX comenzaron a surgir los revolucionarios liberales que eran hombres estudiados en Europa y que traían frescas las ideas de los enciclopedistas franceses. Fue entonces cuando surgieron un tipo de caudillos liberales fundando nuevas naciones, creando leyes modernas y aboliendo viejas costumbres semifeudales e imponiendo regímenes autoritarios y dictatoriales. En Nicaragua tuvimos como muestra el gobierno del general José Santos Zelaya, que se prolongó por 17 años. En casi todos los países del continente hubo gobiernos similares, confiscaban los bienes de sus adversarios, torturaban e imponían su voluntad sometiendo a las fuerzas armadas, servidores públicos y pueblo en general.
La historia política de nuestros pueblos latinoamericanos casi siempre ha corrido pareja, tal pareciera que existen una especie de vasos comunicantes o que el llamado “efecto dominó” se hace presente.
En la primera mitad del siglo XX proliferaron los gobiernos militares, apoyados todos por los Estados Unidos, los que en ese tiempo cuidaban celosamente la penetración comunista en América latina, considerada como su patio trasero. En los años cuarenta y cincuenta recordamos a Perón en Argentina, Stroesner en Paraguay, Odría en el Perú, Pérez Jiménez en Venezuela, Rojas Pinilla en Colombia, Remón en Panamá, Batista en Cuba, Trujillo en República Dominicana, Somoza García en Nicaragua, Tiburcio Carías en Honduras, Maximiliano Hernández en El Salvador, Jorge Ubico en Guatemala y la dictadura sui géneris del PRI en México. Las anteriores constituyen una muestra representativa de los tipos de gobiernos que se vivían en esa época en América Latina.
La segunda mitad del siglo XX se caracterizó por el impulsivo efecto que tuvo la revolución cubana. El 1 de enero del año 59 huyó Batista hacia el exilio en España y el ejército fidelista entró a la Habana. El pueblo cubano y todos en América creímos que se inauguraba un gobierno de plenas libertades, con democracia representativa, libre mercado y elecciones libres. Al poco tiempo supimos que aquello era un gobierno marxista leninista apoyado abiertamente por la Unión Soviética. Un nuevo ciclo político se iniciaba en nuestra América pues Fidel Castro convirtió a Cuba en escuela de guerrilleros, asaltantes y terroristas, cautivó a la juventud de nuestros países y los movimientos de izquierda empezaron a sembrar zozobra. A Fidel le siguió Chávez y a este Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Ortega en Nicaragua con la novedad de fomentar el llamado Socialismo del Siglo XXI. Aliados no declarados de Chávez fueron Brasil, Uruguay y Argentina.
El triunfo de Mauricio Macri viene a cambiar el panorama de las izquierdas en el continente y al parecer se acerca un nuevo ciclo de gobiernos genuinamente democráticos, no populistas ni autoritarios ni con pretensiones vitalicias. El Mercosur sin doña Cristina tendrá que dar un viraje y el presidente Maduro ya comenzó a sentir los efectos de la ola expansiva creada por el nuevo gobierno liberal de centro de la república Argentina.
El autor es gerente de Radio Corporación y Excandidato a la presidencia de la República en 2011.
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