El profesor de Economía Enmanuel Alonso llegó a su centro de trabajo en una mañana del pasado mes de junio y lo primero que le dijo su jefa fue que no continuaría impartiendo clases en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua de León (UNAN-León) porque “no era alguien consecuente con el partido”, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Alonso, un hombre que perdió los dos brazos cuando le explotó en las manos una bomba molotov en 1979 durante la guerra contra Somoza, asegura que nunca ha militado en ningún partido y que se había ganado el puesto como docente por méritos propios, ya que daba clases de Economía en inglés y es un gran dominador de la terminología económica en ese idioma extranjero, algo de lo cual muy pocos pueden presumir en Nicaragua.
“La decana de la facultad de Ciencias Económicas, Vianey (Fornos), me dijo que eran órdenes emanadas. A mí me causó risa. Después me contaron que hasta había habido una especie de votación para decidir si me sacaban o no”, relata Alonso, quien considera que la UNAN-León está secuestrada y está siendo utilizada por el partido en el Gobierno.
El caso del profesor Alonso no es un hecho aislado, según indican actuales docentes y exdocentes de esa alma máter, sino que son muchos los maestros que están siendo presionados para aceptar la injerencia del FSLN en las actividades académicas y extracurriculares de la universidad y, si no reaccionan positivamente, el partido en el Gobierno los está expulsando, así sean los mejores que haya en su ramo.
La UNAN-León es la segunda universidad creada en Centroamérica, después de la de San Carlos en Guatemala, y la última que hicieron los españoles. “La UNAN-León tiene la enorme importancia de que es la heredera de la antigua Universidad de León, porque cuando fue creada se creó con el nombre de Universidad de León, en 1812”, explica el exrector de esa universidad, Carlos Tünnermann Bernheim.
En la institución académica se forman más de veinte mil futuros profesionales de todo el país en 39 carreras, en distintas ciencias, como médicas, jurídicas, sociales, de la educación y económicas.
Funciona gracias a los recursos del Estado, de los cuales en este año 2015 se están gastando 3,346 millones de córdobas en el seis por ciento para las universidades y la UNAN-León tiene un presupuesto anual de más de 500 millones de córdobas.
“Las finanzas de la UNAN-León ameritan que se revisen con detenimiento. El presupuesto estatal ha venido aumentando año con año… aunque no a gran escala, sabemos de gastos fuera de las obligaciones institucionales”. Arnoldo Toruño, docente jubilado.
LA PRENSA buscó a las autoridades de la universidad para este reportaje, como el rector Octavio Guevara y el director de Bienestar Estudiantil, Roberto Sánchez, pero no fue posible que hablaran.
Uno de los días que se le llamó el rector dijo que tenía “cosas más importantes que hacer” que atender a LA PRENSA, que podría atender en otra ocasión, pero no volvió a responder su celular. Por su parte, Sánchez nunca estaba en su oficina y tampoco respondió llamadas.
AUTONOMÍA SOLO EN EL PAPEL
“A la libertad por la universidad” es el lema de la UNAN-León y se puede leer en varias paredes de los diferentes recintos de esa casa de estudios.
En León, a la cual llaman “Ciudad Universitaria” por ser la sede de la primera universidad del país, se respeta mucho la memoria del fallecido rector Mariano Fiallos Gil. Fue él uno de los principales impulsores de la autonomía universitaria y siempre se le cita cuando de hablar del tema se trata.
Cuando el 25 de marzo de 1958 el presidente Luis Somoza firmó el decreto número 38, se le estaba dando autonomía docente, administrativa y económica a la Universidad de León (en 1947 había sido elevada al rango de Nacional), un logro tras el cual estaban “las luchas y aspiraciones de varias generaciones de jóvenes universitarios” para lograr “lo que debe ser una verdadera universidad”, indica Tünnermann Bernheim.
Desde entonces la UNAN-León había gozado de un enorme prestigio, señala la profesora Susana Quiroz, exdocente de la universidad, quien considera que es la única alma máter que existe en el país, porque las demás se desprenden de ella y ese término indica la condición de madre de las demás universidades.
Sin embargo Quiroz afirma que en los últimos años ha habido cambios no favorables en la universidad, especialmente de incumplimiento a las leyes, reglamentos y estatutos que afectan “la esencia y la razón de ser de la universidad”. “La presión es fuerte (en contra de los docentes que no aceptan los lineamientos del FSLN). La universidad es un bastión fundamental del partido y del Gobierno”, dice.
El profesor jubilado y médico Arnoldo Toruño asegura que “la UNAN-León está teniendo graves fallas en el cumplimiento de su misión y en velar por la vigencia de su lema (a la libertad por la universidad) y de sus valores”. “Es apropiado decir que (la UNAN-León) ha perdido los atributos para ser considerada una verdadera universidad”, dice Toruño.
EN 2008 INICIÓ EL DESCALABRO
Fue a mediados de 2008 cuando se comenzaron a sentir los malos síntomas. El entonces rector Rigoberto Sampson, quien moriría en abril del 2009, ya estaba enfermo.
Una de las primeras muestras visibles del deterioro en la conducción de la universidad ocurrió en junio de ese 2008, cuando la excomandante guerrillera Dora María Téllez llegó al auditorio Ruiz Ayestas para participar en un foro-debate sobre Derechos y Ciudadanía. A ella y al exdiputado Alejandro Bolaños Davis los agredieron con baldes de agua sucia, piedras y morteros. Los agresores fueron identificados como miembros del Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), la asociación de estudiantes de la universidad y que está presidida por personas afines al FSLN.
“La universidad debería reflexionar, porque la imagen que está dando hacia las empresas públicas, incluso sandinistas, es que está produciendo profesionales con conocimientos más de asuntos partidarios que profesionales”. Enmanuel Alonso, exdocente de la UNAN-León.
“Él (rector Sampson) no estaba de acuerdo con lo que pasó con la Dora María, pero él estaba enfermo”, explica la exdocente Sara Henríquez.
Después siguieron acciones similares contra otras personalidades definidas como opositoras al régimen de Daniel Ortega, entre ellas el escritor Sergio Ramírez Mercado, el académico Guillermo Rothschuh, el filósofo Alejandro Serrano Caldera y la activista pro derechos humanos, Vilma Núñez.
Henríquez relata que el caso de Serrano Caldera, en marzo de 2010, ocurrió estando presente la rectora Maritza Vargas Paiz, quien terminó el período de Sampson. “No respetaron que estaba la rectora y le cortaron la energía a Serrano Caldera (para que no presentara el último volumen de sus obras)”, dice la socióloga.
DOBLE RASERO
Uno de los últimos casos en los que el orteguismo ha eliminado de la UNAN-León a docentes que no se dejan alinear por el partido es el del constitucionalista Gabriel Álvarez, a quien expulsaron en mayo de este año, luego que la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales le creó un proceso disciplinario.
Al jurista se le procesó por supuestas inasistencias a clases, llegadas tarde a impartir clases, no asistir a reuniones de docentes, supuesto maltrato a estudiantes y a un miembro del personal administrativo, así como por entregas tardías de evaluaciones.
Aunque Álvarez negó los señalamientos y mostró documentos en su defensa, finalmente el orteguismo lo echó de la universidad.
El profesor Francisco José Vanegas, acusado en 2012 en los tribunales por supuesto abuso sexual en perjuicio de una estudiante de Farmacia de la UNAN-León, tuvo mejor suerte que el constitucionalista Álvarez, porque aún está dando clases en la universidad, indicaron varias fuentes, entre ellas Henríquez. Así también lo confirmaron estudiantes que solicitaron el anonimato por temor a represalias.
La diferencia entre Álvarez y Vanegas es que el primero ha sido crítico ante los desmanes del mandatario Daniel Ortega, especialmente su inconstitucional reelección en 2011, y el segundo fue vicecoordinador del FSLN en León y supuestamente uno de los artífices del fraude electoral en esa ciudad.
En febrero de 2013 la juez Aleyda García absolvió de la acusación a Vanegas, pero los grupos feministas de León denunciaron que tanto la UNAN-León como el Hospital Escuela Óscar Danilo Rosales Argüello (Heodra), la Policía, la Fiscalía y el poder judicial se habían confabulado para beneficiar al acusado.
EL CASO RAFAEL SALINAS
La pugna creada por los personeros del FSLN en la UNAN-León no es “entre sandinistas y no sandinistas”, explican diversas fuentes de la universidad, sino “entre orteguistas y no orteguistas”, ya que la han emprendido aun en contra de probados sandinistas que han trabajado históricamente en pro del partido, pero que en esta ocasión han querido mantener sus propios criterios en beneficio de la bienandanza de la universidad.
Uno de ellos fue el caso del profesor de Química, Rafael Salinas Mayorga, a quien el médico Arnoldo Toruño califica como “mártir por la libertad de pensamiento”.
Hijo de un profesor de Medicina en la UNAN, Salinas fue dirigente estudiantil y luego un “ferviente revolucionario” que tuvo un papel activo en la organización de la población para el apoyo a la insurrección contra Somoza, explica Toruño, quien también comenta que en los años ochenta Salinas anduvo movilizado en los batallones y en las brigadas de cortes de café.
El “pecado” del profesor Salinas fue haber apoyado en febrero de 2010 la candidatura a rector de Rodolfo Peña, cuando la cúpula orteguista, entre ellos Lenín Cerna, ya había decidido que Róger Gurdián sería el nuevo rector.
A partir de ese momento, asegura Toruño, tanto Salinas como Peña comenzaron a ser tratados como “enemigos” por sus colegas orteguistas. El final de Peña fue que lo despidieron en octubre de ese mismo 2010, pero por sus capacidades profesionales inmediatamente lo contrató un organismo internacional.
“En las últimas contrataciones de profesores expresamente pedían una documentación que certificara que el partido (FSLN) avalaba a ese candidato o ese futuro profesor. Bastaba eso y no miraban más currículo que eso”. Luis Morales, docente de la UNAN-León.
Para expulsar a Salinas “el Gobierno universitario le montó un proceso perverso, totalmente divorciado del Derecho y de la justicia”, relata Toruño, quien menciona que el pretexto fue una supuesta broma que Salinas dio en una clase a unos alumnos y, aunque “la mayoría de los estudiantes expresaron que era algo de poca importancia, las autoridades lo calificaron de algo muy grave”.
“El doctor Salinas se suicidó de decepción”, afirma Toruño. “Los nicaragüenses, y en especial los universitarios, debemos luchar para que el derecho de las personas a tener su propio criterio sea enteramente respetado y para que el orden y la justicia brillen plenamente”, agrega Toruño.
AMBIENTE HOSTIL Y DE MIEDO
Susana Quiroz tenía treinta años como docente en la UNAN-León cuando se jubiló recientemente, pero los últimos siete habían sido un martirio. A Quiroz la dejaron “sin carga académica”, es decir, no le daban grupos de estudiantes para darles clases y también sufrió otros tipos de represalias. Estaba desesperada por jubilarse y salir de la universidad.
Quiroz señala que de la UNAN-León han corrido a muchos maestros porque ya no hay libertad de expresión y, aunque Telémaco Talavera diga que sí porque hay elecciones, la verdad es que no, porque siempre se impone a los candidatos.
Hay temor entre los profesores, añade Quiroz, y por eso no se expresan en contra de los desmanes que ocurren en la universidad. “Nadie puede opinar o decir lo contrario, si no es fichado y discriminado”, dice Quiroz, quien recuerda cómo antes de 2008 en la UNAN-León “se trabajaba para el desarrollo científico, tecnológico, la formación de la persona, para sacar profesionales”. “La universidad cumplía su misión. Había diversidad de opinión, la universidad en la diversidad”, agrega.
La exdocente también lamenta que hay mucho tráfico de influencias a la hora de contratar maestros, ya que el CUUN dice quién va a ser contratado. “Los mandan a hacer un cursito y ya van a dar clases”, señala.
El jurista y docente de la UNAN-León, Luis Morales, concuerda con Quiroz en que antes, por ejemplo, la Facultad de Derecho gozaba de mucho prestigio por la calidad de los docentes. “El relevo generacional (de maestros) había sido seleccionado por méritos y capacidad, el historial académico, calidad y ética. Actualmente nos hemos movido a otros parámetros que no son méritos ni capacidad. Lo que (la universidad) hace es una selección totalmente subjetiva con base en criterios partidarios”, dice Morales.
Para Morales la autonomía universitaria, de la cual ya casi nadie habla en la UNAN-León, está “hecha añicos”. “Es un concepto que se alejó tanto del espíritu universitario que ni la mencionan, ni (tampoco mencionan) los valores cultivados cuando era rector Fiallos Gil”, deplora Morales. La mayoría de los profesores de la UNAN-León “están desencantados y no han llegado a cumplir la edad de jubilación cuando ya están metiendo papeles, huyendo de la universidad”, añade.
El médico y docente jubilado Arnoldo Toruño considera que la UNAN-León ha perdido la capacidad para generar conocimiento, porque está sustituyendo a los profesores de planta por profesores horarios que, aunque sean buenos, no tienen tiempo para la investigación ni para una adecuada planificación. A eso se le suma que la universidad está incrementando el número de estudiantes más allá de su capacidad, porque permite a “un buen número de estudiantes que ingresan como favor partidario”.
“El problema no es que militen o que sean un partido fuerte, eso está bien. Lo que no está bien es que se adueñen de una institución que la paga el impuesto del pueblo y que es para formar cuadros para un desarrollo de Nicaragua”. Susana Quiroz, docente jubilada.
El clima organizacional en la universidad es malo, considera Toruño, lo cual no es propicio para el proceso de enseñanza-aprendizaje y lo peor es que no hay nadie que proteste contra la situación, ni siquiera los estudiantes aglutinados en el CUUN.
Toruño resume que la actual situación de la UNAN-León es seria, entre otras muchas cosas porque solo entran a trabajar las personas que el FSLN propone o permite y a “quienes tienen muy desarrollado el peligroso defecto de tener criterio propio son presionados a dejar la institución”.
De ello puede dar fe el profesor Enmanuel Alonso, despedido en junio de este año, y todos los demás profesores que ya no están en la universidad. Los que sufren son la calidad de la enseñanza y el futuro del país, que necesita de buenos profesionales, concluyen los académicos.
DEL CUUN A LA DOCENCIA
Haber pertenecido al Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN) es el pasaporte para que alguien pase a ser docente o administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua de León (UNAN-León). Así lo afirman estudiantes y profesores de la universidad, quienes ven cómo están dando clases personas que en su tiempo de estudiantes ni siquiera entraban a las aulas.
Un buen ejemplo es Roberto Sánchez, quien en 2005 fue electo presidente del CUUN y desde el 2009 es director de Bienestar Estudiantil, además de docente, explica el estudiante Sidney Alonso.
Otro ejemplo podría ser Jorge Morales Cabrera, quien fue electo presidente del CUUN en 2009 y luego pasó a laborar también en Bienestar Estudiantil. Actualmente es docente.
Y no solo los presidentes del CUUN, sino también los presidentes de Facultades, como es el caso de Allan Chiong, quien fue representante de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, ahora también es docente.
UN “NO” A LA CONCIENCIA CRÍTICA
En Nicaragua ha habido reformas constitucionales, cambios en las leyes de la Policía y el Ejército, la aprobación de una Ley del proyecto del Canal Interoceánico, pero en la UNAN-León no ha habido foros ni debates para discutir sobre esos asuntos importantes para el país, resalta el docente jubilado Arnoldo Toruño. “Se supone que por albergar mentes muy cultivadas, las universidades deben de servir de faro a la nación, pero no es así. En la UNAN-León han desaparecido los debates abiertos sobre los asuntos cruciales para la nación. No hay pronunciamientos sobre estos asuntos y las pocas veces que se hacen es poniendo a la institución como simple caja de resonancia de las posiciones gubernamentales”, criticó Toruño.