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Angélica Pereira y su esposo Dejailson Arruda cargan a su hija Luiza, quien nació en octubre con una cabeza más de una pulgada (3 centímetros) más pequeña de lo que los médicos consideran sano. LA PRENSA/AP

Investigan nexo entre la microcefalia y el virus del zika

Las autoridades sanitarias brasileñas dicen estar convencidas de que el aumento de casos de microcefalia está relacionada con un brote repentino del virus del zika.

En las primeras semanas de su embarazo, Angelica Pereira sufrió molestias por una picadura de mosquito. Al principio parecía poca cosa. Pero al día siguiente se despertó con un sarpullido, dolor de cabeza, fiebre y escozor en los ojos. Los síntomas desaparecieron en cuatro días, pero ella teme que el virus tuviera consecuencias a largo plazo.

La hija de Pereira, Luiza, nació en octubre con una cabeza más de una pulgada (3 centímetros) más pequeña de lo que los médicos consideran sano. Esta afección poco habitual, conocida como microcefalia, produce a menudo un retraso mental. Poco después, un neurólogo dio más malas noticias a Pereira y su esposo: el daño cerebral había causado una parálisis cerebral.

“Mi corazón se detuvo. Sólo podía pensar en todos los problemas y la discriminación que sufrirá mi bebé”, dijo Pereira, una costurera de 20 años que vive en Santa Cruz do Capibaribe, una pequeña ciudad en el nordeste de Brasil donde se fabrican prendas de ropa.

Este 2015 han nacido en Brasil más de 2,700 bebés con microcefalia, un aumento respecto a los 150 de 2014. Las autoridades sanitarias brasileñas dicen estar convencidas de que la variación está relacionada con un brote repentino del virus del zika, que padeció Pereira, aunque los expertos internacionales advierten que es demasiado pronto para estar seguros y el problema podría tener otras causas.

Sólo Brasil estima que ha sufrido entre 440,000 y 1.3 millones de casos de zika desde que se detectó el primer contagio local del virus en mayo.

ALERTA EN CENTROAMÉRICA

Esta enfermedad transmitida por mosquitos se identificó por primera vez en el continente americano hace menos de dos años y se ha expandido con rapidez por América Central y del Sur.

“Asistimos al comienzo de una epidemia en un país que tiene entre 200,000 y 300,000 nacimientos al año, lo que indica lo preocupados que estamos. Es un virus del que no sabemos mucho”, explicó Rodrigo Stabeli, vicepresidente del instituto de investigación Fiocruz de Río de Janeiro. “Nos estamos preparando para lo desconocido”.

Los brasileños están tan preocupados que algunos obstetras, como Helga Monaco del Hospital Samaritano de Sao Paulo, recomiendan a las mujeres que eviten quedarse embarazadas durante la temporada de lluvias, cuando hay más mosquitos.

“Todas las mujeres que veo en el hospital o en mi consulta que están embarazadas o quieren quedarse embarazadas están muy alarmadas, casi en pánico”, señaló la especialista.

El virus del zika, detectado por primera vez un humanos hace 40 años en Uganda, se ha considerado durante años como un pariente menos doloroso del dengue y el chikunguya, propagados por el mismo mosquito Aedes. Hasta hace unos pocos meses, los investigadores no habían documentado indicios de que pudiera estar relacionado con la microcefalia.

Las sospechas entre ambas cosas surgieron después de que las autoridades registraran 17 caso de malformaciones del sistema nervioso en fetos y recién nacidos tras comenzar un brote de zika en 2014 en la Polinesia Francesa, según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. Y en noviembre de 2015, investigadores brasileños detectaron la presencia del genoma del virus del zika en muestras de líquido amniótico de dos mujeres a cuyos fetos se les había diagnosticado microcefalia en pruebas de ultrasonidos.

Brasil anunció el 28 de noviembre que los expertos habían identificado presencia del virus del zika en el tejido cerebral de un recién nacido con microcefalia que había fallecido.

Conforme aumentaban los indicios de nuevos análisis en Brasil, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud instaban a las autoridades en países de la región a vigilar posibles problemas neurológicos o malformaciones congénitas en otros países que pudieran estar relacionados con el zika.

Aunque nunca se había detectado un nexo entre el virus del zika y la microcefalia, “nunca ha habido una epidemia de zika de las proporciones que vemos ahora en Brasil”, dijo Pedro Fernando Vasconcelos, investigador del instituto Evandro Chagas, que identificó la presencia del virus en el bebé recién nacido.

Las autoridades sanitarias internacionales dicen que la conexión todavía no se ha demostrado. En un mensaje reciente, los Centros estadounidenses de Control y Prevención de Enfermedades señalaron que “la asociación entre la infección del virus del zika y la microcefalia todavía se está investigando”, y añadieron “llevará tiempo determinar la causa de la microcefalia para los casos registrados en Brasil”.

La institución apuntó que hay numerosas causas para la microcefalia, como las anomalías genéticas, infecciones o exposición a sustancias tóxicas durante el embarazo.

“Uno no debería simplemente sacar conclusiones de que porque esté asociado, es la causa”, indicó Sanjaya Senanayake, profesor asociado de enfermedades infecciosas en la Universidad Nacional de Australia y que estudia el virus desde hace décadas.

“Al final, desde luego podría causarlo”, dijo. “Pero tienen que hacer más estudios epidemiológicos con varios grupos de mujeres embarazadas”.

Las autoridades brasileñas no se han quedado a la espera. “No hay duda de que la mayoría de los casos de microcefalia (en Brasil) están relacionados con el virus del zika”, afirmó Claudio Maierovitch, director del equivalente brasileño de los CDC.

El Ministerio de Salud anunció que enviaría un despliegue de 266,000 personas para revisar cada casa, granja y negocio del país y advertir sobre los riesgos del zika.

No se conocen casos de infección del virus del zika en Estados Unidos, aunque sí se ha visto en viajeros que volvían infectados de otros lugares. Chile, Colombia, Panamá, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Surinam y Venezuela han documentado casos, pero no indicios de que estuvieran relacionados con defectos de nacimiento, indicó la Organización Panamericana de la Salud.

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