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Zona de Strikes: Griffey Jr., un destructor con clase

Agrupar poder destructivo con una eficacia estremecedora en cada rubro y después cubrirlo todo con la elegancia de movimientos espléndidos fue lo que hizo Ken Griffey Jr., a través de una gran carrera que ahora lo envía al Salón de la Fama

Edgard Rodríguez C. Agrupar poder destructivo con una eficacia estremecedora en cada rubro y después cubrirlo todo con la elegancia de movimientos espléndidos fue lo que hizo Ken Griffey Jr., a través de una formidable carrera que ahora lo envía al Salón de la Fama.

El chavalo que correteaba entre vestidores y dogouts mientras la Gran Maquinaria Roja de Cincinnati, donde jugaba su padre, arrollaba oponentes, se volvió luego una estrella en el beisbol y durante 20 años iluminó como pocos a este deporte.

Griffey Jr. fue un jugador excepcional, no solo porque fusionó vigor y sutileza en su juego, sino porque alcanzó cifras contundentes en una época en la que sustancias para mejorar el rendimiento invadieron el juego y afectaron su credibilidad.

Más allá de lo que se pueda decir ahora, intentando relativizar el dopaje, lo cierto es que esa práctica desvirtuó la competencia, al proveer al tramposo, privilegios que lo situaron en una abrumadora ventaja sobre el honrado. Lo demás es palabrería estéril.

NUNCA FUE SEÑALADO
Griffey estuvo del lado de los que echaron mano de su talento, lo pulieron y lo pusieron al servicio de sus intereses, pero también de sus equipos, y sobre todo, del espectáculo. Me imagino que con esteroides Griffey habría roto todas las marcas.

Pero en lugar de estar bajo escrutinio ahora como Barry Bonds o Roger Clemens, por ejemplo, prefiere entrar a Cooperstown con la vista al frente y la firme convicción de que estará dentro porque trabajó duro y compitió dentro de las reglas éticas.

Durante su carrera de 22 años, Griffey Jr. resumió un promedio de .284, con 630 jonrones entre sus 2,781 hits, con 1,836 impulsadas, mientras asistía a 13 Juegos de Estrellas, se adjudicaba 10 Guantes de Oro y un premio de Jugador Más Valioso.

En siete ocasiones, Griffey Jr. superó la barrera de los 40 jonrones y cuatro veces lideró la Liga Americana en este rubro. En ocho oportunidades acumuló más de 100 remolques en una campaña y coleccionó 524 dobles y 184 bases robadas.

DEFENSOR DE LUJO
Además de mover el bate de una forma dulce, como sin esfuerzo y producir tanto, la defensa de Griffey fue también de lujo. Verlo zambullirse hacia el frente tras una línea o escalar cercas tras un elevado que amenazaba irse, era un espectáculo genial.

Ese estilo de subir a través de las paredes de los estadios no fue una creación de Griffey, pero lo perfeccionó como nadie en el jardín central, desde donde iluminó el juego por dos décadas y ahora recibe su reconocimiento con su ingreso a Cooperstown.

(Twitter: @EdRod16 )

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