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Iglesia y Ejército ante la crisis de Venezuela

En el editorial del jueves 7 de enero corriente nos referimos a la lucha de poderes que está planteada en Venezuela desde la instalación de la nueva Asamblea Nacional, que tiene ahora una sólida mayoría democrática.

Pero advertimos que en la realidad es una lucha de poderes desigual, porque el poder de la Asamblea Nacional es más que todo político y moral mientras que el ejecutivo controla, utiliza y manipula a su favor todos los demás poderes del Estado y los recursos del Gobierno.

Dos hechos de gran significación que ocurrieron ese mismo día en Venezuela, confirman nuestra observación.

Uno de ellos fue el pronunciamiento del Ejército en repudio a la decisión del presidente de la Asamblea Nacional, de retirar del recinto parlamentario los retratos de cualquier tamaño y forma del extinto dictador militar Hugo Chávez y del presidente chavista Nicolás Maduro.

Pero la protesta del Ejército no tiene razón, porque esa decisión no viola ninguna norma legal ni constitucional, y además es absolutamente legítimo, lógico y coherente, que solo la imagen del prócer venezolano Simón Bolívar es la que debe permanecer en la sede de la Asamblea Nacional, que es un poder del Estado independiente por mandato constitucional; y democrático, representativo y pluralista, por su propia naturaleza y su composición política.

El otro hecho significativo ha sido el pronunciamiento de la Conferencia Episcopal de Venezuela, por medio de su presidente, monseñor Diego Padrón, sobre los acontecimientos cruciales que están estremeciendo a ese país.

Hablando en nombre de sus compañeros obispos en la apertura de la 105 Asamblea Ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Padrón señaló que los resultados de las elecciones del 6 de diciembre pasado fueron “un contundente rechazo del sistema representado por el despotismo, militarismo, arbitrariedad y corrupción que se autotitula Socialismo del Siglo XXI”. Y animó el prelado católico al nuevo parlamento democrático, a aprobar las leyes y disposiciones parlamentarias necesarias para sacar al país de la profunda crisis en que se encuentra, y tomar las “medidas que contribuyan a la distensión y la reconciliación, como será la amnistía para los presos políticos y la vuelta de los exiliados”.

Cabe mencionar que el Ejército de Venezuela, por medio del pronunciamiento de su general en jefe Vladimir Padrino, quien fue confirmado como ministro de Defensa a pesar de la objeción de Diosdado Cabello, reconoce que “el presidente (Maduro) es la máxima autoridad del Estado” y le reiteró su “absoluta lealtad e irrestricto apoyo”.

Pero la nueva Asamblea Nacional de Venezuela no está desconociendo la condición de Nicolás Maduro como presidente de la República. Lo que se propone con todo derecho y razón es sustituirlo por los medios institucionales y electorales que prevé la misma Constitución.

En todo caso esa declaración del Ejército no le ayudará en nada a Maduro a resolver la profunda crisis económica y social que sufre el país.

Esta solo se puede solucionar quitando a Maduro del poder y realizando los cambios democráticos que plantea la oposición, la cual es ahora mayoría en la Asamblea Nacional. Eso es lo único que puede sacar a Venezuela del abismo a donde ha sido arrojada por el socialismo irracional del siglo XXI.

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