Javier Iván Osorno Linarte, de 6 años, gritaba mientras las llamas lo calcinaban.
“Yo oí los gritos de largo, nunca me imaginé que era mi hijo, él estaba viendo muñecos (dibujos animados) en el televisor”, dijo Rosa Argentina Linarte Ayerdis.
Ella se encontraba haciendo oficios afuera de la casa, aduce que miró las llamas, echó agua y trató de sacar a su hijo, al no poder con la situación gritó para que la ayudaran.
“Encontramos al niño en un rincón, venimos a ayudarlo, pero cuando entramos ya estaba fallecido”, dijo Willy Nahúm Pérez, un vecino.
¿Dónde está el incendio?, se preguntaban los pobladores del anexo Miraflores, ubicado en el kilómetro 14 carretera a la laguna de Xiloá.
La incredulidad no era para menos, la humilde vivienda de seis metros cuadrados construida de madera y con láminas de zinc estaba en pie.
A simple vista no se miraban los daños por las llamas. No se sentía olor a humo —como es común en los incendios—, había un cartón quemado y el piso de tierra estaba mojado.
“JUGABA CON FÓSFOROS”
Pero en el interior de la casa la realidad era otra. “Él (Javier), estaba al fondo (en un rincón), se me quemó la cama, la ropa y un muñeco que tenía ahí (dentro)”, añadió la adolorida madre.
Según una fuente ligada a las investigaciones, de manera preliminar se cree que el niño se encontraba jugando con unos fósforos y eso habría ocasionado el incendio.La fuente reveló que la cama estaba quemada y también una parte del techo.
“Se está comenzando la investigación, todavía no hay un detalle que te pueda dar con objetividad, los indicios nos dicen que nos tenemos que centrar de acuerdo con el lugar y de acuerdo con el cuerpo”, dijo el comisionado mayor Donald López, jefe del Distrito Diez de Ciudad Sandino.