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Cuentos de Eugenio Tórrez Díaz.

Ángel Eugenio E. Tórrez Díaz. A veces creo que la monotonía lo va a matar un día, siento que la rutina va acabar con él un día de estos, la invariabilidad es necesaria en su oficio, pero llega un momento que uno siente como que es demasiado o como que te sentís atiborrado de lo […]

Ángel

Eugenio E. Tórrez Díaz.

A veces creo que la monotonía lo va a matar un día, siento que la rutina va acabar con él un día de estos, la invariabilidad es necesaria en su oficio, pero llega un momento que uno siente como que es demasiado o como que te sentís atiborrado de lo mismo o saturado de la misma cosa de siempre.

Yo no sé si a vos te ha pasado; pero a él le pasa a cada rato; es decir yo no sirvo para estar todo el tiempo dándole a lo mismo, necesito avanzar, evolucionar, trascender o qué se yo, pero lo cierto es que llega un momento en que me canso de lo mismo y por lo tanto trato de hacer las cosas aunque sea un poco diferente, hacerlo como más alegre o llevadero, disfrutar de lo que hacés; es que yo veo que este señor como que no disfruta lo que hace, ya sea porque no le agrada lo que hace o por el mismo hecho que todo se le convirtió en una rutina o costumbre o algo así.

Mientras que para mí nada debe de permanecer siendo lo mismo por años, décadas o siglos, y por eso creo es que detesto las dictaduras o los noticieros.

Lo mejor de la vida es lo novedoso y con esto no quiero ofender a este viejo que es muy honorable por poseer una nívea carga vivencial, útil y necesaria, sino que me refiero al hecho mismo de que independientemente de que el tiempo no perdona nada ni a nadie, eso no significa que no podás seguir adelante haciendo otras cosas o mirando el mundo de otra manera, aportando cosas nuevas e importantes a los demás y por ende a ti mismo, no quedarte como estancado o empotrado en la misma soledad o en la misma labor o en el mismo convencionalismo ¿me entendés?, es que una cosa es que todos enfermemos, envejezcamos y muramos y otra es que vivamos enfermos, envejecidos y muertos en vida ¿me entendés lo que te digo?

Desde que conozco a este señor siempre me siento un niño a su lado, él sigue siendo el mismo longevo de toda la vida y en ocasiones he llegado a creer que este anciano nos va enterrar a todos nosotros.

Cuando todos nosotros nacimos él era el mismo Matusalén de hoy, tal pareciera que no poseyera tiempo ni espacio en nuestra existencia y principalmente en la mía, él es el mismo hombre pulcro, callado y circunspecto de siempre y hoy al verlo me dijo que andaba dando una vuelta, que estaba trabajando por cuenta propia y que vivía donde le agarraba la noche, se miraba tan aseado, y tenía una mirada limpia, sana y un traje de vestir azur, tenía el rostro joven y al verlo me sonrió tiernamente diciéndome ¿cuál es el verdadero nombre?, me quedé sin entender la pregunta y él mirándome fijamente con su diáfanos ojos negros me respondió —el verdadero nombre es el nombre de un hombre con corazón de niño— y al seguir su camino desapareció de mi vista.

Hoy al amanecer me sentí otro, el mismo pero diferente y comprendí que toda mi vida había conocido y platicado con ese hombre que nadie había visto nunca.

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Dos Lágrimas
Eugenio E. Tórrez Díaz

Miro por la ventana el verdor de afuera que se mece suavemente con el cálido viento de la tarde que muere en lontananza, dejando a su paso el cielo en llamas, las paredes calientes y el sopor, que lentamente va desapareciendo a medida que hace su aparición la anhelada y gélida noche de principios de enero.
Atrás quedó el funeral de mamá, mis hermanos y amigos, que vinieron al entierro desde Estados Unidos, y los que viven aquí, la Gritería de la Virgen, la natividad de Jesús, mi cumpleaños y todo lo demás.
El suave y frío viento me trae los sonidos silenciosos de la medianoche y la lamparita del altar, que alumbra la espaciosa sala con su arrebolada luz, me hace pensar de nuevo en la nerudiana pregunta ¿por qué es tan corto el amor y tan largo el olvido?, ¿se ha marchado para siempre, ya no la volveré a ver y ya nunca podré disfrutar más de sus encantos y sonrisas?.
En sueños la miré marcharse horas antes de fallecer como una alondra por la ventana de mi alma, dejándome el corazón embriagado de dolor.
El recuerdo de toda una vida pasa por mi existencia como un frío aguacero de invierno, ¿ya nada volverá a ser igual sin ella? ¿Ya nunca más podré disfrutar de sus besos y caricias?, lentamente abro la puerta de su habitación y el vacío está todavía lleno de su invisible presencia. Y a grito callado me digo ¿Alguien me puede decir cómo poder olvidar a la mujer que te trajo al mundo?
Me consuelo pensando en la inmensa dicha y felicidad que nos dejó a todos, en la suerte que tuvimos al tenerla con nosotros como madre, abuela y hermana, en el destino que nos tocó vivir con ella, en lo feliz que fue y fuimos todos al verla viajar por más de 30 años, hasta el último día del casamiento de su nieto Pilito, en los Ángeles, que fue cuando enfermó de gravedad y sobre todo en el infinito amor que siempre nos regaló hasta el final de su octogenaria y valiente vida.
En la penumbra y el silencio de esa noche al mirar su foto colgada, de la pared del porche de la casa, sentí su espíritu arder en mi corazón y pude entender que la vida es un libro abierto escrito en dos grandes volúmenes uno personal con un destino y un fin y otro espiritual sin principio ni fin, porque desde antes de nacer en el bendito vientre de mi madre, ella ya existía en ese inefable y maravilloso lugar en donde ahora se encuentra mi primer lágrima y voluntad, y también pude comprender que en toda decisión siempre se encuentran presente el bien y mal, la vida y la muerte, y ella había optado por la primera y la tercera decisión.
La verdad que solamente las lágrimas pueden definir todo lo que sentí en esa inefable noche; porque mi madre y yo seremos siempre como dos lágrimas tiradas al viento y la mar.

Cultura Cuentos Eugenio Torrez archivo

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COMENTARIOS

  1. Katerine Hernandez
    Hace 8 años

    Que lindo es poder descansar en una frase que sale de su corazon…. Felicidaes Eugenio estan bellos sus cuentos y ayudan a reflexionar a muchas personas…

  2. Cesar
    Hace 8 años

    En muchas ocaciones he tenido la oportunidad de leer los escritos de Eugenio, y siempre he quedado con ganas de leer mas sus historias, sus cuentos, sus sentimientos…sí, sus sentimientos, porque en estos cuentos refleja su mundo interior…un mundo lleno de expresión, de amor, de filosofía, lleno de preguntas y respuestas.

    Felicidades Eugenio por estos cuentos, y gracias por hacernos pasar momentos llenos de sentimientos al leerlos; espero que pronto nos deleites con mas.

  3. Beny Yad
    Hace 8 años

    Estos cuentos llenos de frescura, me hacen percibir la pasión con que el autor relata sus impresiones. Te animo Eugenio a seguir dandole duro a la pluma o, a la computadora que seguirá saliendo de ella buenos y sentimentales expresiones.

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