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Iván de Jesús Pereira

Aislados y sin salida

Recientemente el Congreso de los Estados Unidos (EE. UU.), acaba de aprobar en su presupuesto de este año, la cantidad de 750 millones de dólares para financiar al programa de ayuda de EE. UU. a los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) en el marco del Plan de Alianza para la Prosperidad (APP).

Lo interesante de tal disposición legislativa, es que no otorga un cheque en blanco a dichos países para tener acceso a la ayuda; por el contrario, la condiciona a una serie de requerimientos. Establece un plan coordinado con el Departamento de Estados anterior a cualquier desembolso. El Congreso Norteamericano, manda a la administración que cada años se le presente un plan claro en donde se definan los objetivos, indicación de los progresos obtenidos y tiempo para implementar dichas estrategias, permitiendo de este modo evaluar rápidamente, dónde la ayuda norteamericana está llenando sus objetivos y su impacto. En pocas palabras, como muy bien lo dijera el politólogo hondureño, doctor Víctor Meza, en un reciente artículo de opinión en el diario La Prensa de ese país, lo que el congreso norteamericano exige son cuentas claras.

Los dos reglones más beneficiados son con un 40 por ciento (299.4 millones de dólares) para programas de desarrollo y un 30 por ciento (222 millones de dólares) para apoyar iniciativas de seguridad propiamente. La ayuda está condicionada entre otras cosas a los siguientes requerimientos:

1) Establecimiento de una autónoma entidad pública contable, para monitorear la ayuda.

2) Combatir la corrupción, incluyendo investigación y persecución a oficiales de los gobiernos involucrados, que sean señalados como corruptos.

3) Implementar reformas políticas, para mejorar la transparencia y el refuerzo de instituciones públicas incluyendo la capacidad e independencia del Sistema Judicial y el procurador general de la nación.

4) El establecimiento de mecanismos de consulta con la sociedad civil y con los gobiernos locales.

5) Combatir a organizaciones criminales y traficantes de drogas, crimen organizado.

6) Investigar y perseguir, en cortes civiles, a miembros de la Policía o militares que hayan violado los derechos humanos.

7) Cooperar con comisiones de antiimpunidad regionales que defiendan los derechos humanos

A todo esto el lector me dirá: ¿pero qué relevancia tiene esto si nosotros no pertenecemos a la iniciativa? ¿En qué nos afecta? Precisamente es ahí donde quiero llegar. Ni pertenecemos, ni hemos demostrado la más mínima intención de pertenecer. Con todas esas condiciones arriba mencionadas, debe de estar claro que tal proyecto no es del agrado de quienes nos gobiernan. Ese plan es para un Estado democrático, abierto, en donde la trasparencia y la publicidad de la administración pública sea verdadera doctrina.

El gran problema es que quedamos aislados, como quedamos aislados del proyecto de un tren, que partiendo desde México una a los países del norte y llegue solamente hasta Tegucigalpa. Quedamos aislados también del proyecto de un enorme gaseoducto que partiendo de México distribuya energía a esos mismos países. Quedamos aislados también en el Sur, de otros tres países, Costa Rica, Panamá y Colombia, cuyas economías nos superan. Somos el filete escuálido de un sándwich en donde no veo como podamos crecer.

Hasta el momento la política gubernamental ha funcionado a nivel macro económico. Ha contado con los petrodólares de Venezuela, con la creación de miles de empleos en las Zonas Francas, producto del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los EE. UU. y con los miles de dólares provenientes de las remesas.

A la primera, la veo en peligro ante la crisis que se cierne en Venezuela, las otras dos, son fácilmente controlables por los EE. UU. Una revisión del TLC o una serie de condicionamientos al flujo de divisas por alguno de esos países (EE. UU. y Costa Rica) en el envío de divisas podría provocar un caos en nuestra economía.

Nicaragua es un país vulnerable. El creer que Rusia, con los problemas que tiene en lo económico y en lo político, vendría a salvarnos es una torpeza, y no veo al gigante chino rodeado de países hostiles, y con su economía calentándose, poner en peligro sus relaciones económicas con su principal socio comercial, por un canal que queda en el otro extremo del mundo.

Estamos solos y aislados. ¡Mucho cuidado!

El autor es abogado.

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