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Denis Martínez en acción en 1979 con los Orioles. LA PRENSA/AP

Francisco Dávila el primer nica firmado y Denis Martínez el primer big leaguer

Nicaragua comenzó su exportación de peloteros hace 71 años

No existe una referencia exacta del año en que se comenzó a jugar el beisbol en Nicaragua. Una de las principales teorías sugiere que fue en 1881, influenciados por militares norteamericanos.

Un poco más adelante, estudiantes nicaragüenses en los Estados Unidos que regresaron al país, le metieron más entusiasmo al beisbol, haciendo crecer este deporte.

Lo que sí está claramente registrado fue el año en el cual un nicaragüense saltó la barrera del beisbol aficionado para convertirse en profesional.

Eso pasó en 1945, cuando el lanzador zurdo Francisco Dávila jugó con los Jefes de Syracurse, que era la sucursal de los Rojos de Cincinnati en la Liga Internacional, apenas un peldaño debajo de las Grandes Ligas, en los Estados Unidos.

Dávila, quien fue firmado en 1944 tras ser visto en el Mundial de Venezuela, encabeza una lista que en sus primeros años creció tímidamente, pero que ya sobrepasó los 200 peloteros nicas firmados.

Esta historia de 70 años, a partir del zurdo, se puede dividir en varios períodos.

LA ETAPA EXPERIMENTAL (1945-1957)

Fue una especie de fase de tanteo, en la cual un grupo reducido de peloteros dio el salto, arriesgando su carrera como aficionados, pues al convertirse en profesionales, automáticamente quedaban fuera del beisbol amateur y de formar parte de la Selección Nacional en campeonatos mundiales, lo que era el mayor orgullo para los peloteros de aquella época.

Para ese tiempo, el racismo todavía se sentía a flor de piel, lo que hizo que el costeño Bret Bradford, de piel negra, dejara a los Piratas de Pittsburgh al poco tiempo de haber firmado.

MUCHO TALENTO, POCA SUERTE (1958-1970)

La segunda generación de profesionales tuvo un impulso que no encontraron los primeros, al jugarse en Nicaragua una Liga Profesional, la cual sirvió de vitrina para muchos jugadores.

En esta etapa surgieron peloteros de enorme talento como Willie Hooker, Duncan Campbell, Rigo Mena, René “El Ñato” Paredes y Alfonso Mairena. Todos ellos escalaron los niveles más altos de las Ligas Menores, pero por diferentes motivos, que van desde bajo rendimiento en el momento cumbre, lesiones o por sufrir mal de patria al extremo de abandonar a su equipo, como lo hizo “El Ñato”, ninguno de ellos llegó a las Grandes Ligas.

PRIMEROS BIG LEAGUERS (1970-1979)

La década de los años setenta ha sido una de la más talentosa y exitosa en la historia de nuestro beisbol. De ella surgieron cinco big leaguers: Denis Martínez, Antonio Chévez, Albert Williams, David Green y Porfirio Altamirano.

Denis llegó de primero, con los Orioles de Baltimore en 1976, y sirvió de motivación para el resto. Esta generación tuvo la determinación y quizá un poco más de suerte que no tuvo la anterior.

SE CORTÓ LA INSPIRACIÓN (1980-1989)

Debido a las condiciones políticas del país, se rompió el contacto con el beisbol profesional, poniendo fin al gran impulso que se cogió en la década anterior.

Brant Alyea fue de las excepciones de las reglas y logró firmar con los Azulejos de Toronto en 1985, logrando escalar hasta Triple A.

A COMENZAR DE NUEVO (1990-1999)

Cuando en 1990 se recuperan los nexos con el beisbol profesional, se producen 32 firmas en un período de 10 años y entre ellas destacan los lanzadores Oswaldo Mairena y Vicente Padilla, quienes eventualmente llegan a las Grandes Ligas.

Además, Marvin Benard, un nica que a la edad de 12 años se marcha con su familia a los Estados Unidos, consigue llegar a las Ligas Mayores en 1995 con los Gigantes de San Francisco.

PROSPECTOS MÁS PULIDOS (2000-Actualidad)

En el año 2000 surge el lanzador derecho Gonzalo López, quien recibe 725 mil dólares por su firma con los Bravos de Atlanta. Nunca antes un pinolero había obtenido una cifra de seis dígitos por su firma, lo que hace ver a muchos que el beisbol puede ser un buen negocio si se trabaja en el desarrollo de los jugadores, para que tengan más valor ante las organizaciones de las Grandes Ligas.

En el 2008, el lanzador derecho Francisco Valdivia recibió 726 mil dólares de los Marineros de Seattle y solo un año después, el artillero costeño Cheslor Cuthbert hizo trizas el récord, al firmar por 1.35 millones de dólares con los Royals de Kansas City.

No obstante, Devern Hansack, Everth Cabrera y Wilton López, todos firmados por cifra igual o menor a 20 mil dólares, llegaron a las Grandes Ligas sin necesidad de haber recibido mucho dinero. También a esta generación pertenece Erasmo Ramírez, firmado en El Salvador, J.C. Ramírez y Cheslor Cuthbert.

En los últimos años han surgido varias academias (o Programas como son llamados en otros países), para trabajar en el desarrollo de prospectos y naturalmente obtener un porcentaje de la firma de los prospectos. Poco a poco estos programas han crecido y mejorado, lo que junto al trabajo de la Federación Nicaragüense de Beisbol Asociado (Feniba) y la influencia de las Grandes Ligas en Nicaragua con la apertura de una oficina, debe traducirse en la multiplicación de peloteros firmados en un futuro cercano.

@RBeisbolera

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