La escritora Julia Navarro, con casi cinco millones de libros vendidos, decidió hacer un cambio en su registro narrativo para viajar al fondo del ser humano en su nueva novela “Historia de un canalla”, ambientada en Nueva York por ser el paradigma de las campañas publicitarias o las nuevas tecnologías.
Con una tirada de 300.000 ejemplares, una cifra de vértigo, llega hoy esta “Historia de una canalla” a las librerías de España, publicada por Plaza y Janés, de Penguin Random House, y a lo largo de la primavera saldrá en América Latina.
En Estados Unidos, el libro estará en las librerías en marzo, editada por Vintage español en marzo.
Un libro que Julia Navarro presentó en Nueva York, otro personaje más de la novela, y la ciudad de las oportunidades, donde el mundo de los grandes grupos de la comunicación y la publicidad irradian tanto los buenos haceres como sus malas practicas al resto del mundo, explicó la autora superventas en una entrevista.
“Nueva York es una ciudad muy individualista y creo que las ciudades cada vez lo son más. Cada persona va a lo suyo y la única preocupación es triunfar. Una situación que crea individualismo, poca empatía y gente solitaria. La verdad me horroriza pensar en ese tipo de sociedad”, argumentó esta autora que ha dedicado 35 años de su vida al periodismo, antes de ser una “best seller”.
Así, la autora de novelas tan exitosas como “La Hermandad de la Sában Santa”, “La Biblia de barro” o “La sangre de los inocentes”, contextualizó su historia más humana en Nueva York y Londres para plasmar su reflexión sobre el mal, en un libro que comienza cuando un niño, de unos siete u ocho años, que camina por la calle junto a su hermano y su niñera ve un bulto junto a la acera.
El niño se aproxima y comprueba que se trata de un pájaro, un gorrión al que da una patada y al ver que se este sigue moviendo le vuelve a dar otra patada hasta que el pájaro dobla la cabeza.
Una maldad que solo es el presagio de otras muchas que llevara a cabo este protagonista que al final de su vida asegura que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho.
“Ese no me arrepiento de nada que dice mucha gente es lo que me ha guiado para bucear en ese comportamiento -sostiene la autora-; yo siempre me arrepiento de algo, porque pienso que siempre se pueden mejorar cosas”.
“El protagonista no se arrepiente de nada y es consciente del impacto que ha tenido su comportamiento en los demás. Sabe que las cosas hubieran ido de otra manera si el hubiera hecho las cosas de diferente modo”, añade.
“Pero otro elemento del que quería hablar -advierte- es el cambio en el mundo de la comunicación en los últimos 30 o 40 años que ha cambiado a su vez el paradigma de la sociedad, su impacto ha sido enorme”.
“La comunicación -continúa- se ha profesionalizado, no solo ante los medios de comunicación sino a través de las grandes empresas de comunicación, que lo mismo sirven para vender un coche que para vendernos una sociedad de consumo permanente. Antes que ciudadanos nos hacen consumidores”, dice.
Un cambio, en opinión de la escritora, que “nos está cambiando como seres humanos. “La banalización se produce a través de los medios de comunicación y llega hasta la política; al final para venderte una idea te la envuelven en papel celofán para que resulte atractiva”, añade.
Y es que el protagonista de la novela, Thomas, es un publicista sin escrúpulos, que le sirve a Navarro para trazar su reflexionar sobre el mal, sobre el resentimiento que lleva encima, que le hace ser débil y destructivo y sobre la actualidad, las relaciones familiares y las mujeres, quienes tiene un papel muy importante en la trama de la novela.
Mujeres listas a las que el protagonista cree manipular pero con muchas idas y venidas hasta llegar a un final sorprendente.
Retratos humanos construidos desde el poso y amor que han dejado a la autora los escritores rusos. “Dostoievski, Tolstoi, Gogol…son autores que me fascinan por el retrato humano y social que hacen y siempre están en mí”, apunta.
En “Historia de un canalla” Julia Navarro reúne sus preocupaciones vitales sus elementos de reflexión.
“Salvo en la primera novela que era un thriller puro, en las demás siempre hay algo que me preocupa como en La biblia de barro, que era antibélica contra la guerra de Irak, o en La sangre de los inocentes, que ya contenía el debate entre el mundo musulmán y Occidente”, concluye la escritora al final de un paseo por Brooklyn, el barrio donde vive el final de su días el protagonista de su nueva novela.