TIEMPO DE CUARESMA
Con la imposición de las cenizas, ayer miércoles 10 de febrero, inicia el tiempo de Cuaresma, es decir 40 días, en los que al igual que nuestro Señor Jesucristo, es un tiempo de meditación y para reflexionar en que debemos cambiar o en que hemos fallado.
Este es un período para pensar y meditar, estudiarnos a nosotros mismos, nuestra conducta, actitudes, y si hemos obrado bien ante nuestro prójimo, ante Dios.
En un libro religioso llamado Mensajes de Sabiduría de la Biblia, escrito por Alonso Chamorro Argeñal, se da entender que entre todas las cosas que el Señor nos manda a cumplir, se encuentran los 10 Mandamientos, que se resumen en dos, los cuales son: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”.
Es decir, que de nada serviría asistir a las respectivas actividades religiosas, rezar u orar profundamente, si no estamos cumpliendo con el principal deber que se nos manda y más bien hacemos todo lo contrario.
A Dios no le agrada que hablemos mal de las personas, o que guardemos rencor, porque eso no es atractivo ante sus ojos. Todos pertenecemos a un solo reino del cielo celestial. “Polvo eres y en polvo te convertirás”, es la enseñanza principal de este tiempo de reflexión.
De tal manera que, se hace necesario hacernos un estudio a profundidad, personal y preguntarnos si hemos realmente cambiado o en qué debo cambiar mi manera de actuar ante los demás.
Lo anteriormente descrito, no es ningún invento, está escrito en las sagradas escrituras, por tal razón, al menos hay que tratar con el cumplimiento de lo dicho por Dios; de lo contrario estaremos sometidos al castigo divino, aunque después neguemos el mal que dijimos o hicimos hacia otros, que humillamos injustamente, cuando ya es irreversible.
Pidamos a Dios, y a nuestra madre, la santísima virgen María, nos dé sabiduría, ilumine nuestra mente y alma, sobre todo en este Año de la Misericordia, para que seamos tal y como el Creador lo es y quiere que seamos: “Misericordiosos como el Padre”, por tal razón, apeguémonos a Dios, y obremos bien ante el prójimo, enfrentando las adversidades y dificultades que la vida nos pone, como prueba de que lograremos siempre salir airosos, bajo su bendición.
Róger Salinas Gallegos. Periodista.
COMPLICADA EDICIÓN DIGITAL
Soy lector y suscriptor de LA PRENSA, pero también leo la edición digital en la computadora y tengo la aplicación en mi celular.
Pero respecto a la edición digital tengo que decir lo siguiente: ¿Por qué insisten en complicar la versión digital?, la “nueva” versión es una confusión completa, en la página inicial salen noticias de días anteriores de forma aparentemente aleatoria.
También si uno quiere buscar ediciones anteriores es una sola mezcolanza de ediciones. Por último, la edición Domingo y menos aún El Azote no hay cómo verla. Yo usualmente reposteo en mis cuentas las caricaturas de Guillén en El Azote que son unos verdaderos editoriales. ¿Qué pasa?, ah, y de remate es mucho más “pesada” y tarda más en cargar y pone lenta la computadora. ¿Quién los asesora en esto? Antes era mucho más sencillo, cargaba más rápido y uno buscaba lo que quería de una manera más cómoda.
Por último, traté de enviar esta opinión a través de la misma página web, de la edición digital de LA PRENSA, en la parte “Contáctenos” y no funcionó, de remate.
Ricardo Silva Beltrand.
CONTROLAR BUSES EN JINOTEGA
Recientemente ocurrió un lamentable accidente en un autobús que iba de Jinotega hacia Managua donde perdieron la vida algunas personas y otras más resultaron heridas. Viajar de Jinotega a Managua o viceversa podría ser catalogado como una tortura ya que la mayoría de los buses son desechos provenientes del extranjero donde ya cumplieron su vida útil, aquí les quitan los asientos y les adicionan una o dos filas más, por eso las ventanillas no coinciden con los asientos, el espacio entre su asiento y el respaldo del de enfrente es tan estrecho que solo caben personas de baja estatura, el respaldo queda abajo de los hombros y por eso no puedes descansar hacia atrás y ni tampoco hacia adelante porque los pasajeros que van de pie se recuestan en los asientos para no caerse. Así viajando de lo más incómodo, todavía tienes que soportar lo que el chofer quiere oír y si por desgracia hay un tranque o se descompone el bus, te dejan en el lugar y no te reponen el pasaje.
Cuando sucede un accidente es muy común escuchar “le fallaron los frenos”, y por supuesto que los frenos de seguro fallarán cuando se excede el peso y la velocidad para los que fueron diseñados. Aquí en Jinotega el bus más moderno tiene por lo menos 20 años de uso y su dueño en días buenos vende mucho más de 100 boletos, después de llenar los asientos le colocan banquitos en el pasillo y luego el resto de pasajeros de pie hasta llenar el autobús. Si alguien quisiera comprar una unidad en buen estado y entrar al gremio no se lo permiten porque el transporte en Jinotega es controlado por dos o tres personas que lo monopolizan y hacen literalmente lo que quieren.
Aparte del exceso de carga en buses antiguos, la pericia y experiencia del chofer es un factor de suma importancia pero aquí (en Jinotega) es de lo más común que la persona que limpia el bus, luego se convierta en ayudante y posteriormente en chofer.
Alguien debería controlar lo relativo a los buses ya que si fueron diseñados para transportar 60 o 70 pasajeros no deberían permitir que les suban más de 100, aparte de las maletas y carga extra, y en esas condiciones es muy probable que “se le vayan los frenos”. Una vez que los transportistas interurbanos ya no quieren sus unidades, las maquillan un poco y se las venden a los que tienen rutas al interior del departamento.
Basta ya de populismo, que la autoridad encargada del asunto asuma su responsabilidad y garantice a los usuarios seguridad y confort en su viaje y de ser posible exigirles un seguro de vida para los pasajeros que aunque no repondrá las vidas perdidas por lo menos hará más liviana la carga económica.
Hacer todo lo antes expuesto es posible, países vecinos tienen transporte público de excelente calidad pero para lograrlo hay que tener la voluntad de hacerlo y eso en la Nicaragua actual es más escaso que el oro.
¡Dios salve a Nicaragua!
Walter F. Pineda Úbeda.
ÁRBOLES DE LA MUERTE
Los árboles de hierro que el Gobierno está enterrando en toda Managua, no solo son caros y enormes sino también gastadores de energía. Con sus quince mil bombillos, sus diez toneladas de hierro y sus 17 metros de altura cada uno son la amenaza más grande que tenemos los habitantes de la capital a la hora de un desastre natural.
Si sucediera un terremoto, aplastaría como matamoscas a todo vehículo circulando y ya se sabe que en las calles siempre hay embotellamientos a toda hora, incluso por las noches.
Además de eso, formarían grandes barricadas que no dejarían pasar a la hora de querer huir a otro pueblo.
Ellos verdaderamente son árboles de la muerte, montañas muertas pero creciendo como epidemias.
Ximena Villalta.