A las 7:00 de la mañana todo es prisa y estrés en las carreteras de entrada a Managua.La Carretera a Masaya está llena de carros, buses y peatones que, a veces, por el atraso del tráfico, corren a las paradas para abordar un bus y llegar a la caótica Managua.
Al otro lado de la capital, en la Carretera Nueva a León, justo en el kilómetro 14, una extensa caravana de vehículos se explaya a lo lejos y avanza a paso lento como si fuera un funeral.Ambas escenas agobiantes se repiten día a día por las mañanas.
En estas dos arterias viales los conductores tienen que llenarse de paciencia porque, en el caso de la Carretera a Masaya, en el kilómetro 12, justo en la entrada a Esquipulas, dos agentes de Tránsito además detienen a los que van de Granada y Masaya, rumbo a la capital, por períodos de entre 5 y 6 minutos para dar paso a quienes salen de las calles secundarias hacia la “terrible vía”, como califica el conductor Antonio Ríos a la Carretera a Masaya. En la otra ruta la suerte es parecida en el kilómetro 14, en la entrada a la zona franca Zaratoga.
VIOLAN LEY DE TRÁNSITO FRENTE A POLICÍAS
Ahí, policías detienen el tráfico para que los obreros que van a la fábrica pasen sin riesgos, pero es imposible: los buseros de Mateare, Nagarote, La Paz Centro, León, Chinandega y demás rutas de occidente irrespetan el alto y se van contra las vías aun delante de los policías de Tránsito, obligando a los peatones a pegar carreras para salvar sus vidas ante el abuso de los transportistas.
Los apuros, en ambas vías, son por diferentes razones. Para Ana Aburto, la “corrida” que da con su hijo de 5 años de un carril a otro es porque en 15 minutos más él deberá estar en su escuela de preescolar y por mañana el tráfico entre la rotonda de Ticuantepe y la segunda entrada a Las Colinas se atasca. Y además “el bus pasó un poco tarde”, lamenta. El motivo para que Mario Dávila se desespere frente al timón y en la cola del embotellamiento de la Carretera Nueva a León es que debe llegar antes de las 8:00 de la mañana a su trabajo. “Esto es de todos los días”, lamenta.
INSULTOS EN CARRETERA
Ya cuando el reloj marca las 7:40 de la mañana la Carretera a Masaya —por donde pasan a diario alrededor de ochenta mil vehículos, según las cifras oficiales— se convierte en un concierto de bocinas e insultos.
Suenan todas las clases de bocinas para, en medio de la parálisis vehicular, apurar a los conductores que van adelante de otros, quienes solo quieren llegar a sus empleos.
Y mientras, en la entrada a Managua por occidente, la fila se prolonga por más de dos kilómetros y la desesperación aumenta para todos, menos para Jimmy Castillo, quien avanza en bicicleta, rebasando los automóviles y atento a que ninguno de los que hacen un segundo carril lo atropelle.
BICICLETA A FUERZA
Él usa bicicleta no porque sea de su gusto ni tampoco porque le preocupe la contaminación ambiental, lo hace simplemente porque es una solución eficaz al caótico tráfico que anualmente incrementa en ese corredor y cada día más se parece a la saturada Carretera a Masaya.
Son casi dos kilómetros los que recorre todas las mañanas para llevar a un amigo antes de las 7:00 a.m. a la zona franca, donde inicia el cuello de botella de los veinte mil vehículos que por ahí ingresan a Managua todos los días.
“Él antes agarraba un bus, pero se atrasaba por el tráfico, entonces ahora lo traigo en la ‘bici’ en diez minutos”, cuenta con ínfulas de campeón Castillo.