14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

LA PRENSA/ M. ESQUIVEL

“Sin finqueros no hay comida”

De joven pensó que sería periodista, jamás contempló estar relacionado con los cultivos pues “enlodarse” no era lo suyo. La vida lo llevó a la administración de empresas y dentro de su trayecto hasta ocupó cargos en instituciones públicas. Carlos Abaunza se ha convertido, en la actualidad, en uno de los más destacados productores de maní y el año pasado fue galardonado por la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic) en el marco del Día del Empresario Nicaragüense, por su innovación en los cultivos.

De joven pensó que sería periodista, jamás contempló estar relacionado con los cultivos pues “enlodarse” no era lo suyo. La vida lo llevó a la administración de empresas y dentro de su trayecto hasta ocupó cargos en instituciones públicas. Carlos Abaunza se ha convertido, en la actualidad, en uno de los más destacados productores de maní y el año pasado fue galardonado por la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic) en el marco del Día del Empresario Nicaragüense, por su innovación en los cultivos.

Mapeo satelital, uso de tecnología GPS para cultivos son algunas de las prácticas que ha empleado para tener unas efectivas cosechas. Abaunza considera que ser agremiado más que un beneficio personal ha servido para que su participación contribuya a obtener beneficios colectivos y a la bienandanza de la agricultura en general.

La primera organización a la que se integró fue ADAL (Asociación de Agricultores de León), al ser cerrada temporalmente, a mediados de los noventa, se integró junto con otros productores leoneses a Adach-Apromaní, asociaciones de algodoneros y de maniceros en Chinandega, lo cual hizo que fuera delegado ante Upanic.

¿Qué estudió y cómo llegó a la producción agropecuaria?

Mi padre era propietario del diario El Centroamericano, que por 65 años se publicó en León. Nací entre tinta y papel y mi primera orientación fue hacia el periodismo, razón por la que escogí estudiar derecho en la UNAN (Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua). La situación de guerra y su efecto en la economía nos hizo abortar el plan de lanzar El Centroamericano a nivel nacional desde León, un plan por cierto bien ambicioso y romántico. Tuve que buscar nuevos horizontes de vida y decidí ingresar al máster en Administración de Empresas del Incae, el que me tocó hacer el segundo año en Costa Rica, donde me quedé trabajando en actividad comercial siete años, hasta que regresé en el año noventa. En el León de los setenta y ochenta la mayoría de mis amigos eran agricultores, yo decía que nunca sería agricultor, no me parecía eso de enlodarse o empolvarse y menos andar viendo al cielo buscando señas de lluvia, pero uno propone y Dios dispone, en el noventa mi suegra —que había visto su finca durante los ochenta— por razones de edad se encontraba agotada y me pidió que me hiciera cargo de la misma. Había sido una finca algodonera por más de treinta años, y me tocó aprender con dos cosechas, buena escuela por lo complicado del cultivo, hasta que los precios se desplomaron estrepitosamente y se acabó el algodón. Por cultivo sencillo algunos amigos me recomendaron sembrar sorgo, lo que hice los dos siguientes años para caer luego en soya por dos años más hasta llegar al maní, que en cierta forma fue el reemplazo del algodón.

¿Sabemos que destaca en el maní, qué más produce?

Desde el año dos mil, que puse mi primera unidad de riego, comencé rotando maní con sorgo. Con la crisis del 2007 me decidí a probar maíz y es un cultivo en el que me ha ido muy bien. También experimenté con ajonjolí de riego y sandía, y ahora estamos experimentando con soya de verano. Esa variedad de opciones permite no solo rotar, sino escoger aquella mezcla de cultivos que te permiten enfrentar mejor una sequía o un bajón de precios. La gente me pregunta si es rentable regar sorgo, la verdad, en los tres últimos años ha sido el producto que más rentabilidad por manzana me ha dado. Buena cosecha y buen rebrote con buen riego y bien fertilizados pagan, sobre todo si almacenás la cosecha y la vendés cuando se da el precio pico en el mercado por ahí de septiembre. Siempre he querido sembrar un poco de caña de azúcar, pero estoy un poco distante de los ingenios y los precios se han bajado.

¿Cuál es su experiencia con el riego?

Me considero un productor mediano. Siembro cuatrocientas manzanas en verano y saco una segunda cosecha con riego en aproximadamente doscientas de ellas. Estoy concentrado en la comarca La Ceiba, en el este de León. Voy para las trescientas de riego, si Dios lo permite. Mi estrategia no es continuar expandiendo el área de cultivo sino maximizar la eficiencia del área actual invirtiendo en tecnologías de punta. El riego no solo te permite la segunda cosecha, sino que también complementar la lluvia asegurando la cosecha de invierno cuando hay sequía y mover las fechas de siembra de algunos cultivos —sembrando antes o después— complementando con riego las necesidades hídricas del cultivo. Es una lástima ver las mejores tierras arables del mundo sin regarse en la época de verano habiendo agua disponible. Estamos subutilizando el valioso recurso tierra que nos regaló Dios y el agua que no utilizamos va a parar al mar. El agua debe ser bien administrada y cuidada, pero la realidad es que hay una gran disponibilidad para riego que se está desaprovechando.

Es importante aclarar que existen en el país muchos otros empresarios agrícolas de vanguardia incluso más avanzados que yo y también merecedores del premio. Todas estas buenas experiencias de muchos pueden irradiar hacia abajo a la mayoría de los agricultores. Tenemos un gran reto como país con el agro, bien difícil pero no imposible”. Carlos Abaunza, productor.

Usted fue reconocido por su innovación ¿Cómo ha sido su experiencia al respecto y en qué le ha ayudado?

Lo más importante en agricultura es hacer las cosas bien hechas y a tiempo. Hemos venido buscando cómo utilizar la tecnología disponible en busca de mayor eficiencia, desde la selección de las mejores y mas aptas variedades de semillas, hasta el uso de silobolsas para el almacenaje. Aprendiendo a fertilizar y a regar adecuadamente, a conservar nuestros suelos y aguas con nivelación y terrazas retenedoras, el uso de taipas o diques que permiten pasar sobre ellas con las labores mecanizadas, tractores con autoguiado, que prácticamente se manejan solos con ultra precisión mediante GPS. El uso de sensores electrónicos de riego, la incorporación de todos los rastrojos, el análisis de la fertilidad del suelo por medio de satélite, sembradoras de precisión con kits de labranza mínima, sistemas de riego de máxima eficiencia energética y mínimo desperdicio en el uso del agua, cortinas rompeviento, en fin, somos abiertos a experimentar el uso de las técnicas y tecnologías disponibles. Incluso muchas de ellas existen desde hace décadas pero muy pocos las usan. Todo esto nos da flexibilidad y eficiencia. Es importante señalar que esto no es exclusivo o posible para productores grandes y medianos, sino que es interesante que hay muchos pequeños que usan tecnología aunque son pocos. Los maiceros de Jalapa y Mozonte sacan más de cien quintales por manzana, cuatro veces más que el promedio nacional e igual un puñado de frijoleros guiados por algunas casas de agroquímicos que también cuadruplican o más los rendimientos nacionales.

¿Qué opina del sector agropecuario en la actualidad?

Estamos en las vacas flacas. Recientemente tuvimos vacas gordas que a muchos nos permitió invertir. El sector es cíclico en precios y en clima, y hasta en plagas y enfermedades. El sector es bastante más vulnerable que los demás en la economía. Para competir necesitamos los apoyos que tenemos como rebajas en las tarifas de luz y algunas exoneraciones. Igual ayuda el régimen fiscal que tenemos por medio de la comercialización a través de las Bolsas Agropecuarias. La tentación natural de los gobiernos es suprimir estas ayudas, pero creo que deben mantenerse por la fragilidad del sector, es por algo que los países del primer mundo entregan enormes subsidios a sus agricultores. Es cierto que hay cultivos que sabemos manejar como el arroz, el maní, la caña, pero en la mayoría de cultivos la productividad y la rentabilidad es bien baja. La competitividad por tanto es difícil con promedios de rendimiento que son varias veces inferiores que en otros países incluso que en Centroamérica. Consideremos que cada vez aumenta exponencialmente la población mundial mientras que el área sembrada per cápita disminuye. Como dicen, “sin finqueros no hay comida”, la clave está en continuar cultivando las tierras disponibles con la mayor eficiencia posible. El reto del sector, que es el mismo de hace décadas, consiste precisamente en mejorar esa productividad a base de incorporación de tecnología de punta, siendo el riego una de las herramientas mas importantes aunque no la panacea. Cada vez que hay sequía en Nicaragua se anuncian programas de riego que muy poco avance producen en el área regable, es más, a la par que manifiestan que el riego es prioritario, paralelamente aparecen políticas y trámites antirriego.

Otro aspecto en el sector es que mucho se alega que no hay financiamiento. Yo creo que al final si lo hay, lo que pasa es que sin la rentabilidad adecuada de tu operación es imposible. Hay un círculo vicioso que hay que romper, tal vez haciendo renacer el programa de asistencia técnica que tuvo en los sesenta y setenta el Banco Nacional, que dicen fue ejemplo en Latinoamérica. La burocracia es algo pavoroso que avanza cada día y si sigue así vamos al despeñadero; yo sé que no es exclusiva del sector, pero afecta la rentabilidad y competitividad y nos quita el tiempo que deberíamos estar dedicando a mejorar nuestras cosechas.

¿Hay más retos por mejorar?

Son muchos y grandes, y están postergados por décadas. En los puntos anteriores esbocé muchos de ellos, pero la realidad es que mientras Nicaragua no se logre industrializar y crezca el turismo y los servicios, seguiremos siendo un país agrícola, sector al que tenemos que atender bien. Hoy por hoy somos el principal empleador del país y el primer exportador de mano de obra que va a sacar las cosechas de los vecinos y contribuyentes importantes del crecimiento de la economía mandando remesas.

El otro enorme reto pospuesto es el de dar valor agregado al producto agrícola, que trasciende al propio productor y depende del desarrollo de la agroindustrialización que todavía está centralizada en sustituir importaciones o en empacar materia prima exportable. Actualmente Upanic está promoviendo una serie de propuestas prioritarias y urgentes entre las que destacan, a manera de ejemplo, que se autorice el uso de variedades transgénicas, que se permita regar 24 horas continuas sin penalidad —actualmente solo se pueden regar veinte horas continuas—, que se pongan a disposición de los productores seguros de cosecha como existen en otros países, que las estadísticas de siembra producción y mercados sean publicadas, que mejore la calidad y accesibilidad a la información meteorológica, que se venda energía directa al sector agro de lo que se produce de la biomasa proveniente del mismo, entre otras y que a raíz de los dos años de fuerte sequía, que tienen en problemas financieros a muchos productores, que los reguladores faciliten a los bancos reestructurar los créditos sin mayores penalidades.

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Blacio Torre
    Hace 8 años

    Don Carlos: También, los campesinos son finqueros. Algunos podrán objetar que los grandes productores sólo producen para el mercado externo y no para el mercado nacional, pero en lo que respecta a Don Carlos Abaunza, Productor ejemplar de León, éste produce maíz para semilla; con la cuál pequeños y medianos pueden cosechar grano comercial y con ello suplir la demanda interna.

  2. El observador
    Hace 8 años

    Muy buen artículo, pero el señor Abaunza no habla que, producto del cultivo del maní, se ha dado la desertificación de las tierras en León y Chinandega, que ocasiona grandes tolvaneras todos los años, las cuales a su vez generan enfermedades respiratorias, oftalmológicas, etc.

    Por favor no me censuren. Muchas gracias.

  3. Carlos Corea
    Hace 8 años

    eso de “sin finqueros no hay comida” no es tan cierto. La realidad histórica es que sin campesinos no hay comida.

  4. Blacio Torre
    Hace 8 años

    Felicitaciones Don Carlos Abaunza. Lo tiene bien merecido. Usted ha sido un referente para los productores agropecuarios del país y este premio lo confirma.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí