Según el estudio “Energía para Todos”, más de millón de hogares, en su inmensa mayoría rurales, dependen del uso ineficiente y dañino para la salud de la leña y la cantidad va aumentando de acuerdo al crecimiento poblacional, explica Leonardo Mayorga, presidente del organismo Pro leña.
Mayorga comentó que el 99 por ciento de la población rural usa leña, esto se debe a varios factores como el bajo ingreso, la capacidad de ahorro, la accesibilidad del combustible así como la tradición de las familias.
“En término porcentuales ha ido bajando en la zona urbana porque está entrando el gas licuado más barato, entonces hay un incentivo, pero en el campo casi el cien por ciento usa leña, es raro que usen gas”, sostuvo Mayorga.
Por su parte Javier Mejía, coordinador del área de recursos naturales del Centro Humboldt dijo que la leña es el combustible que más se utiliza, principalmente para cocción en el sector residencial, lo que ha ido afectando fuertemente la cobertura forestal.
“La consecuencia automática de esta presión consumidora es la de contribuir a la reducción de la cobertura forestal de Nicaragua. Obviamente, el impacto del consumo de leña para usos domésticos es considerablemente menor que el impacto de la progresión de la frontera agrícola en el Caribe”, aseguró Mejía.
Agregó que la leña también se utiliza para actividades industriales y comerciales, principalmente para el secado del grano de café, fabricación de ladrillos de barro, así como para la producción de la cal que se emplea en los sectores de construcción.