La mirada perdida, expectante, de los migrantes mexicanos antes de subirse a La Bestia; el rostro desilusionado de las trabajadoras caribeñas de un burdel en Chile o los recuerdos de una familia nicaraguense en su Costa Rica de adopción, son algunos de los retratos de la exposición “Vía Panam”.
La muestra, compuesta por casi cuarenta instantáneas, fue inaugurada hoy en el centro Cultural de España en Guatemala, donde permanecerá hasta el próximo 11 de abril.
Un año tardó el prestigioso fotógrafo holandés Kadir van Lohuizen, ganador en dos ocasiones del World Press Photo, en recopilar las imágenes de este recorrido sensorial por la carretera Panamericana, desde Alaska hasta la Patagonia argentina.
A lo largo del camino, van Lohuizen retrata la mirada oscura de las trabajadoras del sexo que llegan a Chile desde el Caribe para calentar las noches de los empleados temporales, o las maletas ajadas de la memoria de los nicaraguenses que un día dejaron su país.
“La migración”, explica a Acan-Efe Tiago Rosado, el comisionado de la exposición, “rompe las relaciones familiares”, un dolor que el fotógrafo holandés ha logrado plasmar en sus instantáneas.
En Estados Unidos, van Lohuizen nos muestra ese pequeño Bagdad en el que exiliados de la guerra del Golfo conviven con las guerras pasadas y presentes.
La muestra, apunta Rosado, es un repaso a la “cara más humana” de la migración, alejada de la pulsión mediática: un paseo por los rostros de los que se quedan a este lado de la frontera y del miedo que sufren los que se van.
Como esos jóvenes, de ojos envejecidos que se preparan para emprender el viaje más duro de sus vidas, una travesía de “abusos y violencia”, subraya Rosado, para llegar a Estados Unidos.
La migración, a través de los ojos de van Lohuizen, es una realidad de espejos cóncavos que se refleja en las miserias cotidianas de quienes la padecen.
El muestra, una atmósfera audiovisual que trasladada al visitante a la realidad de los migrantes, fue inaugurada por el director del Centro Cultura de España en Guatemala, Jesús Oyamburu, quien alabó la calidad de las imágenes del prestigioso fotógrafo holandés.