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LAPRENSA/ARCHIVO

El terrible micromanagement

Definido como aquella obsesión de control por las cosas o detalles más pequeños, generalmente de un supervisor o gerente para con sus subordinados, este padecimiento gerencial suele ser una epidemia que empequeñece, subdesarrolla y hace cada vez más dependientes a los colaboradores.

Definido como aquella obsesión de control por las cosas o detalles más pequeños, generalmente de un supervisor o gerente para con sus subordinados, este padecimiento gerencial suele ser una epidemia que empequeñece, subdesarrolla y hace cada vez más dependientes a los colaboradores.

El problema es que por poner atención a los tópicos más pequeños, se descuidan los verdaderos aspectos gerenciales, aquellos que en grandes líneas de acción deben conducir al alcance de las metas organizacionales.

La gerencia que padece esta enfermedad, monitorea y evalúa cada paso de una actividad evitando la delegación de funciones en sus subordinados, quienes por descripción de puesto podrían efectivamente realizar esas mismas tareas, pero que en el afán de controlar todo, prefieren malgastar su tiempo —y echar a perder el desarrollo de sus colaboradores— fomentando una cultura de centralismo en la toma de decisiones, en el miedo o en demostraciones de lealtad que son a veces verdaderos casos psicológicos.

Otra de las demostraciones, de esta conducta, es cuando la gerencia o la supervisión, cae en la “reportitis”, que no es más que hacer informes sin fin sobre los temas de control más triviales, lo cual le satisface el ego de creer que todo está bajo su dominio, de estar sobreinformado acerca de los temas más mínimos, con el evidente descuido —porque el día solamente tiene 24 horas— de los tópicos torales de su gestión, es decir, la gerencia que padece de esta singularidad pierde el sentido y el rumbo estratégico de sus acciones, cayendo en una falsa sensación de gestión, impidiendo que puedan evaluarse aspectos verdaderamente trascendentales.

Recuerdo una organización en que laboré en que sus llamados gerentes de tienda pasaban tanto tiempo realizando reportes administrativos, que no les daba tiempo para supervisar en campo las actividades clave, siendo sorprendidos cada vez por la cantidad de incidentes operacionales —de toda índole— que vivían en un estado de crisis permanente; pero lo más sorprendente, era que la gerencia misma no identificaba el problema, precisamente porque su paradigma o modelo de gestión era el micromanagement al nivel más depurado.

Existen numerosas variantes de esta conducta. Una de ellas es el de una aparente delegación de objetivos a los colaboradores, pero en vez de esperar a que las personas a cargo, de dichas metas, elaboren una estrategia, apliquen su propia forma de gestión, el micromanager interviene en todas las formas de control posible, sin esperar que se cumpla el plazo para alcanzar el objetivo, echando a perder también el proceso de aprendizaje que los colaboradores puedan haber desarrollado haciendo su propia gestión.

Las empresas frecuentemente no notan estas conductas, que por ser autobiográficas de sus ejecutivos; han modelado continuamente este paradigma de gestión, creyendo que es la forma óptima de alcanzar resultados, los cuales, si son económicamente positivos, asumen que están en el camino correcto. Lo que no pueden plantearse es cuán positivos adicionalmente serían si se dejara al personal enfrentarse a los objetivos con sus propios factores personales de gerenciamiento.

Los expertos explican que este comportamiento se origina no solamente en un esquema de centralización excesiva, sino que tiene efectivamente, raíces psicológicas, motivadas principalmente en la creencia que el resto de las personas son incompetentes, o bien, en la herencia de las relaciones padre-hijo, las cuales, moldean para bien o para mal a aquellos tomadores de decisiones en las empresas.

Las organizaciones deben vacunarse contra ese mal que entorpece el desarrollo de cuadros gerenciales, o peor aún, que promueve equivocadamente la selección interna con base en parámetros en los cuales la verdadera competencia y efectividad en alcanzar las metas, queda siempre fuera de juego.

www.noalosaccidentes.wordpress.com

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