Tras un año de polémicas e intensas discusiones los diputados chilenos aprobaron este jueves en el Congreso una ley que despenaliza el aborto en tres causales, por 66 votos a favor y 44 en contra, y a partir de este viernes el proyecto será visto por el Senado.
Actualmente Chile es uno de los pocos países del mundo que mantiene una prohibición legal absoluta del aborto, junto con El Salvador, Nicaragua, Honduras, Haití, Surinam, Andorra, Malta y El Vaticano.
Defensores de derechos humanos, académicos y organizaciones feministas llevan años exigiendo el fin de la penalización del aborto en el país austral, mientras que la Iglesia católica y representantes de partidos de derechas han manifestado repetidamente su oposición al proyecto de ley.
TRES CAUSALES
La Sala aprobó, en particular, cada una de las tres causales propuestas por el Ejecutivo. En el caso de peligro de vida de la mujer embarazada, los diputados dieron 67 votos a favor y 43 en contra.
La segunda indicación, que hace referencia al embrión o feto que padezca una alteración estructural congénita de carácter letal, fue aprobada con 62 votos a favor, 46 en contra y dos abstenciones.
Finalmente, la causal del embarazo producto de una violación, contó con 59 votos a favor, 47 en contra y tres abstenciones.
Antes de la votación, la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Claudia Pascual, aseveró que este proyecto de ley “repone derechos que antes fueron negados” a las mujeres y que gracias a él el Estado se hace cargo de una realidad que no se podía “seguir ignorando”.
Asimismo, recalcó que “la criminalización de toda forma de interrupción del embarazo no impide que este se siga realizando”.
EMBARAZOS COMPLEJOS
Pascual enfatizó también que la ley no promueve “la impunidad del violador” tal y como defendían quienes criticaban la tercera causal.
En Chile, las mujeres que viven embarazos complejos y dolorosos y que toman la difícil decisión de interrumpirlos, se ven empujadas a viajar al extranjero o arriesgarse a abortos clandestinos e inseguros, poniendo en riesgo su vida y exponiéndose a la criminalización; o bien, se ven obligadas a continuar embarazos contra su voluntad.
Según cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud en 2012, en Chile se registraron un total de 30,000 abortos de los cuales 3,000 fueron practicados a niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años.
En Chile, el aborto terapéutico existió durante la mayor parte del siglo pasado, pero la dictadura de Augusto Pinochet lo convirtió en delito en 1989, en las postrimerías de su régimen de 17 años.
