Un hito en la historia de la política de Cuba y los Estados Unidos (EE. UU.) concluye. Asombrada y emocionada veo como este tabú de 57 años llega al inicio de su final. Algo muy esperado por el pueblo cubano.
“Pasó mucho… mucho tiempo”, comenta uno de los tantos entrevistados en el conmemorativo viaje del presidente Barack Obama. Han sido 88 años desde que no llegaba un presidente de los EE. UU. a la isla del Caribe. Un pueblo donde su economía y bienestar sociocultural quedó parado en el tiempo, “time just stood”.
Desde el 17 de diciembre del 2014, el presidente Obama abre las puertas de la esperanza “the hope”. Así poco a poco se han iniciado pláticas, incluyendo otras personalidades, entre ellas el papa Francisco. Donde se perfilan aportes para lograr que el pueblo cubano tenga una vida más participativa e integral, en un mundo cada vez más globalizado. Hoy por hoy, en este 2016 se celebra que la guerra fría e finita, sí el presidente Obama enterró los últimos vestigios de la misma.
El derecho a la salud y la educación gratuita en Cuba han sido inherentes a su cultura y políticas. “En cada casa derruida que usted ve, está llena de educación”, se dice en un documental de CNN.
Generaciones han venido y se han ido, mientras las políticas y prácticas internacionales que se han implementado no han sido fructíferas. No han sabido establecer pautas socioeconómicas ni políticas que ayudasen fehacientemente a un cambio favorable, en pro de la mayoría de su sociedad. Todo lo contrario, han sustentado fricciones, rivalidades, oportunismo y emigraciones innecesarias entre otros. Como todo llega a su fin… acá la isla quiere un “change”.
“Sí se puede”, presidente Obama. Pero bueno, en la diversidad está la diferencia y así los cambios suscitan el ajuste necesario para que las democracias nazcan y sean eficientes para sus pueblos. Con el pasar del tiempo, con las nuevas tecnologías, la evolución cibernética, en las tierras cubanas se ha sentido la necesitad de aprender más y compartir sus talentos.
Ya mismo se han iniciado transformaciones en calles y avenidas de la señorial Habana. Nuevos pequeños negocios florecen entre salones, gimnasios, cafeterías y bares. Inclusive muchos americanos y extranjeros han aumentado sus visitas, donde la demanda de habitaciones se ha dejado sentir. Las acomodaciones de AirBnB han sido un rotundo éxito, la cadena de hotel Starwood y Carnival Cruise han expresado un interés notorio en la isla. En el 2015 el turismo aumentó un 77 por ciento.
Todas estas actividades se entretejen con el arte barroco, gótico o ecléctico que se plasma en su capital donde se encuentra la residencia de Hemingway. La cual, con sus escritos y reliquias parecen recordarnos que los años pasaron, plasmando en la inmortalidad una de su grandes obras escrita acá: El Viejo y el Mar.
Aquí mismo en esta isla caribeña se inventó la novedosa vacuna en contra el cáncer de pulmón, lo mismo que muchas otras plantas medicinales oriundas de esta área esperan ansiosas que su bienestar se comparta y sea alcanzado por la humanidad.
Lo mismo que el afán y nostalgia de integrarse en este nuevo renacer encontramos muchos profesionales, médicos, artistas, cantantes, deportistas y escritores.
Definitivamente el cambio tiene que venir de adentro, propiciado por los cubanos. Siendo un pueblo trabajador, las generaciones jóvenes están ansiosas por iniciar conexiones y alianzas, y así crear una sinergia exitosa en beneficio de ambas naciones. “Se precisan retos y debates, los cuales conducen rotundamente hacia la libertad, ¡necesitamos que se levante el embargo!” “Todos somos americanos”, presidente Obama.
Lo demás es política… dirían tantos cubanos, que al recordar su terruño les salta una mirada llorosa y sentimental. ¿Cuantos dicen “la emigración de nosotros no es más que otra cosa que económica?”
Desafortunadamente se ha politizado, sin entrar en detalles. Muchos puestos políticos han prevalecido por años y años, con discursos demagogos en lujosas avenidas de la capital del DC.
Estoy clara de que si muchas situaciones no fueron ni son perfectas, estas tierras habaneras están sedientas de un resurgir, de una reconciliación. Donde se puedan compartir/sus conocimientos y triunfos/donde el humo habanero/el destilar de sus cañaverales/danzarían al son de su salsa /en espera de nuevos vientos.