Antonio Alemán tuvo que cambiar su canoa de madera por una bicicleta para poder cruzar la laguna de Tisma en Masaya y llegar hasta el Paso de Panaloya, en Granada, para pescar. Y no, no es que Alemán pueda pedalear sobre las aguas de la laguna, sino que la laguna ya no existe.
Sobre lo que era el fondo de Tisma se puede andar a pie, en bicicleta, en caponera y hasta en camioneta. Ahora es difícil distinguir hasta dónde llegaba la laguna y dónde inician los potreros.
El charco de Tisma, como es conocido popularmente, es parte de un sistema lagunar de origen lacustre, reconocido el 18 de noviembre de 2001 por la Convención Ramsar como un humedal de importancia internacional.
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Alemán tiene 25 años de vivir en Tisma y de ser pescador. “Se nos secó, aquí ya no hay nada”, lamenta. Según él, la laguna tiene como tres meses de haberse empezado a secar y “ha sido rápido”. Sin embargo, confía en que “si está bueno el invierno” se podría llenar “en menos de un mes”. “Se va a poder volver a pescar, esto se recupera”, afirma.
Salvador Montenegro Guillén, experto en recursos hídricos, asegura que, efectivamente, es posible que este ecosistema se recupere, aunque para ello es necesario un plan de manejo para frenar actividades como la ganadería y el cultivo de arroz.
En sus buenos momentos, en Tisma se pueden encontrar especies de peces como guapotes, tilapias, sardinas, mojarras y pepescas. Además este lugar es muy importante para aves migratorias como cercetas y piches, aunque también se encuentran aves como garzas y patos chanchos.
Lo que antes fue la laguna de Tisma, sitio @RamsarConv ahora más bien parece un desierto @laprensa pic.twitter.com/3vpsq27erI
— Rezaye Álvarez (@RezayeAlvarez) April 4, 2016
PESCADORES SEÑALAN A ARROCEROS
Heliberto José Castillo, tiene más de 20 años de vivir en Tisma, él al igual que más de 100 personas se dedica a la pesca, aunque ahora ha tenido que empezar a cultivar para tener cómo sobrevivir. “Ahora qué vamos a pescar si ya no tenemos nada. Aquí era la laguna, pero ya no hay nada, solo en lodo está. Ahora estamos cultivando, con mis hermanos y mi papá, estamos cultivando y parece que nos va a ir bien”, dice Castillo.
Sobre el estado de la laguna, Castillo considera que además de la sequía, la incidencia de los productores de arroz de los alrededores también secaron la laguna. “Las arroceras chupan aguazales y se benefician pero a nosotros nos hacen paste”, afirma Castillo. Una opinión similar tiene Pedro Ramón Olivas Trejos, nacido y criado en Tisma.“Allá abajo están tres motores y son los que han secado esta vaina”, dice mientras señala el otro lado de la costa, en el trecho de tierra que separa la laguna de Tisma del río Malacatoya. Según Olivas Trejos, en esa zona, entre Tisma y Malacatoya, se cultivan más de mil hectáreas de arroz. “Yo he denunciado, me he aburrido de denunciar, pero nadie les pone orden porque son unos millonarios y mire, ahora estas son las consecuencias”, sostiene Olivas Trejos. Producto de la sequedad en la laguna, peces, aves y tortugas han perecido al no encontrar agua y alimento.
CULPA COMPARTIDA
Salvador Montenegro Guillén, experto en recursos hídricos asegura que las principales causas de la sequedad de Tisma son El Niño, la evaporación y los arroceros. “No nos debe sorprender en absoluto esta clase de situación. Es fácil echarle la culpa a El Niño, y es cierto que hay una responsabilidad grande que adjudicarle, pero son otros, los humanos, los responsables”, dice Montenegro Guillén. El experto explica que al bajar el nivel de las aguas del lago Cocibolca y el Xolotlán, la primera víctima es Tisma porque esta, es un estuario del gran lago.
LO QUE DICE RAMSAR
El sistema lagunar de Tisma fue declarado sitio Ramsar por petición de la república de Nicaragua en noviembre de 2001 y lo conforman pequeños lagos y ríos con ecosistemas costeros asociados a la costa noroeste del lago Cocibolca.
En la descripción del sitio, disponible en la página web de Ramsar, Tisma suple de agua para la crianza de ganado, el cultivo de arroz e irrigación de pastizales; además de recargar de agua el subsuelo y ayudar a controlar inundaciones, retener sedimentos y contaminantes.
Sin embargo, “el cultivo de arroz ha tenido como resultado alteraciones de los niveles de agua y efectos agroquímicos que tienen un impacto directo en la fauna acuática del lugar”. Actualmente este sistema, no cuenta con un plan de manejo, aunque según Ramsar, está en desarrollo.