Si las elecciones fuesen hoy, la Alianza Nicaragua Triunfa, que encabeza el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), fácilmente ganaría y su eterno candidato, el presidente inconstitucional Daniel Ortega, aseguraría su segunda reelección seguida con amplitud.
Esta gran posibilidad la sustentan las diferentes encuestas de firmas independientes, algo que no dista de los análisis de especialistas en la política criolla para quienes la gran ventaja del orteguismo se la dan los propios partidos opositores, al estar cada vez más fracturados.
A una oposición fragmentada, le debilita más la carencia de candidatos a la Presidencia con suficiente atractivo para atraer a los electores que se consideran independientes, a los militantes del FSLN descontentos y hasta a los propios simpatizantes de la oposición.
“Está en una gran encrucijada”, resume el analista político Carlos Tünnermann el momento actual de la oposición.
Lo dice porque la Coalición Nacional por la Democracia, considerada la agrupación opositora más fuerte del país, se quedó sin el candidato presidencial en quien depositaron todas sus esperanzas. El jueves pasado el empresario radial Fabio Gadea Mantilla declinó a la candidatura que le ofreció el Partido Liberal Independiente (PLI), que lidera esa Coalición.
La razón más fuerte para declinar de Gadea es que al no haber cambios en el Consejo Supremo Electoral (CSE) se repetirá otro fraude electoral en 2016, igual que en las pasadas tres elecciones.
Para Tünnermann, con Gadea o no, a la oposición lo que se le exige es “que busque liderazgos colectivos, con caras nuevas que convenzan sobre todos a los que están ahora apáticos”, siendo el mayor reto la apatía del segmento juvenil que es el de mayor voto en las elecciones.
PUGNAS ENTRE OPOSITORES
Las últimas semanas los partidos que se llaman opositores al Gobierno se han fragmentado más al romperse sus alianzas internas y alejarse de concretar la unificación en una sola opción frente al FSLN.
Primero fue la Unidad Democrática, que tras las primarias organizadas por Hagamos Democracia, quedó solo con tres aliados: el Partido Conservador (PC), el Partido Social Cristiano (PSC) y los denominados Independientes que agrupan a organismos de la sociedad civil.
De la Unidad Democrática se retiró el Partido Acción Ciudadana (PAC) de Moisés Hassan, descontento por supuestas irregularidades en las votaciones de las primarias.
Y el PLI-Histórico habría quedado automáticamente fuera de la alianza de la UD al no firmar el acuerdo de respaldo a los resultados de las primarias brindados por el Tribunal Cívico Electoral (TEC) de Hagamos Democracia.
Si bien la directiva del PLI-Histórico analizaba si seguía aliado en la UD, según el presidente del Partido Conservador, Alfredo César, ya con esa facción no son aliados.
La otra alianza electora que se fragmentó más es la del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), quien el martes pasado se quedó sin candidato presidencial tras renunciar Noel Vidaurre, al no lograr vetar de las listas de candidatos a diputados a los amigos políticos y a María Fernanda Flores, esposa del caudillo del partido, el expresidente Arnoldo Alemán.
Con la salida de Vidaurre de la Unidad Liberal Sindical y Republicana del PLC, se van también los aliados del Partido Unidad Republicana (PUR).
En el desgrane de la alianza del PLC ya se cuenta la Federación de Trabajadores Docentes Libres y Democráticos (FTDLC), el Movimiento con Visión de Nación de Maximino Rodríguez y la facción del PLI de José Venancio Berríos.
La Coalición del PLI es la que parece más estable y con posibilidad de ampliarse, ya que el PAC podría unirse a las filas donde ya están el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), el Movimiento Liberal Constitucionalista Ramiro Sacasa Guerrero, la Cruzada Liberal por la Unidad, una facción de la Resistencia Nicaragüense, el Partido Nueva Alianza Cristiana (Panac) y la Unión Demócrata Cristiana (UDC).
UNIDAD NO ES UN MITO
Tünnermann reconoce que la unidad de las diversas coaliciones en una sola es difícil, pero insiste en que “no hay que hacer de la unidad un mito”.
“Cuando se habla de unidad mucha gente piensa que debe incluir a todos los partidos políticos, pero yo me pregunto ¿valdrá la pena hacer una unidad con partidos políticos que en el pasado fueron cómplices de fraudes electorales o con partidos que vendieron los tendidos de sus fiscales electorales?”, plantea Tünnermann.
El analista político considera que debe tener cuidado la coalición que sea más fuerte en este momento de aliarse a “partidos que han pactado con el Frente Sandinista y le han permitido volver al poder”.
“No sería convincente esa unidad” para el también catedrático.
Otro de los fracasos del conservador Vidaurre como aliado del PLC es que no consiguió concretar la unidad con la Coalición del PLI.
Tünnermann ve debilitándose más al PLC. “Yo creo que las bases del PLC deberían formar parte de esa unidad (con el PLI), porque esta unidad no debe ser únicamente negociada por las cúpulas partidarias, debe venir de las bases porque yo sé que en las bases del PLC existe una gran inconformidad de cómo se viene conduciendo el partido”.
Aunque la Coalición del PLI enfrenta un gran riesgo y es quedarse sin la casilla 13 para competir en los comicios, debido al litigio que hay por la representación legal del partido que reclaman tres facciones del PLI en la Sala Constitucional del poder judicial.
Para Tünnermann el que los magistrados de la Sala Constitucional —dominada por orteguistas— sean los que tengan que decidir sobre la litis, es una especie de “espada de Damocles” para el PLI.
El CSE reconoce a Eduardo Montealegre como el representante legal del PLI que lidera la Coalición por la Democracia. Pero un fallo de la Sala Constitucional que quite esa representación a Montealegre es un riesgo latente.
“A mí no me cabe la menor duda que esa representación legal del PLI le corresponde al señor Montealegre, pero aquí todos sabemos que el CSE puede quitar y dar según los intereses políticos al orteguismo”, dice Tünnermann.
Según el analista, en el juego político electoral ve más probable que Ortega haga que la Sala Constitucional reconozca la representación legal del PLI a Montealegre “porque así se asegura la imagen ante la comunidad internacional de que no se le arrebató la personería a la coalición opositora más numerosa y más organizada”.
“Esto siempre y cuando Ortega no considere a esa coalición una amenaza para su reelección”, dijo Tünnermann.
PLC FUERA DE JUEGO, PC SIN IMPACTO
Óscar René Vargas, sociólogo y analista político, también considera que el PLC no será de gran importancia en la campaña electoral porque carece de un candidato presidencial fuerte, además mantiene los mismos vicios que lo desacreditan ante la opinión pública por el control de Alemán.
“Al PLC yo lo veo fuera del juego. Va a participar en los comicios, pero no veo una figura en ese partido que pueda atraer (al votante)”, afirma Vargas.
Dice Vargas que a la figura negativa de Arnoldo Alemán —quien fue acusado de corrupción cuando fue presidente y de haber pactado con el FSLN— se suma el hecho que la persona que posiblemente reemplace a Vidaurre como candidato presidencial no atraiga votantes.
Miguel Rosales es el actual candidato a la vicepresidencia por la alianza del PLC, pero recibió la bendición de Alemán para pasar a ser el presidenciable tras la renuncia de Vidaurre.
“La otra figura que podría ser es la señora María Fernanda Flores. Ninguno son atractivos. La señora Flores tendría un peso mucho más negativo porque en la campaña seguramente le sacarán lo que Alemán se gastó en su boda”, analiza Vargas.
Según investigaciones periodísticas, Alemán siendo presidente de Nicaragua le compró a Flores para su boda más de 45,000 dólares en joyas pagadas con una tarjeta de crédito extendida por el Banco Central de Nicaragua. Y en los viajes de la luna de miel de Alemán y Flores por casi cuarenta países los gastos superaron los 300,000 dólares.
“Entonces ella (Flores) está relacionada a la corrupción de Alemán. Y Miguel Rosales es un desconocido y sin arraigo, por eso a ambas figuras no las veo atractivas para atraer a los ciudadanos”, sostiene Vargas.
El sociólogo tampoco cree que la Unidad Democrática, que encabeza el Partido Conservador, dé mucha pelea en las elecciones.
“Puede ser igual que el Apre y el ALN que buscan sacar un provecho del Gobierno, que les den dinero para su campaña y que sean una manera de poner a figuras en la elección. La experiencia anterior nos demuestra que tanto el Apre, el ALN y el Partido Conservador no tienen ningún peso en la política real, solo sirven de acompañantes”, afirma Vargas.
Aunque una cara nueva y carismática como candidato presidencial no basta para los electores, si no les ofrece una propuesta creíble a los problemas sociales, institucionales y económicos que afecta a la población de Nicaragua.
El Movimiento por Nicaragua (MpN) hizo público un Plan de Nación que recoge treinta propuestas centradas en tres ejes; la institucionalidad, los problemas sociales y el desarrollo económico.
La declinación del empresario Fabio Gadea a la candidatura presidencial sacó a los miembros de la Coalición Nacional por la Democracia de su zona de confort, donde ahora nadie se aventura a señalar quién podría llenar el vacío que dejó Gadea.
La presidenta del MRS, Ana Margarita Vijil Gurdián, responde a esta situación de manera técnica. “La Coalición tiene dos mecanismos para elegir al candidato presidencial, uno es de consenso y si no se llega al consenso se tendría que elegir entre todos los precandidatos. El MRS decidió priorizar el mecanismo de consenso, entonces estamos trabajando con el resto de miembros de la coalición para tener una fórmula de consenso, eso es lo que nosotros queremos priorizar: una fórmula que sea representativa de los distintos sectores de Nicaragua y esperanzadora”, explicó.
EL DESAFÍO
La comandante guerrillera Dora María Téllez, directiva del MRS, es más franca al decir que esto plantea un desafío a la Coalición, principalmente porque tienen que pensar en la gente que no vota por partidos, sino por candidatos. En ese sentido, los retos son dos para Téllez: consolidar a la Coalición como opción opositora única y encontrar al candidato de consenso con una propuesta motivadora.
“Nosotros quisiéramos candidaturas que reafirmen la vocación y el compromiso democrático de la alianza, y que reafirme el compromiso por crear una sociedad de oportunidad y obviamente es un desafío encontrar una candidatura de consenso y me parece que eso es uno de los puntos claves”, dijo Téllez.
Téllez expresó que para alcanzar el consenso tienen que preguntarse: “¿Qué es lo que queremos como candidatura?”
Figuras potables
El sociólogo y analista político Óscar René Vargas ve como alternativa de candidato de una oposición unificada al conservador Noel Vidaurre porque en este momento es visto de buena manera entre la población al renunciar a ser el candidato presidencial del PLC por oponerse al caudillo Arnoldo Alemán.
También “ve interesante” a Moisés Hassan, el presidente del PAC, por ser una persona que no titubea en señalar “la corrupción, el nepotismo, la falta de transparencia que hay en la actividad gubernamental”.
Luis Callejas, diputado del PLI, aspira a ser candidato presidencial. Vargas analiza que Callejas sería “un candidato de mucha confrontación con Daniel Ortega”, y eso podría ser negativo.
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