La oposición de Venezuela necesitaba recoger 195,721 firmas en 30 días, a fin de cumplir el requisito para iniciar el proceso hacia un referendo revocatorio del mandato presidencial de Nicolás Maduro. Sin embargo los venezolanos desbordaron los puntos de recaudación de firmas y en menos de 48 horas más de un millón suscribieron las listas que serán presentadas al Consejo Nacional Electoral.
Esta ha sido otra clara y contundente muestra de que la mayoría de los venezolanos ya no quieren ser gobernados por Maduro, ni soportar la “revolución bolivariana” que ha hundido a Venezuela en la peor crisis económica, social, política y moral de su historia.
Venezuela ya ha tocado fondo. Esta semana el Gobierno redujo la jornada laboral en el sector público a dos días semanales, por la crisis de energía. Por la misma razón el comercio, la industria y el área de servicios de la empresa privada están semiparalizados. En el colmo del ridículo el Gobierno ha declarado “enemigos de la patria” a los hornos de microondas y las secadoras de pelo.
Venezuela alcanzará este año una inflación de 720 por ciento, va hacia una hiperinflación que significa caer en un caos económico y social caótica, a menos que la economía cambie de rumbo para lo cual es indispensable cambiar de previo el Gobierno y todo el sistema político.
Venezuela está en una “coyuntura crítica”, como llaman los autores del libro Por qué fracasan las naciones, Daron Acemoglu y James A. Robinson, a la situación histórica en la que un sistema económico y político ha llegado a su máximo grado de crisis y se necesita con urgencia un cambio radical. O, para decirlo con las palabras de Lenin, ídolo de los extremistas de izquierda que todavía detentan el poder en algunos países, Venezuela se encuentra en una “situación revolucionaria”, que se produce cuando los de arriba ya no pueden seguir gobernando pero los de abajo todavía no tienen suficiente capacidad para sacarlos del poder.
Ante la irracional obstinación de Maduro y su camarilla de mantenerse en el poder al costo que sea, en Venezuela se habla de que la única posibilidad de cambio es un pronunciamiento militar. Alerta antes esta indeseable posibilidad, la oposición venezolana que es civilista ha acudido ante la OEA, para pedir que se invoque la Carta Democrática Interamericana y se ayude a encontrar una salida pacífica y cívica de la crisis.
Para que la OEA actúe se necesita la decisión de por lo menos 16 gobiernos de los países miembros de dicho organismo hemisférico. Una cifra difícil de alcanzar por la mediocridad y la cobardía de algunos gobernantes democráticos y la sumisión al chavismo de los que se han lucrado con el petróleo venezolano.
Pero la verdad es que con la OEA o sin ella la crisis de Venezuela se tiene que resolver. El régimen chavista es como un divieso que ha madurado y de cualquier manera se le tiene que extirpar.
