1. España, México, Colombia, y Panamá han iniciado planteamientos, estrategias didácticas, capacitaciones, materiales y programas sobre la participación ciudadana, la ética, los valores familiares y personales para los adultos; componentes de la educación en valores para los adultos en el nuevo contexto de urgentes necesidades en la década que estamos viviendo. Un nuevo reto asumido por la universidad, el Ministerio de Educación o un organismo no gubernamental vinculado a la educación.
2. No es un problema coyuntural como puede ser el económico o de producción; se trata de una nueva propuesta de educación integral en valores al adulto para reflexionar, orientar y crear nuevas actitudes y conductas. Un nuevo concepto de aprender y enseñar a “ser” libre, participativo, fraterno capaces de crecer cada día, de vivir con coherencia y en buenas relaciones. Una nueva construcción para todos los adultos de una educación integral para ir llenando los vacíos, las inconsistencias y desviaciones en nuestra realidad social, laboral, familiar y personal. Una educación no formal, de la vida y para la vida donde vivamos y dejamos vivir.
3. Los valores son considerados como cualidades deseables del ser humano, donde a veces los títulos de doctor, máster o licenciado pueden reflejar lo opuesto en conductas humanas deseables. Esta educación no tiene que ver con cantidades de conocimientos acumulados, ni con dominio de lenguajes mecanizados tecnológicos o de una gran formación académica individualizada. Es una educación de reflexión y de acción, de vivencias positivas, de experiencias familiares, comunales y espirituales que nos hacen crecer. Una educación que lleva al cambio de nuevas y necesarias actitudes y conductas.
4. Educar en valores en Nicaragua no es tarea fácil, pero es urgente. Estamos viviendo una seria crisis de valores con situaciones angustiosas en los hogares por nuestras actitudes irresponsables e insensibles como padres; con una cultura de corrupción y abusos en lo político, social y laboral. Con un incremento de las pandillas, el robo, las drogas, la violencia y la muerte. Con el alcoholismo y la irresponsabilidad en los accidentes de tránsito; la falta de credibilidad en nuestras instituciones, de los actuales partidos políticos, de los líderes y gobernantes.
En nuestro país los valores y principios en vez de “valer” se vienen debilitando peligrosamente; en las últimas cuatro décadas están surgiendo con mucha fuerza los antivalores y un nuevo proceso de deshumanización e insensibilidad abierta y velada por intereses de grupos o élites internas y externas.
5. Debemos de entender un nuevo concepto amplio de educación, que es lograr el desarrollo de la facultades, capacidades, destrezas y hábitos de manera integral en función con el contexto real de nuestro roles como padres, como ciudadanos y como cristianos. Tiene un peso significativo en nuestro país la influencia de los componentes de la educación no formal, que constituyen lo que se ha llamado el currículo oculto: la televisión, la radio, los bacanales, la recreación con licores y la infidelidad. Lo opuesto al concepto de educación es la ignorancia, la barbarie, el salvajismo, la desconsideración, la insolencia, la incivilidad y el vivir solo para la carne y el dinero. Esta educación en valores para los adultos es para mejorar nuestras actitudes y conductas para que no seamos cobardes, desagradecidos, pusilánimes y egoísta.
6. Nuestra vida diaria gira, sin saberlo en torno de los valores y los antivalores; nuestra conducta en diferentes momentos y lugares está influenciada por el bien o el mal, la verdad o la mentira, lo moral o inmoral, la justicia o la represión, la paz o la violencia, etc. Ellos impulsan el comportamiento diario, nuestras actitudes son aprendidas e influenciamos para bien o mal a las personas de nuestro entorno.
Este programa de educación en valores es para la reflexión, para la motivación y el compromiso de ser mejor persona para el entorno. Y debe ser una tarea para la universidad, el Ministerio de Educación (Mined) o una ONG para que elaboren y presenten una primera propuesta de educación en valores; un programa con su marco teórico producto de investigaciones y estudios de nuestra realidad, con su base filosófica y sociológica, su metodología especial de trabajo, los pasos originales de sus capacitaciones, con un plan de seguimiento y una evaluación de los resultados o productos de acuerdo a indicadores de valores.
7. Y esta propuesta inicial debe ser mejorada, enriquecida con compromisos del Mined, Inatec, empresas privadas, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil y denominaciones religiosas. Y en este proceso participativo con cobertura nacional con su respectiva divulgación se hace un pilotaje en sectores específicos en la capital en algunas cabeceras departamentales y algunos municipios rurales. Después de esta validación se presenta para que el sistema educativo y las autoridades del Gobierno lo valoren y lo aprueben.
Los asesores en educación del Ejecutivo deben de interesarse también en el desarrollo de esta estrategia de educar y enseñar a educar en valores a todos los adultos dentro de la educación no formal. Realizando capacitaciones estratégicas con participación desde los diputados, magistrados, equipos de ministros. Y no debemos pensar ni decir: “Esto no es para mí”. Todos tenemos debilidades, vacíos, inconsistencias y desviaciones personales de cara a la educación en valores en sus diferentes componentes. No olvidemos que nuestros centros instruyen de alguna manera pero no forman personas para los roles de ciudadanos, padres de familia, trabajadores y buenos cristianos.
El autor es ex Asesor de la Dirección General del Mined.